Renault ha cambiado por completo su imagen en las últimas semanas. La nueva configuración del RS20 no solo funciona, sino que ha dado un salto de calidad al equipo y ha mejorado sus expectativas para esta temporada. Los resultados están empezando a llegar y van de la mano de unas buenas sensaciones que confirman todo el trabajo que está haciendo el equipo de Cyril Abiteboul desde el comienzo del curso.
La escuadra francesa no tiene nada que ver con la del año pasado, un equipo errático, lento, poco fiable y que era una sombra de lo que debía ser un coche de una marca tan prestigiosa. Sin embargo, la realidad ha dado un giro de 180 grados y ahora son los galos los que marcan el ritmo de la clase media, los aspirantes al podio cuando fallan los grandes, tal y como hizo Ricciardo en Nürburgring.
Sin embargo, este crecimiento parece no haber llegado a su tope, sino que le queda cuerda para rato. La nueva configuración del RS20 y los avances aerodinámicos y en la parte trasera del coche han convertido al Renault en el monoplaza revelación, en el proyecto en ascenso, en un rival a tener en cuenta. Lo que parecía ser un páramo sin vida ni ilusión hasta 2022, ahora es algo completamente distinto, innovador y atrevido.
Renault se ha crecido y como tal, cambian también sus perspectivas para el próximo curso. Ya incluso este año, las expectativas han crecido, pero todos confían en que la buena base que está quedando en este 2020 sirva para poner al equipo en una buena zona de cara a un 2021 en el que se produce el regreso de Fernando Alonso. Habrá que ver cómo es el nuevo proyecto de Red Bull en su último año con Honda, la nueva ilusión de Ferrari o la llegada de Aston Martin a Racing Point, pero todo hace indicar que Renault volverá a estar ahí, aunque el objetivo sea 2022.
El vínculo entre Alonso y Renault
La relación entre Fernando Alonso y Renault es muy poderosa. Verdaderamente, Fernando se siente en la marca del rombo como en su casa. Por ello, su trabajo está siendo infinito. A pesar de que su fichaje empieza de forma oficial en 2021 y que evidentemente, también va en su beneficio estar implicado, la verdadera razón de la imagen que está dejando Fernando estos meses es su amor por la marca.
Con los galos se hizo grande en la Fórmula 1, alcanzó sus primeros éxitos y batió sus primeros grandes récords. Su primera pole position, su primer podio, su primera victoria y así hasta alcanzar la cima en dos ocasiones para conquistar la Fórmula 1 más difícil de todos los tiempos, la que era propiedad de Michael Schumacher, el rey imbatible hasta la llegada del asturiano.
Por todo ello, Alonso se siente de alguna manera en deuda, no porque él les deba nada realmente, ya que Fernando también hizo grande a la marca como volverá a hacerlo ahora, pero allí fue realmente feliz, se sintió querido y respaldado y por eso siempre estuvieron ahí. A pesar de no tener nunca más el proyecto ambicioso que merecía, Renault siempre fue una opción, una puerta entre abierta para retornar, como sucederá en este 2021.
En cualquier otra marca sería muy difícil que Alonso hubiera mostrado una implicación total desde el primer momento, ya que en Renault se siente arropado, querido y admirado. Todos deseaban la vuelta del hijo pródigo y él confirmó su regreso a casa a pesar de que no ser un proyecto que le garantizase los mayores éxitos. Sin embargo, es feliz, la ilusión es máxima y encima se está gestando algo que puede ser muy bueno para ambos. Fernando puso todo eso en una balanza y se decantó por su vuelta.
Fernando y Renault están y estarán unidos para siempre. A pesar de que Alonso haya conseguido victorias en McLaren o en Ferrari, la marca del rombo siempre será su primer amor, el más intenso, el más apasionado, el de una juventud que ahora se ha convertido en la madurez de un piloto experimentado que quiere ganar, pero también hacer crecer a un equipo que considera su casa. Si su labor resulta útil y ayuda a que los galos venzan en el futuro, aunque él ya no esté a los mandos, se sentirá orgulloso, por eso es una relación perfecta.
Un compromiso máximo
No obstante, este sentimiento no solo es palabrería, o sensaciones, o unas cuantas publicaciones en las redes sociales. Este amor que Fernando le tiene a Renault se está demostrando en cada gesto del asturiano desde que firmara su contrato por el equipo francés y desde que concluyera su sueño de las 500 Millas de Indianápolis. El trabajo de Alonso en Enstone está siendo incansable.
El piloto español está pendiente de cada detalle, de cada avance. Revisa todos los informes que se realizan sobre el coche minuciosamente y asiste, telemáticamente muchas veces, a las reuniones de equipo que se producen y en las que también están involucrados Ricciardo y Ocon.
Han sido ellos precisamente quienes más se han dado cuenta del trabajo que está haciendo Alonso porque saben lo duro que es y el beneficio que puede traerles a los tres. Al final, se trata de una relación profesional en la que a todos les interesa que el coche vaya lo más rápido posible. Se estudia cada detalle, que tenga un buen paso por curva, aceleración en las salidas, que sea potente, que no tenga malas sensaciones y que no degrade los neumáticos que. Además, que sea capaz de tener ritmo de carrera con diferentes cargas de combustible, que sea competitivo también a una vuelta y que la telemetría confirme todas y cada una de estas percepciones.
Era precisamente Esteban Ocon, compañero de Ricciardo este año y de Alonso el que viene, quien se congratulaba de ver la implicación del español ya que era una tercera vía que tenía el equipo y el RS20 de mejorar y de probar los avances, una vía que se unía a la suya propia y la del australiano que ha devuelto al equipo al podio casi una década después.
Por ello, Fernando está realizando las mayores sesiones de simulador posibles, porque no solo le permiten a él adaptarse al coche, sino que es una forma de comparar los resultados de los tres pilotos y de tener una nueva fuente de información. La Fórmula 1 hoy en día son datos y dinero, datos malos que conviene desechar y datos buenos en los que se invierten grandes cantidades para crecer décima a décima. Y en ese proceso está inmerso Alonso, dejando alucinados a todos con su compromiso y su dedicación.
Renault sigue pensando en 2022
La situación de Renault actualmente es enormemente positiva, sobre todo en sensaciones. El crecimiento del coche es patente y por eso se espera que cada vez lleguen más y mejores resultados. Lo visto hasta ahora es la punta del iceberg y lo que necesita el equipo galo es seguir demostrando que son competitivos y que no es flor de un día.
Sin embargo, este crecimiento no variará la hoja de ruta del equipo francés, que tiene clara su línea a seguir para los próximos años. Con la llegada de Fernando Alonso, ambas partes llegaron a un acuerdo y es que el año de ponerse a prueba y medir realmente su rendimiento sería 2022. Hasta entonces, habría tiempo de evolucionar, crecer y explorar los puntos a mejorar porque los recursos son limitados y la reglamentación también pone límites a la explotación de los monoplazas.
No obstante, el buen rendimiento que está alcanzando el equipo en esta fase de la temporada había hecho lanzar las campanas al vuelo, especulando con la posibilidad de que Renault pudiese intentar dar el salto a lo más alto ya en 2021, con el regreso de Fernando. Sin embargo, no será así. Desde Enstone afirman que, efectivamente, el equipo ha mejorado y que las previsiones para 2021 son mejores, pero no por ello destinarán esfuerzos en ese punto.
Desde la jefatura del equipo con Cyril Abiteboul a la cabeza tienen claro que en cuanto puedan los esfuerzos y las inversiones se harán enfocadas al coche de 2022. El equipo no quiere gastar balas antes de tiempo y, aunque la opción de pensar en el 2021 pueda ser golosa y apetecible, quieren mantener la cabeza fría, no dar pasos en falso y mantener su plan inicial, echando el resto en el momento que tenían pensado.
Ese momento llegará a partir del 1 de enero de 2021, momento en el que la reglamentación permite trabajar a fondo en el coche del año siguiente. Por ello, seguirán evolucionando el coche de la temporada que viene hasta ese día, sin perder la perspectiva de cuál es su idea realmente, tal y como han acordado el propio Fernando y la marca del rombo.
El asturiano entendía que, visto el crecimiento y el rendimiento actual, el equipo pudiese destinar algunos de sus efectivos en intentar ir rápido ya el próximo año, pero desde la escudería han reafirmado su compromiso y aseguran que, a pesar de que la base del RS20 del próximo año sea mejor de lo que parecía en las primeras previsiones, solo será eso, una mejora de base, y que los esfuerzos estarán enfocados en el año del cambio.
De esta forma, aunque Renault y Fernando puedan tener éxitos ya el próximo año como los que pueda conseguir Ricciardo en este 2020, la referencia seguirá siendo pelear por lo máximo en ese año mágico que la Fórmula 1 espera como el principio de una nueva era.
Alonso y el reto de Hamilton
A pesar de tener 'solo' dos mundiales en sus vitrinas y de que en McLaren le birlaran uno por ir en su contra, Fernando siempre ha estado considerado como uno de los mejores pilotos de la historia. Al igual que sucede con Ayrton Senna, que tiene tres entorchados, siempre se le ha considerado más por su talento y por sus hazañas que por sus resultados, los cuales no son pocos. Sin embargo, la sensación y el brillo que dejaba Fernando en la pista le han servido para estar en el Olimpo.
No obstante, el asturiano se ha ganado ese derecho y esa consideración a pulso, exhibición tras exhibición, muchas veces sin tener el mejor coche de la parrilla. Por ello, es alguien especial, pero también por haberse medido con algunos de los más grandes en lo que siempre han sido batallas épicas, de las que crean afición.
Su primer gran rival y, seguramente, el que le hizo crecer y tener las luchas más bonitas que se recuerdan, fue Michael Schumacher. Con el Káiser, Alonso dejó adelantamientos, defensas y momentos para el recuerdo. El español llegó al 'Gran Circo' cuando el alemán estaba en la cúspide, en un sitio intocable, convertido en toda una divinidad. Sin embargo, este irreverente asturiano, joven por aquel entonces, se propuso alcanzarlo y batirlo, y lo hizo, terminando con el mayor reinado de la historia.
Ahí comenzaron los días de gloria de un piloto que se ha medido a leyendas como Raikkonen, Vettel o Hamilton. Fue precisamente con el inglés con quien tuvo una rivalidad feroz cuando estaban en el mismo equipo. Alonso tenía su tercer entorchado en la mano, pero las malas artes de su propio equipo, lideradas por Ron Dennis, sirvieron en bandeja a Kimi Räikkönen el último mundial a Ferrari.
Ahora, ese joven Lewis Hamilton ha crecido y se ha convertido en el líder absoluto de la Fórmula 1. Está pulverizando todos los récords. Ya ha alcanzado a Schumacher en número de victorias y cuando Fernando regrese a la parrilla, puede haberlo hecho también en número de títulos. Por ello, enfrentarse al británico será un nuevo reto.
Como aquel joven que vestía de azul en Renault y que se propuso derrocar a Schumacher, Alonso tendrá ante sí el reto y la posibilidad, siempre y cuando Renault pueda llegar a ello, de intentar poner fin a la hegemonía de Hamilton, el piloto que en su ausencia se ha coronado como uno de los mejores de la historia.
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