Por qué McLaren seguirá con motores Honda quiera o no quiera
La F1 que Fernando Alonso ambicionaba se ha convertido en una auténtica pesadilla. La ruptura con Honda sería demasiado cara para terminar en divorcio antes de que comience el curso.
21 marzo, 2017 01:59Noticias relacionadas
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Año tras año la misma historia: promesas e ilusiones por doquier, hasta que el monoplaza anglo-nipón pisa la pista española durante la pretemporada protagonizando un nuevo ridículo que hunde la moral de los aficionados y de todo el equipo, obligados a afrontar un año baldío más.
2017 era la oportunidad deseada por todos para nivelar la balanza: nuevas reglas, neumáticos enormes, libertad de desarrollo de las unidades de potencia y coches más rápidos, donde los pilotos serán los protagonistas.
El primer año del asturiano en el equipo con el que quería dejar atrás su aventura en Ferrari fue una catástrofe por la falta de potencia y fiabilidad del propulsor japonés. 2016 parecía sembrar la senda de la recuperación, pero esta se ha truncado abruptamente desde el mismo momento en que el nuevo monoplaza ha tratado de dar sus primeros pasos.
Más motores que para todo 2017
El balance de la pretemporada del equipo de Fernando Alonso se reduce a un compendio de problemas mecánicos, casi uno por día de entrenamiento, y el uso de más motores que los permitidos para completar todo el Mundial.
McLaren no ha sido capaz de recorrer la distancia de un Gran Premio del tirón, mientras que Ferrari o Mercedes llegaban a hacer dos carreras completas por día. La fantasía de volver a la cima ha dado paso a la dura realidad de tener que competir, con suerte, en el grupo de cola.
Motivos para ser infiel
La pretemporada ha terminado con la paciencia de McLaren para con sus socios japoneses tras comprobar que la distancia respecto a Mercedes no se ha reducido, sino que por el contrario se ha agrandado durante el invierno.
La pocas veces que el equipo de Alonso ha podido rodar sobre la pista española lo ha hecho con menos potencia a disposición respecto a lo que las unidades de potencia Honda desarrollaban en el último Gran Premio del año pasado.
En un año en el que las nuevas normas y la hormonada aerodinámica obligan al propulsor a exprimir más potencia (y durante más tiempo) respecto a las tres ediciones anteriores, los japoneses han dado un paso atrás justo cuando todos pensaban que este año alcanzarían el nivel de sus rivales. Habían podido copiar el formato y la disposición de los elementos del mejor exponente, el V6Turbo Mercedes.
La realidad ha hecho a Fernando Alonso estallar públicamente tras dos años de frustración enmascarada con falsas esperanzas, porque ya no puede aguantar más la constante farsa en la que vive su equipo. El director deportivo del equipo, Eric Boullier, ha hecho público el desencanto y hasta la incomunicación existente con Honda. La semilla del divorcio ha arraigado en el matrimonio más esperado y mejor vendido de la historia reciente de la categoría; McLaren ha comenzado a buscarse una nueva pareja tras llamar esta semana a la puerta de Mercedes en busca del motor destinado al desaparecido Manor.
La separación
Eric Boullier repite a los medios la misma cantinela que Alonso recitaba durante todo el año pasado, exacerbando las características del chasis McLaren y afirmando que “con el motor Mercedes podríamos ganar”. La realidad que parecen no querer reconocer es que tanto el año pasado como este se ha demostrado que la mecánica de Woking no está al nivel ni de Mercedes, ni mucho menos de Red Bull y tampoco de Ferrari.
El MCL32 puede haber cambiado de colores y hasta de nombre, pero tras lo visto en los test de pretemporada está lejos muy lejos de los mejores de la clase, hasta un punto que ni tan siquiera los ingleses ni Alonso conocen porque en ningún momento han sido capaces de exprimir el monoplaza en todo su potencial. La situación que Red Bull vivió con Renault en el primer año de la F1 híbrida se repite en casa McLaren ante la evidencia de la imposibilidad de Honda de mejorar la situación a una semana del arranque de la temporada.
Divorcio imposible
Para quien asiste desde la barrera al ocaso de McLaren-Honda, un cambio de motor puede parecer una solución fácil y factible para que Alonso y su equipo vuelvan a la parte noble de la tabla. Pero la realidad (sobre todo el dinero) hace que el deseo de miles de seguidores del asturiano no sean tan fácil de cumplir en la vida real.
McLaren afronta una crisis económica en su estructura dedicada a la Fórmula 1 desde hace años. La carencia de resultados y protagonismo en el Mundial y la soberbia de sus dirigentes han espantado a los patrocinadores principales que sostengan los millonarios gastos de un equipo de F1. Son ya muchos los años en que los monoplazas de Woking ruedan semidesnudos por las pistas del Mundial. Ni tan siquiera la llegada de Alonso ha traído consigo un gran patrocinador como fue Santander para Ferrari.
La llegada de Honda no sólo ahorra al equipo británico la cuota de 17 millones por temporada por las unidades de potencia, sino que supone una inyección extra cercana a los 100 millones de dólares. A estas cantidades de dinero se deben sumar los salarios de los pilotos, que Honda financia al 50%. La cantidad no es nada desdeñable teniendo en cuanta que Fernando Alonso es el mejor pagado del 'paddock' a pesar de no haber ganado un Gran Premio en años y de que de su último Mundial ganado fue hace once años.
McLaren se casó con Honda blindando su relación con cláusulas que impedían a los nipones suministrar a otros equipos, con el fin de guardarse para sí mismos una superioridad que les hiciera inalcanzables. La realidad a día de hoy es que Honda sufre la falta de un segundo equipo con el que adquirir más datos y kilómetros para mejorar sus paupérrimos motores, mientras que McLaren depende financiera y tecnológicamente de los japoneses.
¿Qué debería hacer McLaren para conseguir los motores Mercedes?
Para poder cambiar de proveedor de motores, McLaren debería primero ser capaz de desligarse del complejo entramado de condiciones y compromisos adquiridos con Honda, algo difícil de conseguir en plena temporada y sobre todo en poco tiempo.
En segundo lugar, los ingenieros de Woking tendrían que tirar por tierra el proyecto del MCL32 para readaptarlo a los requisitos de instalación de la unidad de potencia Mercedes, lo que prácticamente llevaría al equipo de Alonso a diseñar casi por completo un nuevo coche en plena temporada, a pocos meses de comenzar los primeros bocetos del monoplaza de 2018.
Todo lo anterior podría ser factible con una cartera llena de cientos de millones, lo que no es el caso actual de McLaren, que debería primero pagar 17 millones a los alemanes por su mecánica a la vez que compensar a los japoneses por su ruptura mientras financian el desarrollo de un nuevo coche. Todo este gasto extra millonario sería difícilmente financiable para un equipo que no consigue seducir a los patrocinadores mundiales, como consecuencia de su falta de competitividad.
¿Por qué debería invertir cualquier compañía en un McLaren que lucha en la parte final del grupo, donde las cámaras de TV no prestan atención, cuando podrían poner su logo en Mercedes, Ferrari o Red Bull garantizándose minutos interminables en las pantallas de todo el planeta? En la vida querer no siempre es poder, y en McLaren están viviendo en sus carnes las consecuencias de haber querido demasiado, hasta el punto de ser víctimas de sus propias ataduras.