Una broma de mal gusto ha puesto a Jean Alesi (Aviñón, Francia; 1964) ante la justicia gala. El expiloto de Ferrari fue detenido el lunes por, supuestamente, detonar un "artefacto explosivo" en el estudio de arquitectura de su cuñado y producir importantes daños materiales. Lo está investigando la Fiscalía de Nimes. Después de quedar relegado al ostracismo por su carrera y el fracaso de su hijo Giuliano, que también está implicado, en la Fórmula 2, llega este caso que ha sacado los colores de la familia.
Alesi disputó 13 temporadas en Fórmula 1 con Tyrrell, Benetton, Sauber, Prost, Jordan y Ferrari con quienes consiguió su única victoria en el Gran Premio de Canadá de 1995. Subió 32 veces al podio, logró dos poles y marcó cuatro vueltas rápidas. Aunque en Francia es muy valorado, de hecho, es comentarista principal en Canal+, la televisión que tiene los derechos de la F1 en el país, siempre ha estado a la sombra de Alain Prost.
En el caso de su hijo, la comparación con otros pilotos franceses jóvenes es más vergonzosa. Con Esteban Ocon y Pierre Gasly triunfando en la Fórmula 1, ya que lograron sus primeras victorias en el 'Gran Circo' durante el 2021, él trata de seguir con su carrera en el automovilismo en Japón. El joven de 22 años, que debutó en Fórmula 2 en el 2019, se quedó sin asiento y se marchó a la Super Fórmula. Formó parte de la Ferrari Academy y su padre incluso vendió un coche para poder costearle la carrera.
Según la información que publican los medios franceses, el cuñado de Alesi se está divorciando de su hermana, lo que podría ser un factor motivador en el incidente. Jean compró un gran petardo en Italia y lo encendió frente a la ventana de la oficina. El expiloto calificó el caso como "una broma de mal gusto" y excusó su actitud exponiendo que no se imaginaba "que causarían tanto daño". Tanto él como su hijo se enfrentan a una pena de hasta 10 años de prisión y una multa de 150.000 euros.
La trama
Alrededor de las 22:00 horas del 18 de diciembre, en Villeneuve-les-Avignon, Francia, los vecinos cercanos a la oficina llamaron a la policía preocupados porque estaban escuchando explosiones, tal y como relata el periódico L'Equipe. En torno a esa hora, el galo, acompañado por su hijo y su hermano, colocó y detonó un gran petardo en la ventana. La explosión destrozó el cristal antirrobo, causando daños en el marco y las persianas.
Para tratar de no dejar ningún rastro cogió prestado un BMW del taller de su hermano. El coche fue reconocido, ya que circulaba con las luces apagadas, tres personas a bordo y luego aparcó frente al edificio. Las informaciones de los testigos sacaron rápidamente a la luz todo el asunto, y el expiloto de Ferrari, que se presentó en comisaría el lunes por la tarde, admitió su culpabilidad, pero quitó responsabilidad tanto a su hermano como a los demás involucrados en el incidente.
Antoine Wolf, fiscal adjunto de Nimes, explicó a AFP lo sucedido. "Según él, fue comprado en Italia, pero con la intención de gastar una broma pesada y no de intimidar, afirmando que no se imaginaba que iba a causar tantos daños. Soy bastante escéptico de que a las 10 de la noche alguien quiera hacer una broma así, sin que la persona a la que va dirigida sepa quién la ha hecho. Se escuchará a todo el mundo para asegurarse de que no hay ningún otro motivo", esgrimió.
Leyenda maldita
Alesi es conocido por esa única victoria en la Fórmula 1 en el Gran Premio de Canadá de 1995, aunque también se hizo con el Campeonato Internacional de Fórmula 3000 de 1989. Pasó varios años en Ferrari, donde era conocido por ser un piloto apasionado y emocional. Desde entonces, ha asumido varios roles de embajador, lo que ha mantenido su nombre. Es de hecho este papel en la escudería italiana lo que ha hecho que tenga un estatus especial.
Alesi, que consiguió tres podios en el Gran Premio de Mónaco durante su trayectoria en la F1, pudo tener su triunfo más grande en esta cita. Marco Werner, tres veces ganador de las 24 horas de Le Mans, le birló la victoria después de una épica batalla que acabó con el francés contra las barreras de la calle de boxes. El Lotus del alemán fue muy agresivo durante toda la lucha por la primera posición y finalmente se tocaron en la mítica recta de meta del Principado. Después fue sancionado el hombre que le quitó una victoria casi segura en 1976.
Alesi, piloto maldito, prosigue con este mal fario que marcó su carrera. También a su hijo, que para más inri le siguió en este episodio cómico a la vez que lamentable. Trató de tomarse la justicia por su cuenta y ahora es esta misma la que juzgará sus actos.
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