Romain Grosjean dejó la imagen de este fin de semana. El piloto francés perdió el control de su coche en la primera vuelta del Gran Premio de Bahrein de Fórmula 1 y no pudo evitar su choque frontal contra el muro. El monoplaza se partió en dos y su monocasco quedó insertado en la valla, mientras lo que quedaba de chasis ardía. El de Haas consiguió salir del 'cockpit' y librarse de esas llamas, pero sobre todo se salvó de ser degollado por las protecciones gracias al halo.
Este sistema se instaló en la F1 en 2017, un año en el que Grosjean no se mostraba muy conforme con su aplicación. "No quiero que se frene la seguridad en la F1, pero somos pilotos y sabemos que nos dedicamos a un deporte peligroso así que no estoy a favor del halo. Creo que no es ADN de la F1 y con él no veo lo que vi de pequeño o cuando la competición empezó en los 50. Si finalmente se implanta, vale. Pero si tuviera que votar lo haría en contra", explicaba el piloto francés en una entrevista en ESPN.
Hoy puede contar lo que vivió gracias en gran parte a que esa parte del coche que protege la cabeza del piloto hizo que las vayas se abrieran a su alrededor, en vez de que chocase con su casco contra esas protecciones. Él mismo reconocía en sus declaraciones desde el hospital que no apoyaba el halo, pero que gracias a él está vivo: "Hace unos años no estaba el halo, creo que es algo muy bueno que tenemos en la Fórmula 1".
La Fórmula 1 recordó este domingo que es un deporte muy peligroso y que un mínimo descuido puede costar la vida de una persona. También quedó demostrado que es un deporte muy seguro por todas las medidas que se han tomado en los últimos años y que el trabajo que se ha hecho con los coches, los monos, los cascos y los circuitos ha servido para que lo ocurrido en Shakir no acabase en tragedia. El halo encontró su razón de ser en el accidente de Grosjean.
El halo le salvó
Ese pequeño ángel de la guarda relativamente nuevo y que ha salvado hoy a Grosjean de un percance realmente serio es el halo. Este instrumento que tiene una forma de T curveada está hecho de titanio y que resiste hasta 12 toneladas de peso, evita que grandes elementos como ruedas o fragmentos del coche, o incluso otros coches de rivales, puedan golpear al piloto que, con las manos en el volante, ni siquiera puede cubrirse la cabeza ante esos impactos.
A más de 200 kilómetros por hora y en un choque que, según los primeros informes, se produjo con 53G de fuerza, el estado del piloto hubiera sido peor que el de su bota, calcinada entre las llamas en una de las partes de su monoplaza. El Haas no aguantó el impacto y se rompió en dos. Ahora Grosjean siempre podrá presumir de haber sido más duro que su coche porque él salió entero, valiente y veloz tras pasar más de 20 segundos entre las llamas.
[Más información: El halo de la guarda de Romain Grosjean: la protección que le salvó la vida en Bahrein]