Un silencio sepulcral se instaló en el trazado de Mugello y buena parte de los aficionados abandonaron las gradas cuando todavía restaban 14 vueltas para el final de la carrera de MotoGP. Como Mugello es amarillo, la retirada de Valentino Rossi dejó a sus tifosi desolados. Fue en el noveno giro, cuando peleaba con Jorge Lorenzo por la primera posición, y rompió el motor de su Yamaha. Una situación similar a la que protagonizó su compañero de equipo en el warm up matinal y que la fábrica de Iwata tendrá que investigar porque desde 2012, con Ben Spies como víctima, no protagonizaban un problema similar.
Los aficionados que pusieron rumbo a casa antes de tiempo se perdieron lo mejor, porque para ver espectáculo de verdad había que esperar a la última vuelta cuando Lorenzo y Márquez interpretaron una lección magistral en la que se impuso el piloto de Yamaha por sólo 19 milésimas de segundos y amplió su ventaja en la general a 10 puntos sobre el español de Honda y 37 sobre Il Dottore, que fue consolado por su asistente personal cuando llegó al box.
Márquez, agazapado detrás de Lorenzo, pasó a la acción cuando restaban tres vueltas para el final. Trató de superarlo, pero se coló y Lorenzo recuperó la primera posición en la que se había situado desde la primera curva. El piloto de Honda lo volvió a intentar antes de afrontar la última vuelta y en plena recta de meta lo superó por rebufo, pero se coló en la primera curva.
Márquez, que nunca se rinde y cuando ve el mínimo resquicio siempre intenta ganar, superó a Lorenzo en la curva 3 y pasó a comandar una vuelta final en la que afrontó el último viraje en la primera posición pero cuando trató de acelerar al salir de la curva su Honda RC213V le hizo un caballito que el vigente campeón del mundo aprovechó para asaltar la primera posición e imponerse por sólo 19 milésimas de segundos.