La vida de Nikita Mazepin (Moscú, Rusia; 1999) cambió radicalmente con la invasión rusa de Ucrania. El piloto perdió su trabajo en Fórmula 1 y pasó a un segundo plano. Tanto él como su familia han visto congelados sus bienes. Y, para colmo, no ha podido impulsar ninguno de sus proyectos pensados. Una sucesión de complicaciones que han dejado al expiloto en el exilio deportivo.
El más importante de sus proyectos era el de crear una fundación que ayudara a deportistas afectados por motivos políticos. Dicho anuncio llegó tras su expulsión de Haas y de la Fórmula 1. Era, por lo tanto, una respuesta a la organización y a la escudería tras imponerle sanciones al deportista. Por unos momentos la nueva fundación se vendió sola. La publicidad de luchar por la libertad era muy sencilla. Sin embargo, la fundación no ha terminado de arrancar.
Competimos como uno, que es el nombre que le dio Mazepin a esta nueva fundación, ha desaparecido del mapa. El piloto ruso no ha publicado nada en sus redes sociales desde que emitiera dicho comunicado el pasado 9 de marzo. Ni en Twitter, donde supera los 100.000 seguidores, ni en su cuenta oficial de Instagram, donde tiene más de medio millón de seguidores.
Tampoco hay información sobre la fundación en su página web. Y en redes sociales, el lema de #WeCompeteAsOne no cuenta con ningún rastro. En definitiva, el gran proyecto de Mazepin para luchar contra la discriminación de los deportistas por cuestiones políticas ha quedado en nada más de un mes después de su anuncio. Además, nadie sabe cuál es el futuro del piloto tras su complicada salida.
Anuncio de Haas
La invasión rusa de Ucrania comenzó a finales de febrero. Pero las reacciones a nivel deportivo tardaron en llegar algunos días. El fútbol, el baloncesto y también el mundo del motor dejaron clara su oposición al ataque impulsado por Vladimir Putin. Siguiendo las peticiones de los diferentes Estados y de organismos como la UE, las organizaciones optaron por excluir a todos los equipos rusos de sus competiciones. También rompieron los contratos con cualquier empresa rusa.
Es justo ahí donde acabó la carrera de Mazepin. El 5 de marzo la escudería Haas, estadounidense, anunció la disolución de su contrato con Uralkali y con Nikita Mazepin. "Haas F1 Team ha elegido rescindir, con efecto inmediato, la asociación titular de Uralkali y el contrato de piloto de Nikita Mazepin", indicaron en un comunicado donde destacaban estar "conmocionados" por "la invasión de Ucrania".
La defensa de Nikita Mazepin tampoco fue inmediata. El ruso tardó cuatro días, hasta el 9 de marzo, en pronunciarse. Y defendió que la FIA, como muchas otras organizaciones, había dejado que los rusos participaran si lo hacían con bandera neutral.
"No ha habido razón legal para que el equipo haya acabado el contrato desde el momento en que la FIA nos dejaba correr con bandera neutral, y yo acepté ser neutral y quería firmar una carta para ello, pero no me han dado tiempo, me quedé sin el sueño por el que luche 18 años de mi vida y sin defensa para ello", criticó Mazepin. Luego llegó el anuncio de su Fundación y hasta ahora no hay novedades.
La riqueza familiar
Una de las claves de la llegada de Nikita Mazepin a la Fórmula 1 fue la fortuna de su padre, Dimitry Mazepin. El oligarca ruso es el propietario de Uralkali, una empresa de fertilizantes de potasas, un mineral sobre la que han cimentado una importante fuente de ingresos. El contrato de patrocinio de su empresa con la escudería Haas catapultó a su hijo a conducir un coche en Fórmula 1 más allá del potencial que pudiera tener. Pero todo cambió con la invasión de Ucrania.
Los datos sobre la fortuna de la familia no están actualizados. Lo que sí se sabe es que en 2015, según Forbes, Dimitry tenía vinculados 1.300 millones de dólares. También que el contrato de Mazepin con Haas le reportaba al piloto ruso cerca de un millón de euros por temporada en su última firma. Una cantidad a la que se le debería sumar la de los contratos publicitarios que estrellas de ese calibre tienen.
Todos esos fondos y bienes, al menos los que se encuentren en la Unión Europea y territorios que han impulsado sanciones a Rusia, están ahora congelados. El caso más reciente es el de una mansión en una zona cercana a Cerdeña.
El valor, según lo publicado por la agencia italiana ANSA, es de 105 millones de euros. Los terrenos estaban gestionados por una empresa extranjera de la que eran propietarios tanto Dimitry como su hijo Nikita. Ambos figuran en la lista de oligarcas rusos a sancionar por la UE, por lo que ahora mismo no pueden hacer uso de estas instalaciones. Está por ver si siguen siendo perjudicados, pero lo es que evidente es que la vida de un piloto de Fórmula 1 ha cambiado en apenas unas semanas.
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