Se acerca el primer aniversario del impactante accidente que sufrió Romain Grosjean en la Fórmula 1. El próximo 29 de noviembre se cumplirá un año de su golpe contra el guardarraíl a 192 km/h y su milagrosa huida del monoplaza en solo 27 segundos sobre las llamas provocadas por el impacto. Aquel día volvió a nacer, pero todavía sigue recuperándose de las secuelas, que fueron pocas para lo que pudo ser.
Muchos siguen sin poder olvidar la escena ocurrida en el Gran Premio de Bahrein y él nunca ha ocultado las graves heridas que sufrió en sus manos, en especial la izquierda. La derecha está "100% bien", reveló la pasada semana en el podcast In the Fast Lane. "Sólo tengo que ponerme protección solar cuando me pongo al sol porque es una piel nueva", añadió.
Diferente está siendo su recuperación en la mano izquierda. Hace no mucho que se pudo quitar las vendas, pero las marcas todavía son muy presentes y convive con el dolor. Por ello, el piloto francés ha vuelto a someterse a otro trasplante de piel.
Lo ha anunciado él mismo de forma natural en sus redes sociales: "Llevar a los niños a la escuela, sesión de gimnasio y luego tener una nueva piel en la mano izquierda", escribía este martes en su perfil de Twitter.
No se descarta tampoco que Grosjean tengan que volver a someterse a otro trasplante en 2022. Romain sigue con su lucha aunque es consciente de la realidad: "Nunca volverá a estar perfecto", reconoció sobre su mano izquierda. "Es doloroso, pero aprendes a vivir con ello", añadió.
Y es que Grosjean se salvó aquel día en Bahrein de un fatídico desenlace y eso nunca lo olvidará: "Puedo jugar con mis hijos, puedo conducir, básicamente puedo vivir con normalidad. Hay algunas cosas en las que estoy un poco limitado, pero el 95% de las veces funciona bien. No se ve muy bonita, pero es mi cicatriz de guerra".
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