Que el Rally Dakar es una de las carreras más difíciles del mundo no es algo que haya que contarle a Carlos Sainz, participante en 14 ediciones y vencedor hasta en tres ocasiones de esta mítica prueba de rally-raid. Sin embargo, que esta edición de 2021 tenga completamente descolocado al campeón español es una buena muestra de que está siendo un Dakar muy atípico.
El piloto madrileño se desquitó de los sinsabores de días atrás sumando su segundo triunfo en la sexta etapa del Dakar, la previa a una jornada de descanso en la que deben replantearse su futuro en la carrera. Cierto es que queda todavía la mitad del rally y que todavía pueden pasar muchas cosas en el incierto desierto árabe, pero la realidad es que tienen que buscar una nueva estrategia que les acerque al primer puesto de Peterhansel.
De momento, 'Monsieur Dakar' se ha destapado como el corredor más regular de todos a pesar de que no ha ganado ni una sola etapa. Tampoco quiere hacerlo, ya que prefiere seguir teniendo posiciones retrasadas y no abrir ningún día la pista. De momento, su táctica no le está yendo mal. Aunque tampoco le ha ido muy mal la suya a Al-Attiyah, que sí se ha llevado tres triunfos y que se sitúa segundo a menos de seis minutos del francés.
Por su parte, Carlos está ahora a 40 minutos tras haber recortado un poquito en la jornada que ha tenido lugar entre Al-Qaisumah y Ha'il. El español se ha mostrado por primera vez mínimamente contento con su rendimiento y con el de su copiloto Lucas Cruz, aunque ambos son conscientes que los errores de navegación que han cometido, sean o no por culpa de la organización y su excesivo afán por enrevesar la carrera, les han alejado y mucho de la victoria.
"Estamos contentos de haber tenido al menos una etapa limpia. La de hoy ha sido más en arena, sin demasiados cruces, siempre a rumbo y sin excesivas dificultades de navegación. Hoy ha sido quizá el mejor día y el peor quizá todos los demás días, porque en todos hemos perdido tiempo. Un día perdimos 30 minutos, al día siguiente 20, al otro 5... es más de una hora y no podemos estar contentos ni Lucas ni yo con lo que hemos estado haciendo".
Carlos se encuentra profundamente resignado y decepcionado, especialmente porque sabe que su ritmo de carrera es tan fuerte o más como el de los hombres que tiene por delante. Sin embargo, en el Dakar no solo vale correr, también hay que manejarse como nadie entre las dunas y entre los laberintos preparados por la organización, algo que es su especialidad, pero en lo que han fallado en exceso.
Los fallos cometidos
"Podíamos haberlo hecho mejor. No en la navegación pura, como hoy, sino en etapas con grandes valles con muchos caminos, cruces y waypoints secretos. No lo hemos entendido bien, tenemos que analizarlo con cuidado porque es otra filosofía de carrera".
Sin embargo, Carlos Sainz no se rinde y no da por perdido este Dakar a pesar de que se ha puesto muy cuesta arriba. Es consciente de que todavía queda la mitad de la carrera y, aunque la distancia es grande, todo puede pasar, ya que quedan etapas para que sus rivales sufran y en las que la pareja española deberá minimizar sus fallos.
Para comenzar, la séptima etapa será una de las más duras de todo el rally y Carlos tendrá el hándicap de comenzar en una posición poco positiva de cara la estrategia, ya que será el encargado de abrir pista en el turno de los coches. Terminar en buen lugar será clave para poder dar un gran zarpazo en la etapa 8, marcada en rojo por todos al ser a la vuelta de un día sin asistencias. Por último, el plato fuerte llegará con la penúltima etapa, la especial más larga y dura de toda la prueba. De momento, mientras haya carrera, habrá esperanza.
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