Pedro Acosta se proclamó campeón del mundo de Moto3 tras ganar el Gran Premio del Algarve. El piloto español, con 17 años y 166 días, se quedó a un solo día de convertirse en el más joven de la historia en ganar el título. Sin embargo, le bastó para ser nombrado el mejor en su primer año y para situarse como el más joven de la historia de España en lograrlo. El camino hasta el éxito, pese a todo, no ha sido nada sencillo.
La carrera de Acosta bien podría compararse con una carrera del murciano. Una constante donde, aunque parezca que es imposible, acaban superándose los obstáculos que aparecen una vez se supera una curva. Pedro nació en Mazarrón, Murcia, un 25 de mayo de 2004. Su familia siempre se dedicó a la pesca y su futuro, como en más de una casa, podría estar condenado a salir a faenar. Pero su caso fue distinto. Su madre lo dejó todo para acompañarle en su carrera sobre la moto, que comenzó cuanto tenía apenas cinco años. Su padre, mientras, trabajaba en el barco. Quién le iba a decir, como él mismo ha reconocido, que vería a su hijo como campeón del mundo de la tercera categoría.
Acosta fue creciendo hasta quedarse a las puertas de Moto3. Haciendo sus particulares 'poles' para lograr el mayor título posible: cumplir el sueño de ser profesional. En 2019 se proclamó subcampeón de la Red Bull Rookies. Había superado una conmoción cerebral, pero compitió como si nada. Ahí fue cuando llegó el primer momento clave. El murciano se quedó sin equipo y sin saber qué iba a ser de su carrera. Tanto trabajo para nada. 16 años y su futuro en el aire... hasta que apareció KTM.
"Hace menos de un año me quedé sin equipo. Solo puedo agradecerle esto a todo el equipo porque confiaron en ese niño que parecía que nunca iba a llegar", festejaba después de su título de campeón de Moto3. "Ha habido gente que nunca ha parado de confiar en mí aunque no estuvieran en el equipo. Va para todos ellos, para KTM, que confiaron en un niño que se quedó sin equipo", repitió en varias ocasiones ya como mejor del mundo en la categoría.
Un inicio de crack
Pedro Acosta debutó en Moto3 en Qatar, una semana después ganó en Doha y en los cuatro primeros GP de la temporada terminó en el podio. Había nacido una estrella. Acosta fue sorprendiendo con remontadas imparables. La regularidad podría ser un punto débil, pero era complicado echarle nada en cara viendo que luego cumplía en carrera. En más de una ocasión incluso se jugó el tipo, como cuando le pasó una moto por encima que le obligó a dormir en el hospital. No fue suficiente para pararle, pues después quedó cuarto en carrera.
El murciano llegó al parón de verano como gran favorito al título. Y fue en esa desaparición de los circuitos y las cámaras cuando vivió su 'nueva' figura. Acosta, 17 años, pegaba el estirón como un adolescente más. El de KTM regresó más alto, más mayor, más campeón. Un cambio físico al que tuvo que adaptarse para sotenerse en la moto: "Cuando pegué el estirón en verano, costaba bastante por la estatura. Ha sido duro, pero estábamos ahí".
Y como pasó con el atropello, ni su desarrollo físico le cortó la trayectoria. Consciente de la presión que había para que no se le escapara el campeonato. Dolorido por la dureza del Mundial. Recordando los esfuerzos y renuncias que habían realizado él y los suyos. Entre lágrimas, Pedro Acosta dio su vuelta de honor como campeón y fijándose ya como objetivo mantener la línea porque en dos semanas ya será piloto de Moto2.
[Más información - Marc Márquez no correrá el GP del Algarve: sufrió un golpe en la cabeza por una caída]