Romain Grosjean está vivo de milagro. Su nombre ya es uno de los más destacados de esta horrible 2020, ya que el destino había marcado en el circuito de Sakhir de Bahrein su fin. Sin embargo, el francés tuvo una iluminación en forma de pensamiento que le hizo salir de aquella bola de fuego en la que se había convertido su Haas. El corredor, después de haber pensando incluso en la muerte, se acordó de sus hijos y salió con el último gramo de fuerza que le quedaba.
Ahora ha regresado al circuito en el que casi pierde la vida hace tan solo unos días para rememorar cómo fue todo lo vivido y poder contar la que será la experiencia más fuerte de toda su vida. El francés tiene como gran objetivo despedir la temporada montado en su Haas en Abu Dhabi, pero prefiere ir paso a paso y lo que espera ahora es poder recuperarse totalmente.
A pesar de que no olvida aquellos 28 segundos que para él fueron como minutos, su gran objetivo es "correr el Gran Premio de Abu Dhabi" y despedirse "cruzando la línea de meta". Además, asegura que es un pensamiento un tanto egoísta, pero es su voluntad: "La mano derecha estará lista, al cien por cien, y la izquierda depende de una reducción de la inflamación. Me rompí la mano en la cocina este año, no se lo dije a nadie, yo puedo aguantar esa clase de dolor. Pero no voy a arriesgar la movilidad futura de mi mano por una carrera. Tengo unos 60 años por delante con mis manos así que una carrera es importante, pero no tanto
A través de una rueda de prensa telemática, Grosjean ha narrado cómo fue su accidente: "Cuando el coche se detuvo, desbloqueé mi cinturón. No tengo el recuerdo de quitar el volante, pregunté por eso más tarde y me dijeron que lo tenía entre mis piernas. Al intentar salir algo me tocó en la cabeza. Mi primer impulso fue esperar a que alguien me ayudase. Pero miré a los lados, izquierda y derecha, vi fuego, y me di cuenta de que no tenía tiempo para esperar. Intenté moverme, no podía, y tenía en la cabeza la imagen de Niki Lauda. No podía acabar así, esta no podía ser mi última carrera, pero estaba atrapado".
El peor momento
"El momento menos agradable fue cuando mi cuerpo empezó a relajarse, estaba en paz conmigo mismo y me dije: 'Voy a morir. ¿Será doloroso? ¿Por dónde va a empezar?'. Quizás fueron milisegundos, pero empecé a pensar en mis hijos, en que no podían perder a su padre. Me revolví, el pie estaba atrapado, me impulsé tan fuerte como pude y saqué el pie sin el zapato. Cuando tengo el hombro fuera del cockpit ya pienso que puedo salir del coche. Toqué el coche con las manos y sentí mucho dolor, pero en ese momento ya era consciente de que podía salir. Tras pasar el guardarraíl me tocó Ian Roberts, delegado médico de la FIA, y ya supe que estaba con alguien".
"Movía las manos porque me dolían mucho, me quité los guantes porque no quería que se me quedaran pegados a las manos, tenía esa imagen en la cabeza. Ian me gritaba con palabras muy claras y le dije que se fuera a la mierda, que me hablase normal. Fuimos al coche médico y me pusieron frío en las manos, porque me estaba quemando, y les dije que el pie izquierdo estaba roto porque me dolía mucho".
"Me dijo Ian que venía la ambulancia para ir al centro médico. Yo le dije que iríamos caminando hasta la ambulancia. Al final entendieron que para mí era fundamental que hubiera imágenes caminando hacia la ambulancia, enviar el mensaje de que estaba bien, aunque fuese contraproducente para la lesión".
Las manos quemadas
Los momentos duros no se limitaron solo a lo sucedido en el accidente, sino que en el hospital pudo comprobar el estado de sus manos tras las quemaduras: "Cuando me quitaban la piel con las tijeras ves cosas que no te imaginas… pero espero recuperarme cada día mejor que el anterior". Además, tiene un pensamiento en la cabeza, y es que si viera su propio accidente por televisión "estaría seguro de que el piloto ha muerto".
Grosjean también ha hablado de la polémica creada por Ricciardo y las imágenes del accidente, las cuales fueron emitidas por la Fórmula 1 una vez se sabía que el galo estaba relativamente bien: "Entiendo las dos posturas. Para quienes tienen que volver a pilotar es muy duro. Pero por el otro lado entiendo a la F1, son imágenes extraordinarias y el espectador tiene que procesar y entender que no es falso, que no es un sueño".
Pensó en su familia
Grosjean asegura que lo más difícil de todo ha sido hacer sufrir a las personas que más le quieren: "Mi hijo mayor pensaba que se me habría quedado la cara negra. El pequeño está convencido de que salí volando del coche. Mi hija, de tres años, me hace un dibujo todos los días. En la última llamada no se ponían en el vídeo, me alegré porque quiere decir que ya se han acostumbrado".
"Para mi mujer fue muy duro, voló el lunes a Bahrein y me tenía que dar un abrazo para procesar todo lo que ha pasado. Lo más duro no es lo que tuve que pasar, es mi vida y lo asumo, sino lo que pasó la gente a la que quiero, mi familia y mis amigos. Eso me hace llorar, haber hecho sufrir a la gente hasta ese extremo".
Sin embargo, reconoce que tras el accidente sus prioridades han cambiado. Grosjean no tiene contrato de cara al 2021 en la Fórmula 1 tras su salida de Haas y su intención era probar suerte en la IndyCar. No obstante, ahora ya no lo tiene tan claro después de este suceso: "Mi prioridad la semana pasada era firmar un contrato para 2021, pero ahora ha cambiado. En la IndyCar, los óvalos son peligrosos y estaría lejos de mi familia. Si no corro, pasaré tiempo con mis hijos y montaré en bicicleta".
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