24 de agosto de 2003. Fernando Alonso empieza a hacerse un nombre en el deporte español y en la Fórmula Uno gracias a su primera victoria entre los mejores. La logra en Hungría, donde, un día después de conseguir la pole position (1:21.688), se impone al McLaren de Kimi Raikkonen y al Williams de Juan Pablo Montoya con su Renault. La imagen del relevo generacional que llegaba al Gran Circo fue la del momento en el que el asturiano consiguió doblar al por entonces intratable Ferrari de Michael Schumacher. El cinco veces campeón del mundo en aquella época se rendía ante un chaval de 22 años que esperaba “tener una carrera larga con muchas más victorias”.
29 de julio de 2017. Alonso, en plena celebración de su 36 cumpleaños y con dos títulos mundiales a las espaldas (2005 y 2006), concluye octavo la calificación de Hungría. Aun así, saldrá séptimo este domingo, porque Nico Hulkenberg perdió cinco posiciones en la parrilla por cambiar su caja de cambios. Esta circunstancia permite que el español iguale su mejor posición de salida de la temporada (ya la consiguió en España). Otra vez, amago de que Hungaroring sea un circuito talismán para él.
Y más vale que también lo sea en carrera, porque McLaren quiere que este Gran Premio constituya un punto de inflexión para mejor en su temporada. Los dos puntos que consiguió Alonso al terminar noveno en Azerbaiyán son los únicos que atesora la escudería británica en lo que va de 2017. Nada que ver con las promesas de triunfos que se hacían antes de arrancar el curso, con una décima y última posición muy preocupante y decepcionante en el campeonato de constructores.
De ahí las esperanzas depositadas en un circuito más favorable a las condiciones del monoplaza de Woking, con innovaciones de estreno incluidas (el 'monkey seat', un alerón para mejorar el chasis) y un dato revelador: Hungría es la única prueba en la que Alonso siempre ha puntuado desde que vuelve a correr en McLaren. Después de ser quinto en 2015 (mejor resultado con su actual equipo) y séptimo en 2016, no queda otra que confiar en el idilio del piloto estrella con la pista húngara.
Parece mentira que la trayectoria del ovetense empezase con tan mal pie allí como para retirarse con Minardi en el Gran Premio de 2001. Abandonó después de 37 vueltas por un problema con los frenos. Después, ya en Renault, la victoria del 2003 y el tercer puesto de 2004, tras los Ferrari de Schumacher y Rubens Barrichello. Peor le fue en 2005, con un undécimo puesto tras tocarse con Ralf Schumacher nada más salir, y también en 2006. Entonces, abandonó tras una remontada estratosférica: pasó del decimoquinto puesto de la salida al tercero y más adelante llegó incluso a liderar la carrera. Sin embargo, una tuerca mal apretada en una de sus ruedas, que pasó a la historia, frustró un desempeño épico bajo la lluvia.
Un año después, en su primera etapa en McLaren, Hungría volvió a dejarle un sabor agridulce a Alonso. La culpa la tuvo una clasificación en la que la batalla deportiva y de egos que ya mantenía con Lewis Hamilton saltó por los aires. Al parar en boxes para cambiar neumáticos, Alonso estuvo detenido más tiempo del previsto e impidió que su compañero pudiese dar una vuelta más al circuito. El español se hizo con la pole, pero la FIA se la acabó quitando incluso con la oposición de su propia escudería. Se consideraba que quien había obrado mal era el piloto británico por no cederle una vuelta extra a Alonso en la calificación, como le había pedido el equipo. Dio igual: el vigente campeón salió sexto el domingo y terminó cuarto mientras Hamilton ganaba.
De vuelta a Renault, Alonso fue cuarto de nuevo en 2008 y volvió a abandonar en 2009. A pesar de salir primero (1:21.569), otra tuerca volvió a fastidiarle una carrera al bicampeón del mundo. Provocó que una de las ruedas de su monoplaza saliese por los aires después de efectuar la primera parada en boxes. Rodar sin uno de los neumáticos y tener fallos con la bomba del combustible acabaron siendo hándicaps demasiado importantes como para seguir en carrera.
Las cosas fueron mejor en Ferrari. Alonso fue segundo en Hungría 2010, 'emparedado' entre los Red Bull de su amigo Mark Webber y de Sebastian Vettel. En 2011, concluyó tercero precisamente por detrás de Vettel y del McLaren de Jenson Button, mientras que en 2012 fue quinto. Era una época en la que el sueño del tercer Mundial todavía estaba vigente. De hecho, el español era líder de la clasificación de pilotos tras concluir el Gran Premio húngaro de aquel año.
Alonso repitió quinto puesto allí en 2013 para volver a celebrar un podio en 2014. Entonces, fue segundo en Hungaroring por detrás de Daniel Ricciardo (Red Bull) y por delante de su excompañero Hamilton (ya en Mercedes). Ese circuito que casi siempre le ha dado más gloria que pena, en el que espera volver a brillar una vez más. Para que las carencias del motor Honda empiecen a ser paliadas (los entrenamientos de este fin de semana dan pie a cierto optimismo), McLaren vuelva a puntuar y Alonso, como tanto desea, sienta de nuevo el gusanillo de la competitividad.