13º en parrilla en Bahrein, China y Azerbaiyán (aunque en Bakú salió este domingo 12º, al beneficiarse de la sanción a Hulkenberg) y 7º en Bahrein, China y Azerbaiyán. El comienzo de Mundial de Fernando Alonso está siendo una repetición cada fin de semana. Siempre sin Q3 los sábados, siempre en los puntos el domingo. [Así te hemos contado el Gran Premio de Azerbaiyán de Fórmula 1]
El piloto español volvió a rascar puntos en una carrera loca, lo que le beneficiaba, y emocionante. Con esto la Fórmula 1 recupera esa pasión perdida en los últimos tiempos debido a su monotonía. Adelantamientos, accidentes, safety car, pinchazos... en el trazado urbano de Bakú prácticamente pasó de todo y con ese ritmo el que gana es el aficionado... y Hamilton, triunfador en Azerbaiyán. También Sainz, que terminó quinto, en su ascenso cada día más notorio. Y el propio Alonso, al que la suerte nunca le ha sonreído pero en Bakú le benefició: ganó cuatro posiciones no por sus méritos, sino por los lances de carrera.
El séptimo puesto del asturiano, para ser justos, fue tramposo. Es un espejismo. Alonso llegó ahí gracias a que Verstappen y Ricciardo se hicieron el harakiri con un accidente en plena recta en la que el holandés no dejó ni un hueco a su compañero (estuvieron todo el Gran Premio batallando), a que Grosjean, con Safety Car en pista, perdió el control de su monoplaza y chocó con el muro, y a que Bottas, hasta entonces líder, pinchó su rueda. Así llegó a la séptima posición, ganando cuatro plazas 'gratis', no por el rendimiento de un McLaren que no funcionó en Bakú. A pesar de ello, hasta Vandoorne (9º) entró en los puntos.
En realidad, el primero que pinchó fue Fernando Alonso, que en la vuelta 1 se hundió en la clasificación (salió 12º y en el segundo giro ya estaba 17º) por estar en el sitio equivocado: Ocon se fue contra el muro, apenas dejó hueco en el trazado y con todos juntos a Alonso le 'cortaron' la ruedas delantera y trasera derecha. Llegó a boxes apenas sin poder torcer, pero sobrevivió. Y a partir de ahí, algunos adelantamientos para llegar a la duodécima posición, en la que se hubiera quedado salvo por la aparición del Safety Car a falta de diez vueltas, con el comentado accidente de los dos Red Bull.
40 vueltas de carrera y 11 de una nueva. Con Vettel liderando todo el Gran Premio sin sufrir ni un solo segundo, la aparición del coche de seguridad le rompió al alemán. Se le coló Bottas, que no había hecho aún la única parada. Con ese panorama, y tras irse Safety Car dejando tres vueltas limpias finales de auténtica emoción, Vettel arriesgó y se pasó de frenada. Bajó a la cuarta plaza, de la que después no se movió.
Con Bottas viéndose en una situación idílica, tocando su primer triunfo del año, la victoria acabó yéndose a su compañero Hamilton, hasta ahora también sin ganar en este Mundial, ya que el finlandés sufrió un pinchazo cruel. Eso hizo subir a Raikkonen a la segunda plaza y a Sergio Pérez a la tercera. Un podio raro vista la carrera en su globalidad.
Y detrás, un Carlos Sainz gigante, que acabó quinto (también beneficiado por los lances de carrera), pero que llegó a rodar cuarto en el inicio de carrera, el momento en el que adelantó a Verstappen y Ricciardo en minutos brillantes. Después aguantó y llegó a estar cerca de Vettel, aunque no puedo alcanzarle. Segundo mejor puesto de carrera.
Y Alonso, en una séptima posición meritoria que engaña a McLaren pero que da optimismo de cara al futuro: pese a ser una carrera mala, coge puntos, sigue sexto en la general y da alas para pensar que cuando el coche tenga mejoras, puede haber mejores resultados.