"Ahora disfrutaré la victoria. Después habrá tiempo para reflexionar". Carlos Sainz, como siempre que termina un Rally Dakar, se muestra misterioso e incierto con su futuro. El piloto español es imperturbable y no cambia ni en la victoria ni en la derrota.
Con 61 años, lo normal es que cada vez que consigue cruzar la meta, se le pregunte si será la última vez. Sin embargo, hoy es momento de celebrar. Carlos Sainz ha ganado su cuarto Dakar y todavía es pronto para saber si habrá un quinto. Sin embargo, lo que es seguro, es que de haberlo no sería con Audi.
El proyecto de la marca alemana ha llegado a su fin de la mejor manera posible, con la victoria del piloto español. El final soñado a tres años de mucho desgaste e ilusión. El futuro todavía está por escribir y este apunta a que será en un proyecto bajo el sello de Ford, con quien ya fue dos veces campeón de España de Rally.
Lo que sí está escrito es el pasado y los últimos 365 días de Carlos Sainz han sido una auténtica odisea. Del dolor del abandono en el Rally Dakar de 2023 con una grave lesión de espalda incluida al histórico triunfo de este año, donde ha llevado al revolucionario Audi RS Q-eTron a su plenitud.
Durante todos estos meses, a Carlos le ha dado tiempo a hacer muchas cosas. A reponerse de ese duro golpe, a pensar en su futuro, a prepararse una vez más para la carrera más dura del mundo y a ordenar su cabeza para volver a dar el gran golpe a sus máximos rivales, en especial a Nasser Al-Attiyah. Así ha sido el camino de Carlos Sainz hacia su Dakar más complicado.
El final más doloroso
Era 10 de enero de 2023. Audi afrontaba un Rally Dakar caótico en el que Carlos Sainz y Stéphane Peterhansel habían dilapidado todas sus opciones por culpa de un brutal accidente. El galo sufrió un suceso bastante extraño, casi paranormal. Según afirmó poco después, había perdido la consciencia mientras conducía y su pie se había quedado sobre el acelerador.
En ese trance, su Audi pasó por encima de una duna cortada y cayó en picado. La mala suerte para el equipo alemán fue que Carlos Sainz rodaba a su estela y no pudo esquivar la fatalidad. Vio desaparecer el coche de su compañero y cayó detrás, repitiendo sus pasos. En aquel golpe que dejó sin opciones en la carrera a ambos, 'el matador' se hizo daño en la espalda.
[De Carlos Sainz a Cristina Gutiérrez: todos los ganadores españoles en la historia del Rally Dakar]
No obstante, siguió en carrera con el objetivo de sumar kilómetros para el proyecto de Audi e intentar pelear por etapas. Sin embargo, la diosa fortuna le tenía deparada una nueva desgracia al madrileño, ya que día después sufriría un nuevo accidente, este mucho más grave. Tanto es así que por un momento incluso se informó de que sería evacuado en helicóptero.
El madrileño, desoyendo las recomendaciones de dirección de carrera y de los servicios médicos, paró su evacuación para intentar seguir en la prueba. Sin embargo, los daños en su Audi eran demasiado graves y no pasaron la revisión de la FIA, por lo que tuvo que decir adiós. A su regreso a España, pasó exhaustivas pruebas médicas para analizar los golpes que había recibido y el día 16, es decir, hace ahora algo más de un año, se informó que el madrileño sufría la fractura de dos vértebras. Ahí comenzó su camino al Dakar 2024.
365 días para volver a reinar
Carlos Sainz tenía una batalla por delante incluso más importante que pensar en si volvería a acudir al Rally Dakar. Por primera vez en muchos años, esa opción estaba clara, ya que el madrileño no dejaría tirado a Audi justo en su último año. Sin embargo, los alemanes debían ponerse las pilas para ofrecerle un proyecto que fuera, no solo competitivo, si no también fiable.
La primera tarea para 'el matador' era recuperarse de esa grave lesión en la espalda. Aunque el madrileño sea un superdotado en lo físico, la edad no perdona a nadie y volver tras un percance tan serio no iba a ser fácil. Pero Carlos ofreció su mejor versión. Trabajó de manera concienzuda con los médicos, los readaptadores y los fisios haciendo un planing específico que le permitiera volver a estar preparado para comenzar esos meses de dura preparación.
Así pues, Carlos se metió en el gimnasio y se machacó como nunca antes lo había hecho, ofreciendo datos de rendimiento que no había conseguido alcanzar en toda su carrera. De hecho, eran más propios de un deportista de 40 años que de una persona que supera ya los 60.
Si algo no le ha faltado durante toda su trayectoria ha sido la ilusión. Solo así se mantiene una estrella más de 40 años en la élite, subiéndose cada día al coche sabiendo que te juegas la vida por un objetivo. Pero Carlos consiguió una cosa muy importante y es que gracias a su brillante preparación, no solo ha ido más preparado que nunca al Dakar, sino que ha conseguido esquivar todas las secuelas de la lesión.
[Cristina Gutiérrez hace historia y se convierte en la primera española en ganar el Dakar]
Gran parte de ese mérito es de Iván Rodríguez, su preparador personal durante más de tres lustros. Solo cuatro meses después del accidente, Carlos ya podía subirse de nuevo al coche para ponerse al límite, exprimiéndose en cada resalto e intentando poner a punto el último proyecto de Audi. Por el día, afinaba las prestaciones del Audi RS Q-eTron y de su cuerpo, y por las noches, soñaba con ese cuarto Touareg que ya tiene en su regazo.
Fueron avanzando los meses hasta que llegó septiembre, momento crucial en su preparación. Desde hace ya varios años, Carlos hace un alto en su puesta a punto y se somete a una prueba de esfuerzo. El objetivo es repetir ese proceso a finales de diciembre, pocos días antes de viajar a Arabia Saudí para disputar el Dakar y comprobar cómo ha sido su mejoría. Y los resultados de este curso, tanto en septiembre como a finales de 2023, han marcado unos valores espectaculares, inesperados para todas las partes implicadas.
Durante los meses de preparación, Sainz alterna días de alta intensidad en esfuerzos cortos con jornadas en las que apuesta por la resistencia, pero siempre apostando por trabajar la fuerza y la capacidad cardiovascular. Una parte muy importante de sus entrenos es también el trabajo a altas temperaturas para simular las duras condiciones climatológicas que sufren los corredores dentro del coche etapa tras etapa.
Para esta tarea es fundamental la sauna que dispone Carlos en su casa, donde puede recrear esas condiciones tan adversas con las que exprime su cuerpo como los deportistas cuando se someten a una concentración o pretemporada. Todo trabajo es poco para aguantar las horas de exigencia extrema de las que se compone una etapa del Dakar. En su planing de entrenamientos toman un gran protagonismo elementos como la bicicleta, con la que Sainz trabaja su capacidad cardiovascular, alternando sesiones indoor con salidas al exterior.
[Ricky Brabec le gana la batalla Ross Branch y consigue su segundo Dakar]
Además, no faltan las sesiones de fuerza y el trabajo del core, fundamental para aguantar las exigencias del coche. La preparación de Carlos es tan completa que incluso practica situaciones extremas como posibles averías o roturas del coche que conllevarían un sobresfuerzo físico. Todas estas tareas están enfocadas a solucionar problemas que, año tras año, ha ido notando, como que la mayoría de las secuelas que padece cuando termina cada edición son musculares en zonas como el cuello, la espalda o los hombros.
A medida que se va acercando la fecha del inicio de la carrera, los trabajos se van intensificando mientras que también aumentan los kilómetros de test en el coche y la participación en diferentes pruebas para poner a punto la conducción, ya que no todo el trabajo es físico. La clave de su preparación es llegar listo muscularmente porque eso implica una mejor condición al volante y tener el cuerpo a punto para soportar periodos de unas 4 o 5 horas a más de 150 pulsaciones por minuto.
El futuro del campeón
Dicen que el trabajo suele dar sus frutos y Carlos Sainz ha cumplido con su objetivo. Tras recuperarse de una grave lesión y de las desilusiones que supusieron aquellas duras derrotas en los años 2022 y 2023, el español ha conseguido levantar el título. Su cuarto Touareg con cuatro marcas diferentes, ya que antes consiguió llevar a su máximo esplendor los proyectos de Volkswagen, Peugeot y Mini.
El de este curso ha sido sin lugar a dudas el más especial, ya que en tan solo 365 días, y alguno más, ha conseguido dar la vuelta a la situación, pasando de aquellas fracturas en la espalda a volver a subirse al cajón más alto del podio. Sin embargo, la vida sigue, también para Carlos, quien en breve tendrá que buscar un nuevo proyecto.
O mejor dicho, dejar que un proyecto le encuentre. Carlos está en la mejor situación posible, ya que es el flamante campeón del Rally Dakar, por lo que ahora tendrán que ser las marcas quienes se peguen por él. Con Audi fuera de la ecuación, varios grandes intentarán convencerle para que pase a formar parte de su proyecto, aunque algunas parecen tener algo de ventaja.
Ford, que el próximo año tendrá un coche totalmente nuevo y que casi nada tendrá que ver con el que este año ha probado Nani Roma, ya ha iniciado los contactos a través de la figura de Malcom Wilson. Pero también se espera que marcas como Toyota, antigua casa de Nasser Al-Attiyah, toquen su puerta. O incluso que si el qatarí regresa a la marca japonesa, sean BRX y Prodrive quienes se lancen a por el madrileño para que tome las riendas de un equipo que contará con la pérdida de Sebastien Loeb rumbo a Dacia.
Lo que está claro es que Carlos Sainz vuelve a ser el deseado a sus 61 años. En algo más de 365 días ha conseguido mostrar toda su grandeza y es que esta victoria será recordada para siempre y quedará guardada en los anales de la historia como una de las más brillantes que se han visto en el Rally Dakar.