Con la llegada del calor y el buen tiempo, Fernando Alonso se ha tirado a la piscina en busca de un título que difícilmente podrá conquistar de la mano de McLaren-Honda. La ‘Triple Corona’ es ahora la única obsesión del bicampeón del mundo para completar su palmarés.
El precio de la apuesta es alto, comenzando por la renuncia a correr en un Gran Premio que no tienen igual en el mundo como Mónaco, prueba en la que el español ha ganado en dos ocasiones. La apuesta por la mítica Indy 500 puede pasarle factura si no logra adaptarse a unos monoplazas que nada tienen que ver con lo que ha pilotado durante su carrera.
Son máquinas que ruedan en pisas con sólo cuatro curvas, pero donde se viaja a más de 370Km/h en un oval sin fin donde los giros son con el pie a fondo y el coche inclinado en lo alto del peralte de las curvas.
Su coche será un ‘McLaren’ sólo por las pegatinas
El monoplaza con el que competirá Fernando Alonso en su aventura americana no tienen nada que ver con McLaren salvo por las pegatinas que adornarán un coche que en realidad es un chasis de la firma italiana Dallara, motorizado por Honda, perteneciente al equipo Andretti Autosport.
La última vez que un McLaren compitió en esta prueba fue en 1976 con Johnny Rutherford y puede que en función de los resultados que arroje la aventura de Alonso en Indianápolis sirva de punta de lanza para un presencia de McLaren en la IndyCar.
Mansour Ojjeh, dueño de Tag Heuer y máximo accionista de McLaren, aprovecha la osadía de Alonso para plantear una futura presencia de su equipo en los EEUU: “Indianápolis 500 será el único evento en el que participaremos esta temporada, pero podría ser posible repetir esta experiencia en los próximos años y tal vez para abrir un programa que cubra toda la temporada por parte de McLaren en la IndyCar en un futuro próximo. Veremos…”.
Cortina de humo para Honda
La ‘escapada’ a las Américas de Fernando Alonso le vendrá de perlas a Honda, que usará al piloto como imagen que haga olvidar el calvario y la humillación que sus fracasadas unidades de potencia han significado para la imagen de una marca acostumbrada a ganar.
Afortunadamente para Honda, la Fórmula 1 no es muy popular en los Estados Unidos por lo que el borrón sobre su nombre no ha calado tan profundamente como en el caso de Europa.
El motor de Alonso nada tendrá que ver con el de su McLaren. En Estados Unidos usará un V6 biturbo de 2.2 litros capaz de llegar a las 12,000 rpm.
La llegada de todo un campeón del mundo a la prueba emblemática del automovilismo en el país gobernado por Donald Trump es un golpe de efecto que los americanos reciben con entusiasmo que sabrán convertir en espectáculo para beneficio de Honda.
Lejos de cualquier experiencia vivida
El salto al vacío de Alonso en su aventura americana es tan audaz como arriesgado. Con un coche sin potencia e incapaz de terminar una carrera en dos Grandes Premios, el asturiano ha demostrado que está al máximo nivel y que con un monoplaza adecuado podría luchar por el mundial.
Para ganar el asturiano deberá saltar desde el Gran Premio de España a la máxima expresión de la Indy Car que nunca ha experimentado, un reto que pondrá a prueba su talento al volante como nunca antes en su larga carrera.
En Indianápolis la media de velocidad por vuelta puede rondar los 370 Km/h, allí no se apuran frenadas, no hay que ahorrar carburante, o gestionar la carga de baterías. El circuito en un círculo infinito que no parece tener fin con cuatro curvas sobre-elevadas donde siempre se va a fondo y el arte del adelantamiento se basa en saber gestionar el ‘rebufo’.
Fernando Alonso tendrá que aprender el arte del ‘draft’, como lo llaman allí, para poder superar a sus rivales o defenderse de estos. En pocos días tendrá que automatizar las técnicas de pilotaje que para el resto son ‘gestos’ naturales.
Vencer el miedo al muro
La sensación de seguridad que los circuitos de la Fórmula 1 y sus monoplazas ofrecen a los pilotos, con grandes escapatorias y zonas amplias de seguridad, desaparecen por completo en los ovales, donde el más mínimo fallo se paga chocando contra el muro de hormigón a más de 370 km/h.
Michael Schumacher siempre dijo que jamás correría en un oval por la falta de seguridad que estas pistas ofrecen. Fernando Alonso no tiene miedo y declara que su propósito es ganar, para ello tendrá que cambiar el ‘chip’ de su mente cada vez que pase a pocos milímetros del muro a bordo de su McLaren-Honda-Andretti y mantener el pie a fondo con el coche inclinado por completo a la salida de la curva que da acceso a la recta de meta de uno de los circuitos más emblemáticos del planeta.
Alonso no ha sido el único ‘conquistador’
La apuesta de Alonso cuenta con precedentes que hacen creer que su gesta es posible. Grandes figuras de la Fórmula 1 ya lo consiguieron: Graham Hill, Nigel Mansell, Alex Zanardi, Jacques Villeneuve o Montoya son algunos ejemplos. El último de esta lista estará en Indianápolis para ‘asesorar’ al español, contra el que compitió entre 2001 y 2005, así como el japonés Takuma Soto, que podrá explicarle la diferencia de pasar de un F1 a un IndyCar.
Los retos de Alonso en Indianápolis
Fernando Alonso tendrá que adaptarse a un mundo que desconoce por completo. En la IndyCar hay que saber cambiar el estilo de conducción en función del cambio de dirección del viento, las pequeñas subidas de temperatura e incluso los cambios en la humedad. Aquí el talento natural del asturiano tendrá que aprender a convivir con estos fenómenos si quiere llegar al final de la prueba con éxito.
En la Fórmula 1 actual los errores no siempre pasan factura, pero en Indianápolis el muro está esperando siempre a los despistados. Quien falla paga con el abandono y con el dolor en sus carnes tras golpear la vieja y severa estructura.
Indianápolis es para Alonso a día de hoy la mejor alternativa que correr en el terrible MCL32 o retirarse y perderse en “un supermercado”.