Maverick Viñales y Yamaha separan sus caminos. Ya es una realidad oficial y consumada porque Aprilia ha anunciado el fichaje del piloto español para la próxima temporada. Después de los momentos más complicados en la carrera del piloto de Rosas ha aparecido la marca de Noale para recibirle con los brazos abiertos y darle aposento justo cuando su continuidad en MotoGP empezaba a estar en entredicho.
Con la salida de Yamaha confirmada y su firma por Aprilia como un secreto a voces, Maverick podía respirar tranquilo, pero no ha sido el caso en estas últimas semanas. Tanto es así que Viñales ha vivido un verdadero calvario en Austria. Una carrera en la que terminó último y rodando muy lejos de los de cabeza en cuanto a tiempos se refiere, y otra carrera suspendido por decisión interna de la marca de los diapasones después revolucionar adrede el motor de su YZR-M1 poniéndolo en peligro.
Así es como ha terminado, al menos de momento, un conflicto que ha durado mucho tiempo y que se ha agravado en los últimos meses. Maverick, considerándose favorito al título como demuestran sus dos terceros puestos en su trayectoria en MotoGP, nunca ha sido capaz de entender a la perfección la M1, una moto que en cambio su compañero Fabio Quartararo ha llevado hasta la primera posición.
El debate se centra ahora en si esto es un paso atrás de Maverick o si por el contrario, salir de Yamaha ya significa una victoria para él. Y puede haber mucho de cierto en los dos razonamientos. Lo que era imprescindible es que marca y piloto volarán en direcciones opuestas tras comprobarse que el ambiente era ya irrespirable.
¿Paso adelante o atrás?
Desde el punto de vista deportivo, Viñales dará un paso atrás. Dejará de una marca líder y acostumbrada a ganar que este curso está muy cerca de volver a lo más alto del podio tras la tiranía ejercida por Honda y Marc Márquez en los últimos años y después de la sorpresa de Joan Mir y Suzuki en 2020. Y lo hará para pasar a un proyecto en crecimiento, pero que no tiene como meta el éxito porque todavía le queda lejano.
Aprilia es un paso atrás en lo deportivo, una moto con la que luchar por sumar el mayor número de puntos posibles e intentar estar entre los diez primeros. Quizás la llegada de un piloto del talento y la experiencia de 'Mack' pueda hacerles crecer y subir algún peldaño, pero se antoja difícil que puedan estar peleando por un Top5 con Yamaha, Honda o Ducati. Ni siquiera con KTM, ya que los austriacos, con altibajos, han llegado a celebrar victorias mientras que Aprilia todavía sueña con un podio.
Pero también puede ser crecer para Viñales porque le ayudará a liberarse. Llega como líder a un proyecto joven que busca dar pasos hacia delante y compartirá equipo con un amigo que ya le ha recibido con los brazos abiertos, Aleix Espargaró. Huye así de la dura competencia de un Fabio Quartararo que no hace prisioneros y que no le ha dado opción. Seguramente este curso no se la dé a nadie porque parece lanzado hacia el título.
Liberado de ataduras, del yugo de un compañero que no cede ni un milímetro ni una décima, alejado de las últimas polémicas, Maverick podrá centrarse en pilotar de nuevo y en buscar su mejor versión, esa que le hizo ser campeón del mundo antes de llegar a la categoría reina. Además, compartirá garaje con un Aleix con el que ya coincidió en Suzuki en los años 2015 y 2016. Y lo hará después de haber sumado a su palmarés 9 victorias, 13 poles y 28 podios. Números importantes a los que seguir dando forma y crecimiento.
El proyecto de Aprilia
Ahora, a Maverick le queda saber hasta dónde llegará de lejos el nuevo proyecto de Aprilia, una marca que está acostumbrada a invertir en su equipo de motociclismo mucho menos que otros gigantes como Honda o Yamaha. Sin embargo, apostar por un piloto de la talla del catalán les obligará a hacer un esfuerzo extra.
Lo de Noale llegaron a MotoGP en el año 2014 de la mano del Grupo Piaggio y sobre todo bajo el amparo de la factoría Gresini Racing. Una unión que ha durado siete años y que concluirá en este 2021 que significará el inicio de un nuevo camino para ellos. Un camino en el que ya tienen una gran imagen que utilizar como reclamo.
El de Aprilia está considerado como un proyecto joven y en crecimiento llamado a dar ese pequeño salto para situarse junto a los grandes o al menos entre equipos como Suzuki o KTM para poder estar ahí cerca de los primeros, esperado a colarse por cualquier resquicio y arañar grandes éxitos. Al menos, así tendrán que hacerlo en los próximos cuatro cursos.
La marca italiana ha firmado un nuevo contrato con IRTA hasta el año 2026, cuatro temporadas para evaluar su categoría jugando en solitario y buscando sus propios méritos, solos ante el peligro, pero sin estar supeditados a nadie. Como todo, tiene su lado positivo, el de la libertad, y su parte negativa, la de competir sin red y sin margen de error en lo que será la apuesta más decidida de su historia reciente por su propio proyecto.
Ahora o nunca, 'Mack'
Para Aleix y para Maverick será todo un reto también que puede marcar sus carreras el hecho de ser la imagen de esa nueva cara visible del motociclismo y que intentará ganarse su porción en el pastel de los mejores. Si lo consiguen con éxito, si logran el objetivo de dar guerra, volverán a ser dos pilotos codiciados y deseados por las grandes marcas. Y ahí controlarán de nuevo ellos la situación.
El caso de Maverick Viñales será todavía más importante. Tras salir de Yamaha, con quien tenía contrato hasta el 2022, a sus 26 años da un salto al vacío con caída en el mar en el que se ha agarrado al único salvavidas que le quedaba para seguir flotando en el universo de MotoGP. Sin esta oportunidad de Aprilia seguramente habría tenido que buscar acomodo en otra competición. Pero de momento está dentro y tiene una bala más de triunfar.
Lo que le espera, al menos al comienzo, será una pelea ingrata por intentar sumar esos escasos puntos y por intentar estar arriba. El objetivo será evolucionar esa RS-GP que tan buenas sensaciones dio en pretemporada y que, poco a poco, parece quitarse los complejos para conseguir algún resultado más positivo. Todo de la mano de Aleix, noveno en el campeonato.
Se trata de una apuesta arriesgada por el cambio de contexto para Viñales, pero necesaria, ya que está ante su última oportunidad de marcar su propio camino en la élite del motociclismo. Llegará a una nueva casa con la que empezar de cero, sin malos rollos, sin envidias, sin problemas, con la necesidad y la oportunidad de limpiar su mente y su nombre, resetearse y empezar de cero, a trabajar desde el primer día por cada mínimo éxito.
Maverick se la juega al todo o nada sabiendo que tampoco le quedaba otra. Que será un gran cambio, pero que probablemente, si no sale bien, no tendrá otra opción de seguir formando parte de MotoGP. Una situación totalmente opuesta a la que tenía cuando llegó a Yamaha en el año 2017 procedente de su gran año en Suzuki con ese cuarto puesto en el campeonato después de cuatro podios y una victoria. En su primer año de azul oscuro, sumó tres triunfos en el campeonato, su récord en una temporada, y firmó 230 puntos, su tope. Y partir de ahí, todo ha sido una lenta caída que ha terminado de la peor forma.
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