Sin tiempo para madurar todo lo acontecido en el fin de semana más intenso de la temporada, en el que Jorge Lorenzo se coronó tricampeón del mundo de la clase reina y Valentino Rossi disparó con bala a todo lo que se movía, los pilotos de MotoGP regresan hoy al trabajo en el circuito Ricardo Tormo de Cheste durante dos días de test en los que probarán las motos de 2016 con los nuevos neumáticos Michelin, el nuevo proveedor de la categoría reina. Dos jornadas en las que ambos volverán a verse las caras después de que su relación se cortara de raíz tras los acontecimientos de Sepang. El piloto español solicitó al Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) ser parte contra su compañero de equipo en el recurso que presentó ante el máximo organismo que arbitra el deporte. El italiano, tras perder el campeonato, le espetó: “Deja de mentir y de decir estupideces”.
La tirantez en ambos boxes de Yamaha es más que evidente y recuerda mucho a la situación que idénticos actores protagonizaron en 2010. Una etapa que concluyó con la salida de Rossi de la compañía de los tres diapasones para caer rendido en los brazos de Ducati. Cuando dos años después regresó a la que él considera su casa, tras un vía crucis en la fábrica de Borgo Panigale, la conexión entre ambos mejoró ostensiblemente (aunque nunca llegaron a ser amigos). Una relación basada en el respeto mutuo, que este fin de semana ha sido anulado desde el lado italiano.
Tanto Rossi como Lorenzo tienen contrato en vigor hasta el final de la temporada 2016, en la que el español defenderá su corona de campeón, y están dispuestos a cumplirlo. “Mi objetivo es retirarme aquí y sin cambiar de equipo. Quiero convertirme en leyenda de Yamaha y estoy en el camino para conseguirlo después de mi tercer título de MotoGP”, lanzó el flamante tricampeón del mundo de la clase reina en presencia de Lin Jarvis, managing director de Yamaha.
El máximo responsable del proyecto MotoGP de Yamaha, un gentleman británico, está harto de polémicas. “Perder por cinco puntos debe ser duro para Valentino. Sabíamos que uno no iba a ganar. He oído las explicaciones de Pedrosa, Márquez y Lorenzo y no hay razón para ir en contra de lo que han dicho ellos”, trató de zanjar Jarvis, a quien se le avecina un duro trabajo por delante para tratar de calmar las aguas en su box y que la convivencia entre sus pilotos transcurra dentro del respeto. “Me ayuda no ser italiano ni español, porque es importante ser neutral. Tengo una gran experiencia en este tipo de situaciones y no me entra el pánico. No me medico, pero un gin tonic al final de la jornada me sienta de maravilla”, zanjó con humor británico el responsable de una escuadra que ha ganado todos los títulos esta temporada (constructor, equipo y piloto) y en la que, según el presidente de la fábrica de los tres diapasones, debe imperar el espíritu de equipo.