Dominó con mano de hierro la pasada pretemporada y encadenó dos victorias consecutivas en el arranque de 2017, a la que se sumó una más en Le Mans. Un inicio avasallador que se torció a partir de Montmeló, donde apuntó directamente a los neumáticos Michelin. Tampoco en Yamaha supieron encontrar una solución a sus problemas y a los de su compañero de equipo, por lo que Maverick Viñales vio como poco a poco sus opciones al título se fueron esfumando a medida que se avanzaba el curso.
El piloto español ha aprendido de sus errores tras su primera campaña con la fábrica de Iwata y está dispuesto a enmendar la plana. Con su futuro atado para las próximas dos temporadas –hasta el final de 2020-, ha llegado el momento de seguir su instinto y no dejarse influir por las opiniones ajenas a su box. “Debería haberme fiado más de mí y menos de los demás”, reconoció la pasada semana durante la presentación del equipo Movistar Yamaha y en clara alusión a la espiral de cambios que le llevó a probar distintos chasis a lo largo de 2017 y que lo único que consiguieron fue confundirle aún más.
Maverick Viñales, autocrítico como pocos, sabe dónde debe mejorar y por eso ha cambiado su forma de encarar los entrenamientos invernales. “La pretemporada pasada salió todo muy redondo y quizás me hubiera ido mejor si hubiéramos tenido algún problema”, concedió el piloto español, en busca de la regularidad y constancia en cada vuelta en detrimento de la velocidad.
De esta forma ha marcado el mejor crono (1:59.355) en los compases finales de la segunda jornada de entrenamientos en el circuito malasio de Sepang, donde Valentino Rossi se ha quedado a sólo 35 milésimas del tiempo de su compañero de equipo en una pretemporada que, de inicio, está siendo fructífera para los dos pilotos de Yamaha.
“El chasis parece bueno en tandas largas y también a una vuelta. Digamos que acepta mejor los neumáticos. A pesar de las muchas vueltas dadas [68], pude hacer mi mejor registro al final y eso demuestra que la degradación del neumático de atrás no es mucha. Valentino también demostró que va bien a un solo giro”, ha admitido el piloto español, que parece haber encontrado una solución al principal quebradero de cabeza que arrastró a lo largo de 2017 porque los neumáticos se desgastan mucho y muy rápido, lo que le privaba de luchar por la victoria hasta el final.
En este sentido, Yamaha ha trabajado durante el invierno en la evolución del chasis, pero tomando como partida la base sólida de 2016 después de las críticas de sus pilotos hacia el de la pasada temporada.
En cuanto a la electrónica, y como el propio Valentino Rossi ha reconocido, la fábrica de Iwata anda un paso por detrás de Honda y Ducati. “Nos falta un poco de suavidad en aceleración. Al principio la potencia entra bien, pero después lo hace de golpe y eso degrada mucho las gomas”, recalcó Viñales, dispuesto a seguir su instinto en 2018 para poder luchar por el título.