Ha decidido reducir al máximo sus compromisos a lo largo de este fin de semana para descansar todo cuanto le sea posible tras el accidente que sufrido hace justo una semana, mientras entrenaba con una moto de cross en el circuito de Cavallara, ubicado en Mondavio (provincia de Pesaro y Urbino). Esa es la razón por la que Valentino Rossi no ha acudido a la conferencia de prensa del Gran Premio de Italia, para evitar el ajetreo al que se ve sometido cuando corre en casa.
Sus tifosi le esperan con la misma devoción de siempre y le persiguen por el paddock desde que sale de su motorhome hasta que entra por la puerta del box. Para ellos hubiera sido una enorme decepción que Il Dottore se viera obligado a perderse la cita en el trazado de la Toscana, donde se ha colgado el cartel de ‘No hay entradas’, después de que la pasada temporada rompiera el motor de su YZR-M1 cuando lideraba la carrera.
Eso no va a ocurrir porque el piloto italiano ha sido declarado apto para correr en Mugello tras superar el examen médico al que ha sido sometido por los doctores Remo Barbagli, jefe de los servicios médicos del Autodromo Internacional del Mugello; Giancarlo Di Filippo, director médico de la Federación Internacional de Motociclismo (FIM); y Ángel Charte, director médico de MotoGP.
Los tres galenos han certificado que Valentino Rossi podrá disputar el Gran Premio de Italia pese a los dolores que arrastra en las zonas abdominal y torácica, que no le han impedido probarse primero con un scooter grande como una T-Max y después con una potente deportiva como la R6.
“Me podía mover sobre ellas y el dolor era soportable, pero esas motos no son comparables con la YZR-M1. Habrá que ver cómo estoy al subirme a ella”, afirma Rossi, a quien le preocupan cómo se sentirá cuando haga tandas largas. “Cuando tengo que respirar hondo me duele bastante. Empezaré normalmente y trataré de entender si tengo alguna limitación o si tengo que reducir algunas vueltas”, concede el piloto italiano, que se llevó un buen susto el pasado jueves.
“Fue una caída dura y con mucho dolor, especialmente en el estómago. Aún no puedo respirar con normalidad. Salté y al aterrizar lo hice un metro fuera de la pista. Era una zona donde la tierra era muy blanda. Me clavé la barra del manillar y después, al caer al suelo, me golpeé. Siempre he ha gustado el motocross. Te exige estar bien física y mentalmente, porque te obliga a estar muy concentrado. Sin embargo, el motocross se ha terminado para mí”, asegura Il Dottore, que temió perderse las citas consecutivas de Mugello y Montmeló: “Tengo suerte de estar aquí porque, fácilmente, me podría haber roto algo y perderme las dos carreras mas importantes del año”.