Faltan 47 días para una fecha marcada en rojo en el calendario de Fernando Alonso. El piloto español ha diseñado para 2019 una temporada en la que participará en algunas de las grandes pruebas del automovilismo mundial y las 500 Millas de Indianápolis será la guinda. Será la segunda vez que compita en la prueba de la Indy500, pero esta vez lo hará sabiendo que si logra subirse a lo más alto del podium entrará en la historia.
McLaren ha hecho público este lunes uno de los secretos mejor guardados hasta la fecha: el diseño de su monoplaza McLaren Indy 2019. Al contrario que en la primera participación de Alonso en Indianápolis, los de Woking han llevado a cabo todo el trabajo de diseño del monoplaza de la mano de Chevrolet. La firma americana suministrará al coche del piloto español sus motores IndyCar V6 de inyección directa y doble turbo de 2.2 litros.
Esta nueva estrategia por parte de McLaren tiene sus pros y sus contras. Por un lado, Alonso contará con toda una estructura de equipo construida entorno a él y con el único objetivo de que el asturiano logre su ansiada triple corona. Por otro lado, aunque figuras tan relevantes en la IndyCar como Bob Fernley se han unido al proyecto, Alonso no contará con la experiencia de una escudería como Andretti Autosport, con la que pilotó en 2017.
McLaren tira del pasado
El diseño del monoplaza de McLaren para las 500 Millas de Indianápolis es una recolección de homenajes y amuletos de su pasado. La historia de la escudería de Woking está muy ligada a la competición en Estados Unidos. Su fundador, Bruce McLaren, pilotó sus coches a uno y otro lado del charco.
McLaren dominó la CanAm entre 1967 y 1971, un campeonato de velocidad que se disputaba entre EEUU y Canadá hasta mediados de los 80. Además, la leyenda de los McLaren en territorio estadounidense también se extiende en las 500 Millas de Indianápolis: la escudería ganó en 1972, 1974 y 1976, dos de ellas como equipo oficial, igual que competirá en 2019.
Entre los homenajes del McLaren 66 a su fundador está el color. Durante muchos años, los monoplazas de la escudería fueron llamados las flechas plateadas gracias a su alianza con Mercedes. Para su nueva era en la Fórmula 1, y también para la participación de Alonso en Indianápolis 2017, la escudería recuperó el color papaya que había sido el protagonista de los primeros coches del equipo en la era de Bruce McLaren.
Al naranja papaya la acompaña el azul eléctrico que también está presente en el MCL34 de Fórmula 1. En general, y a excepción del aluvión de patrocinadores que pintan la carrocería del coche de la Indy, el monoplaza para Indianápolis y el de la F1 se asemejan en aspecto.
Otro de los secretos que guarda el nuevo McLaren de la Indy500 es el número con el que participará Fernando Alonso en las 500 Millas, y que también da nombre al coche McLaren 66. La elección del dorsal 66 honra la primera victoria de McLaren en el circuito de Brickyard lograda con el M16 de Mark Donohue en la temporada 1972, misma campaña en la que también ganarían las 500 Millas de Indianápolis.
Aunque Fernando Alonso participará en los test de la Indy500 este martes 9 de abril en Texas, el español no pilotará el McLaren 66 sino una opción b del monoplaza con la que el asturiano vuelva a recuperar las sensaciones de conducir este tipo de vehículos. Alonso no se subirá el verdadero coche hasta la prueba abierta en el Indianapolis Motor Speedway el 24 de abril.
EEUU, el talismán en 2019
Dentro de la minitemporada que ha montado Fernando Alonso para este año, Estados Unidos se desmarca como un país clave. Tres de las cinco pruebas que disputará en los primeros seis meses del año se celebrarán en dicho país.
Hasta el momento, EEUU se muestra como un talismán, el tercero al que se aferra McLaren. Alonso cuenta por victorias sus participaciones allí. Conquistó las 24 Horas de Daytona junto con Cadillac y repitió victoria en las 1.000 Millas de Sebring con Toyota dentro del mundial WEC.
El próximo 26 de mayo la cita está clara. Las 500 Millas de Indianápolis guardan un hueco en la historia al asturiano y la oportunidad de seguir construyendo su leyenda en territorio americano. Desde que llegó en 2017 a disputar por primera vez la emblemática prueba de la IndyCar, Alonso ha logrado hacerse más y más popular en Estados Unidos.
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