Parecía una acción de videojuego, como si al Ferrari de Vettel lo manejara desde su sofá un aficionado que, cabreado por una acción previa, quiso tomarse la venganza por sus propios modos. Pero no, fue una acción real y de ahí la sorpresa.
Sebastian Vettel, segundo en el GP de Azerbaiyán en esos momentos, embistió de forma voluntaria a Lewis Hamilton, líder de carrera, en una maniobra muy polémica, pocas veces vista en una prueba. Estaba además la carrera bajo el dominio del coche de seguridad y con banderas amarillas.
Vettel, cabreado porque el inglés había ralentizado la marcha al conocer que el coche de seguridad se iba en esa vuelta y había provocado un toque que dejó dañado el alerón delantero de su Ferrari, aceleró, se puso a la altura de Hamilton y movió su coche a la derecha, donde estaba el inglés, golpeándole de forma deliberada. Las imágenes no dan lugar a la duda y eso que se emitieron desde varias tomas.
La tensión por la carrera y también por el Mundial (ambos son los pilotos que luchan por el liderato de la clasificación general) llevó a esta acción muy polémica que le costó a Vettel diez segundos de sanción. En los vídeos se ve claramente la intención de Vettel, que acelera, se coloca a la altura de Hamilton y le golpea como venganza al toque previo.
Unas vueltas más tardes, se sacó una bandera roja en el Gran Premio de Azerbaiyán por la suciedad de la pista, que provocó antes tres coches de seguridad en apenas diez vueltas ante los numerosos toques y abandonos que hubo en el estrecho circuito urbano de Bakú.
Una vez acabada la carrera, Vettel y Hamilton se volvieron a enganchar, esta vez con los medios como testigos. "La F1 es para adultos, no era necesario frenar así", comentó el alemán. "Si quiere probar que es un hombre, mejor fuera del coche cara a cara", le contestó el inglés en tono desafiante.