El trágico final de Max Mosley, el exjefe de la FIA: de una orgía sado-nazi al suicidio tras un cáncer
Las investigaciones sobre su muerte han concluido que el antiguo líder de la Fórmula 1 se quitó la vida propinándose un tiro él mismo en la cabeza.
30 marzo, 2022 17:14Noticias relacionadas
Max Mosley fue durante muchos años uno de los personajes más importantes e influyentes de la Fórmula 1. El antiguo presidente de la Federación Internacional del Automovilismo llegó para cambiar un deporte y convertirlo en un gran negocio que superaba los 1.000 millones de euros entrados los años 2000.
Sin embargo, su carrera estuvo marcada por los continuos escándalos que terminaron marcando su trágico final. Tanto en su adiós a la Fórmula 1 como en el último tramo de su vida, la tragedia y los sucesos macabros terminaron marcando su trayectoria. De hecho, en menos de dos meses se cumple el primer aniversario de su fallecimiento.
Una muerte que ha sido investigada por las extrañas circunstancias en las que se produjo y que ahora se ha confirmado que se debió a un macabro suicidio. El camino de Mosley terminó a los 81 años en su casa de Chelsea tal y como se ha podido saber ahora. El exgerente de la FIA sufría un cáncer que le llevó al límite y que terminó siendo la causa de su adiós. Pero no de forma directa por la enfermedad, si no por el terrible trance que estaba padeciendo y que le llevaron a quitarse la vida de una de las formas más tétricas posibles.
Su situación era terminal y cuando conoció que tan solo le quedaban una semana de vida, quizás meses, decidió quitarse del medio. Cortar por lo sano y poner fin a una existencia rodeada por la polémica, con escándalos muy sonados, pero también con una larga trayectoria de la mano de la Fórmula 1 durante décadas.
El suicidio de Mosley
Tras las extrañas circunstancias en las que se produjo su muerte, se inició una compleja investigación para conocer lo que había sucedido en aquel trágico día en el que se anunció su fallecimiento. En primera instancia, por culpa de la enfermedad. Todo había acontecido en su residencia del barrio de Chelsea al oeste de Londres. El propio Mosley decidió poner fin a su vida de la manera más dura.
El exdirector de la FIA padecía un cáncer terminal y le habían comunicado que solo tardaría unas semanas en morir. Por eso, decidió encerrarse en su cuarto y pegarse un disparo en la cabeza para suicidarse. Una forma de lo más macabra de acabar con su legado después de haber desaparecido de los focos muchos años antes.
Mosley había pasado la recta final de su vida con fuertes dolores en su vejiga y en el vientre. Los galenos que le atendían le comunicaron que ese era el camino que tendría que recorrer día tras día hasta su final, simplemente intentando paliar su sufrimiento. Entre la amargura y los cuidado paliativos, el medio británico The Independent revela que justo un día antes de su muerte, le dijo a su asistente personal Henry Alexander que había decidido terminar con todo.
Y al día siguiente, cogió su arma y se pegó un tiro en la cabeza. Dejó preparado además una especie de alerta que fue encontrada por su ama de llaves, la cual llamó a un vecino tras lo sucedido. Puso una nota en la puerta de su dormitorio advirtiendo de los hechos con el mensaje de "no entres, llama a la policía". Evidentemente, quería informar de que lo que había en aquella habitación no era de buen gusto y por eso era mejor no abrir la puerta antes de avisar a las autoridades.
El Tribunal Forense de Westminster acudió a su domicilio para realizar los trabajos pertinentes y encontraron una segunda nota, la cual estaba muy deteriorada por la presencia de la sangre que había saltado tras el disparo. En ella se podía leer el mensaje "no tuve otra opción". La confirmación de un final oscuro para una vida de escándalos.
Un historial de polémicas
La vida de Max Mosley estuvo marcada por continuos episodios escabrosos que no le impidieron llegar hasta lo más alto. Pero desde su nacimiento quedó marcado por las estridencias, incluso en su propia educación. Fue el hijo de Sir Oswald Mosle, un conocido dirigente fascista de los movimientos británicos de 1930 que le marcó de manera profunda desde su niñez y que guio unos pasos que él también continuó durante su madurez.
Por si esto fuera poco, su madre era Diana Mitford, una afamada aristócrata que tuvo una gran relación durante buena parte de su vida con Adolf Hitler. Por ello, los lazos que hizo Max Mosley desde su niñez tenían una clara tendencia política. Creció en un núcleo marcado por el fascismo de los años 50 y 60 y a partir de ahí inició su propia vida ligada al motor, pero sin alejarse de los escándalos.
Además, una de sus grandes relaciones durante su etapa ligada a la Fórmula 1 fue la de Bernie Ecclestone, el jefe supremo del 'Gran Circo' antes de la llegada de Liberty Media, y también conocido por sus escándalos, excesos y declaraciones fuera de tono hacia cualquier asunto polémico. Estuvieron juntos durante más de 50 años hasta que la enfermedad de Mosley les separó.
El escándalo más sonado que vivió Max terminó significando su adiós a la Federación Internacional de Automovilismo y por ende a la Fórmula 1. Unas informaciones periodísticas le vincularon con la celebración de una enfermiza orgía con simbología nazi que terminó provocando que perdiera su puesto de importancia y que le dejó señalado de por vida.
Sin embargo, decidió denunciar la publicación realizada en el año 2008 por parte de News of the World y pidió el apoyo de la FIA. Finalmente, terminó ganando el caso y recibió un pago de 70.000 euros, ya que el juez consideró que, aunque se había producido dicho escándalo sexual, no había constancia de simbología nazi y la difusión de mensajes, vídeos y fotos sobre lo ocurrido no se podía amparar bajo el interés informativo y público.
Tras el juicio se conoció que el jefe de la Policía de Londres y su amigo Ecclestone habían movido sus hilos para informarle de que personas con malas intenciones, quienes grababan sus espectáculos, estaban intentando perjudicarle. No obstante, se supo que fruto de una pequeña obsesión, participó en dos encuentros sadomasoquistas más antes de que terminara estallando todo. El medio que había sacado esas publicaciones terminó cerrando y el firmante del reportaje acabó en la cárcel seis años después.
Los trabajos de Mosley para intentar limpiar su imagen terminaron suponiendo una gran guerra contra la prensa en el Reino Unido. De hecho, David Cameron, primer ministro de la época, encomendó a un juez del Tribunal Superior, Brian Leveson, una gran investigación pública sobre la conducta de la prensa y sobre sus relaciones con policías o políticos. Todo intentando luchar por la privacidad.
El caso terminó yendo más lejos ya que tiempo después, Mosley y todo su equipo legal instaron a los grandes medios del país a borrar cualquier tipo de contenido que hiciera referencia a aquella orgía que le terminaría costando el puesto y su imagen. Pocos meses después, terminaría poniendo fin a su carrera en la FIA apartándose casi por completo del foco de la Fórmula 1.
Amor por el motor
Además de una vida marcada por situaciones un tanto incómodas, Max Mosley siempre ha estado ligado con el universo del motor. Siempre fue un enamorado del automovilismo, aunque esa tendencia se intensificó en los años 60 cuando se adentró en el pilotaje de más alto nivel. Pasó por la Fórmula 2 e hizo su debut en uno de los días más trágicos de la historia, justo cuando se produjo el fallecimiento de Jim Clark.
Años más tarde dejó el volante y se pasó a la dirección para terminar montando su propia escudería. Desde 1970 hasta 1976 dirigió la escudería March junto a Alan Rees, Graham Coacker y Robin Herd. Llegaron a ser subcampeones de Fórmula 1 con Ronnie Peterson solo un año después de su lanzamiento.
Sin embargo, su gran contribución la hizo durante su etapa como presidente de la FIA, la cual duró desde el año 1993 hasta el 2009. 16 años en los que intensificó todavía más su estrecha relación con Bernie Ecclestone y donde juntos llevaron el 'Gran Circo' hasta otro paradigma económico. Se convirtió en un negocio de miles de millones de euros. Además, también impulsó medidas muy importantes respecto a la seguridad.
Algunas de sus propuestas estuvieron relacionadas con las pruebas de impacto para los monoplazas, la prohibición de los repostajes y la introducción del sistema HANS en los cascos de los pilotos. Además, también impuso importantes controles en la fabricación de los monoplazas para aumentar su eficiencia y su seguridad y lideró algunas de las sanciones más duras de la historia como la impuesta a McLaren con 100 millones de dólares y la retirada de todos sus puntos por su caso de espionaje a Ferrari en 2007.
Durante su larga vinculación con la F1 también formó parte de la Asociación de Constructores de F1 (FOCA). Desde ahí lideró el establecimiento de los primeros Pactos de la Concordia que duraron durante décadas y que se han convertido en las bases de los acuerdos que rigen hoy en día. Así fue la vida de un Max Mosley que tuvo un final tan macabro como doloroso y que se ha conocido recientemente.
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