El pobre rendimiento de Jorge Lorenzo en su primera temporada con Honda -su mejor resultado en carrera fue la undécima posición lograda en Le Mans- y sus flirteos con Ducati cuando aún estaba en su casa de Lugano recuperándose de la última lesión han colmado la paciencia de Alberto Puig, team manager del equipo Repsol Honda, y el hombre que apostó por la llegada del piloto mallorquín. “Yo no creo que el problema de Lorenzo sea de técnica, sino de coraje y voluntad. A nosotros nos encantaría verle ir tan rápido como fue con la Yamaha, sería un sueño”, ha lanzado en el podcast de la web oficial de MotoGP, deslizando que si el piloto decidiera romper el segundo año de contrato con Honda Racing Corporation (HRC) no tendrían recambio: “Es algo que nosotros no queremos. En estos momentos, Honda no está preparada para reemplazarle pero, si fuera el caso, reaccionaríamos y nos pondríamos a buscar una opción”, ha indicado Puig.
Unas declaraciones que Lorenzo ha encajado con disciplina espartana a su llegada al Misano World Circuit Marco Simoncelli, donde este fin de semana se disputa el Gran Premio de San Marino y de la Riviera de Rimini. “Bueno, ya sabéis, él es el jefe. Es una persona a la que respeto porque creo que sabe mucho de motos y de este mundo. No creo que sea una declaración fuera de sitio. Él tiene su opinión, sabe que esta moto me resulta difícil y no me da confianza y sabe de mi situación con las caídas y las lesiones. Nadie puede decir que no lo intenté y que no corrí riesgos con esta moto porque tuve fuertes caídas. Yo quería tener buenos resultados y, probablemente, ese fue el problema: apreté demasiado antes de conocer bien la moto. Por esa razón me caí y tuve las lesiones que he tenido. Eso hizo mucho más difícil todo, porque yo creo que todo viene de las lesiones. Sin ellas, no habría ganado carreras pero habría sido capaz de terminar algunas veces en el podio o entre los cinco primeros. Sin lesiones y con confianza en la moto, sería el Jorge Lorenzo de los últimos 17 años”, ha razonado el piloto español, dispuesto a cumplir su segundo año de contrato.
“Tengo un contrato de dos años y, por el momento, no se me pasa por la cabeza abandonar. Esa es la situación que tengo ahora. Todo en esta vida puede pasar pero, en este momento, tengo ese contrato y quiero volver a estar, por lo menos, como estaba antes de la caída de Assen”, ha zanjado.
Las lesiones persiguen a Lorenzo desde hace justo un año, cuando en MotorLand se fracturó el dedo gordo del pie derecho tras un encontronazo con Márquez en la salida. Un problema mecánico en Buriram provocó que sufriera una dura caída que se saldó con una fisura en el radio de la muñeca izquierda, que le obligó a perderse el periplo transoceánico (cuatro carreras). Justo antes de comenzar la temporada 2019, se fracturó el escafoides de su muñeca izquierda y llegó a la primera carrera todavía sin estar al 100% recuperado. Justo cuando comenzaba a levantar cabeza, llegó la caída en el primer entrenamiento libre de Assen. Un nuevo varapalo que se saldó con la fractura de la sexta y octava vértebras dorsales, que le obligaron a permanecer dos meses en dique seco antes de regresar en Silverstone, a finales del pasado mes de agosto.