Fernando Alonso se ha cansado de decir a lo largo de toda su carrera que guarda un lugar especial en su corazón para Sepang, que el de Malasia, donde consiguió su primera pole en la Fórmula 1 es su "circuito favorito". Es verdad que razones no le faltan, pues allí ha corrido en 16 ocasiones y ha logrado seis podios, entre los cuales cuenta tres victorias. Sin duda, sus mejores números, aunque el español, embarcado ahora en reflotar el McLaren gracias al motor Renault y sus habilidades al volante, podría cambiar con facilidad de opinión y variar sus preferencias personales si Sahkir, el circuito del Gran Premio de Bahréin, que se disputa este fin de semana, le da una alegría este 2018.
"Sí, lucharemos por los podios". El mensaje ha cambiado rotundamente. Lejos quedan aquellos interrogantes, aquellos puntos suspensivos en las declaraciones que cada cual interpretaba a su gusto y sobre todo las caras de frustración. No, 2018 ha despertado el apetito voraz del asturiano, que Alonso mostró al mundo cuando pilotaba coches capaces de competir. Y ni siquiera eso: en el total de su carrera ha corrido 292 grandes premios y ha conseguido 32 victorias, un impresionante 11% de victorias muy lejos de los mortales (hoy sólo Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, ambos con cuatro Mundiales, superan esos guarismos). Por eso Sahkir se antoja especial este año.
No está el circuito de Bahréin entre los que más veces ha corrido el español. Es más, lo ha hecho en 13 ocasiones, lejos de las 16 en que ha disputado un Gran Premio en Australia, Brasil, Reino Unido, Hungría, Italia, Japón, Malasia y España, y también por detrás de los 15 GPs corridos en Canadá y Mónaco y los 14 disputados en Bélgica y China. Sin embargo, su porcentaje de éxito en el país del Golfo Pérsico es abrumador. De las 13 ocasiones en que ha competido allí ha conseguido tres victorias (dos con Renault y una con Ferrari), lo que dice a las claras lo bien que le va Sahkir al piloto español. Y eso por no hablar del épico duelo que le ganó allí en 2006 a Michael Schumacher.
El quinto puesto en Albert Park, Melbourne, en la primera cita de la temporada no ha hecho sino levantar una mayor expectación sobre las opciones del asturiano, que tampoco quiere ponerse una presión extra tan pronto. La suya, dice, "no es una batalla por el campeonato", sino por estar de manera habitual “entre los cinco o seis primeros puestos” en 2018. Aunque su jefe, Eric Boullier, no esté muy de acuerdo: "Nuestros principales objetivos están más arriba en la parrilla de salida, así que sabemos que hay trabajo por hacer. El resultado en Australia fue el empujón que necesitábamos".
Alonso es plenamente consciente del potencial del coche y de las actualizaciones que preparan en Woking para su monoplaza -la mayoría llegarán en China-, por lo que espera que el rendimiento del McLaren-Renault crezca “en las próximas semanas, en los próximos cuatro, cinco o seis Grandes Premios”. Es más, el español pone el foco en "los próximos dos meses" para alcanzar algo parecido al cenit del monoplaza color papaya.
Entonces se verá el auténtico lugar que le corresponde en la parrilla al coche anglo-francés, si lo de Australia fue cosa del coche de seguridad virtual y el abandono de los Haas del francés Romain Grosjean y el danés Kevin Magnussen o la nueva unidad de potencia y sus manos tienen más porcentaje de mérito que el atribuido inicialmente.
Dudas muy razonables que invitan a poner especial ojo a la carrera de Sahkir, sobre todo porque el de Bahréin fue un paraíso para el asturiano durante muchos años de su carrera y, quitando Sepang, probablemente no hay mejor lugar para reverdecer laureles.
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