Todo ha vuelto a la normalidad. Max Verstappen se permitió una licencia en el pasado Gran Premio de Australia con aquel abandono que propició la victoria de Carlos Sainz, pero en Suzuka las aguas han regresado a su cauce y la rutina se ha apoderado de nuevo de la Fórmula 1 con un nuevo triunfo del campeón del mundo. [Así vivimos en directo el GP de Japón]
No está dispuesto el neerlandés a dar más concesiones de las necesarias y lo volvió a dejar claro en la cuarta prueba de este Mundial. Ya van tres victorias sobre cuatro posibles, así que esta temporada va por unos derroteros calcados prácticamente a la pasada, esa que le llevó al título con una solvencia extraordinaria.
La carrera comenzó con un sobresalto en el primer giro. Ricciardo y Albon se estrellaron nada más arrancar y eso hizo que los comisarios tuvieran que sacar la bandera roja, propiciando un gran retraso en el desarrollo de la carrera. Por suerte, fue el único incidente y todo lo demás se desarrolló con normalidad.
Quien volvió a levantar al público de sus asientos y quien hizo frotarse los ojos a los más madrugadores fue de nuevo Carlos Sainz. Expulsado de Ferrari al final de la temporada, el madrileño se subió otra vez al podio con una sensacional carrera y un gran tramo final en el que superó a Norris y a Leclerc. Una tercera plaza que viene a confirmar que es uno de los pilotos de momento.
Fernando Alonso, por su parte, partía desde la quinta plaza y tuvo que conformarse con bajar una posición al final de la carrera. El de Aston Martin volvió a entrar en los puntos pero se vio de nuevo lejos de la pelea por las posiciones punteras.
El susto inicial
La carrera se dilató más de lo previsto porque en la primera vuelta Ricciardo y Albon protagonizaron un espectacular choque que obligó a sacar la bandera roja en pista. Los dos se fueron de la competición a las primeras de cambio y dejaron fríos al resto, que tuvieron que esperar a que la pista estuviera limpia.
Eso no fue óbice para que Max Verstappen cabalgara de manera firme e incontestable hacia una nueva victoria. El de Red Bull no pudo completar el pasado GP de Australia por su abandono, pero si no pasa nada sobrenatural sigue siendo el mejor piloto de largo y sigue contando con el mejor coche de la parrilla.
No hay historia, como en estos últimos años en la F1. Verstappen entró en su 'modo ganador' y, casi sin hacer ruido como siempre, empezó a aumentar la diferencia para dejar claro que la victoria esta vez iba a ser suya sí o sí.
Así las cosas, de nuevo la emoción quedaba por ver cuál iba a ser la configuración del podio en la carrera. En una prueba muy estratégica, pronto se vio que Carlos Sainz iba a tener serias opciones de entrar de nuevo en el podio.
Por el camino se tuvo que ver las caras con Norris y con su compañero de equipo, Charles Leclerc, pero demostró ser mejor que ellos en este Gran Premio. Los pasos por boxes dejaron el habitual baile de posiciones, pero Carlos tenía lo mejor guardado para el tramo final.
Cuando se acercaba el momento decisivo de la carrera, Sainz aprovechó la zona de DRS para dar buena cuenta de Norris, y entonces se lanzó a por Charles Leclerc. Era indiscutible que el español tenía más ritmo que el monegasco, así que en Ferrari actuaron en equipo y Sainz pudo pasar a la tercera posición sin sobresaltos para firmar un nuevo podio.
En el año en el que en Ferrari han decidido dejarle sin asiento a final de la temporada para fichar a Lewis Hamilton, Carlos Sainz está demostrando que es uno de los pilotos del momento y suma ya tres podios en las cuatro carreras de este Mundial.
Fernando Alonso, por su parte, llegó incluso a soñar con la cuarta plaza en este Gran Premio de Japón, pero finalmente tuvo que resignarse con quedar un poco más atrás. La sexta posición le hizo de nuevo sumar puntos y ser el mejor Aston Martin de la carrera, pero estuvo lejos de los mejores de nuevo.