Seguro que reconocen la Fórmula 1 o la Moto GP. Incluso puede que tengan un cierto conocimiento sobre el Mundial de Rallies o el de Superbikes. Sin embargo, ¿serían capaces de determinar qué significan las siglas DTM y a qué hacen referencia? Por si no lo saben, estas tres letras ponen nombre al campeonato alemán de turismos. Una competición menor a ojos del aficionado de a pie que, como sabrán los más duchos en materia, ha sido históricamente un caladero de jóvenes talentos automovilísticos. También un escenario perfecto para que algunas leyendas de los monoplazas celebrasen su retiro dorado. Mika Häkkinen, David Coulthard, Ralf Schumacher o Jean Alesi pueden dar fe de ello.
Sin embargo, todos ellos han quedado eclipsados al hablar de esta modalidad en España. Incluido Roberto Merhi, posiblemente el español más famoso en pasar por el DTM. El culpable es Miguel Molina (Lloret de Mar, 1989), el primer piloto nacional de la historia capaz de vencer en una prueba del certamen. El triunfo llegó el 27 de septiembre en Nürburgring, durante una de las carreras del penúltimo evento de la temporada. Así culminaban seis años de trabajo duro en Audi, donde el catalán ha militado desde que aterrizó en Alemania en 2010 para intentar hacer frente a Mercedes y BMW. Los karts y los monoplazas, en diversas categorías (Fórmula Renault 1600 y 2000, Fórmula 3000, World Series y Superliga), habían disfrutado de su concurso anteriormente.
“Fue una lucha más contra mí mismo que contra el resto. El equipo hizo un gran trabajo en la carrera y fuimos los más rápidos, pero en ese momento piensas muchas cosas. Empiezas a escuchar ruidos raros en el coche y realmente no hay nada, pero como vas primero y solo…”, reconoce Molina en conversación telefónica con EL ESPAÑOL. Sus cinco ‘pole position’ y tres podios hacen que el de Lloret de Mar considere la temporada finalizada el pasado fin de semana como la mejor en DTM, junto al año de su debut. El 17º puesto en la clasificación después de 18 carreras no merma su ilusión ni un ápice, ya que su equipo ha sido el segundo mejor de todo el campeonato. Le ha costado alcanzar la gloria. Por una razón u otra, antes siempre había algún problema que aparecía en el camino de Miguel para lastrar su camino hacia lo más alto.
La prueba más reciente tuvo lugar en mayo, durante la segunda cita de la temporada, disputada en el circuito de Lausitzring. “Lideré la carrera durante 25 vueltas, pero mis neumáticos dijeron que ya se les había acabado el ‘grip’ y no fue posible ganar”, recuerda Molina. Sin embargo, el optimismo del piloto de Audi está por los cielos meses después, ya con su primer triunfo en el zurrón. No rehúsa ni siquiera alcanzar a los grandes dominadores de la competición, como el campeón alemán Pascal Wehrlein, el británico Jamie Green o el sueco Mattias Ekström, compañero de Miguel. “Claro que me veo capacitado. Lo más importante es ser más regular en carrera para conseguir puntos en todas las pruebas. Eso es lo que te permite estar más arriba en el campeonato”, responde sin tapujos.
Sin embargo, Miguel también es consciente de que corre en una modalidad del automovilismo ajena a los ojos de muchos. No le importa, pues defiende el valor de lo que tiene con uñas y dientes. “La gente no acaba de conocer el DTM. Si fuesen a una carrera o pudieran verla, se quedarían anonadados con lo que es este campeonato”, desliza para suscitar curiosidad a nuestros lectores. Por si su recomendación no ha surtido efecto, el piloto de Lloret aporta un dato interesante sobre la competitividad de los turismos: “En el DTM todos los pilotos estamos en un segundo, cuando en la Fórmula 1 eso es la diferencia entre el segundo y el tercero”.
Precisamente, Molina siempre ha tenido entre sus anhelos poder rodar en un monoplaza del Gran Circo. “Me gustaría probar un Fórmula 1, porque creo que es un coche muy evolucionado tecnológicamente y que te da unas prestaciones increíbles”, asume. No obstante, dar el salto a la competición por antonomasia del automovilismo mundial no le parece tan sencillo. Menos tras lo que le sucedió hace unos años. “Tuve una oportunidad, pero en ese momento llegó otro piloto con más dinero y mis opciones se arruinaron. Entonces, vi que ése no era el camino a seguir”, confiesa. De ahí que vea lejana la posibilidad de acompañar a Alonso, Sainz o Merhi en un futuro: “Tendría que ser una grandísima oferta para planteármelo bien".
Sí parece más factible ver a Miguel representando a Audi en las 24 horas de Le Mans, el auténtico objetivo que ilumina su horizonte particular. “Sería algo increíble, pero no es algo que dependa de mí. Esperaré al momento justo para dar el salto. Tengo que seguir haciendo mi trabajo para que la oportunidad llegue algún día”. Entre tanto, el gerundense aprovechará el parón del DTM hasta 2016 para practicar su segundo deporte favorito, el triatlón. “Esta semana tengo uno en Barcelona. Llevo desde los cinco o seis años metido en el mundo del deporte, primero con el fútbol y luego con los karts. Salir ahora es difícil”, aclara sin esconder su pasión.
Pero Molina no es el único español que compite en el DTM. Le acompaña Daniel Juncadella (Mercedes-AMG), que ha concluido 20º la temporada. “Nos conocemos desde que corríamos en karts y siempre ha habido muy buena relación. Coincidimos mucho en los vuelos a Alemania y pasamos juntos bastante tiempo”, afirma el piloto de Audi sobre el barcelonés. Eso sí, dejando claro que “en la pista, cada uno defiende sus colores y hace su trabajo”. Los mismos elementos que han llevado a Miguel a convertirse en el español más aventajado de la corte alemana.