Cheste

La fotografía de los dos contrincantes delante de la Torre de los Campeones simboliza la lucha que librarán ambos este domingo en el circuito Ricardo Tormo de Cheste para poder inscribir su nombre en una de las 72 placas de plata maciza que conforman el trofeo símbolo de MotoGP. Fabio Quartararo fue el último que agregó su nombre a la lista de los campeones del mundo de clase reina la pasada temporada. Ahora es el turno de Pecco Bagnaia, que dispone de 23 puntos de ventaja sobre el francés antes de la carrera de su vida. Con una victoria del francés, el italiano sólo necesitaría sumar dos puntos (decimocuarto) para coronarse campeón y suceder a Valentino Rossi, su mentor, como el último piloto transalpino en lograrlo (2009). De hecho, Il Dottore ya ha instalado su motorhome en el paddock del trazado valenciano y se espera su llegada para arropar a su pupilo.

El Diablo lo tiene complicado, pero nada es imposible porque en el primer entrenamiento libre se dio el resultado que él necesita para ser campeón: finalizó primero y Bagnaia fue decimoséptimo. “En el equipo hemos dicho ‘Con ese resultado, firmamos ahora mismo’. Nos hemos reído, pero lo importante será el domingo. No consigo una victoria desde Alemania, así que la primera cosa que hacer es luchar por esa victoria. Pase lo que pase, quiero hacerlo lo mejor posible para luchar por la victoria el domingo. Tengo que estar concentrado sólo en una cosa: luchar por ganar. No me puedo dormir. Siento honestos, no tengo ninguna presión; pero también tengo el peso de victoria o nada, aunque lo tomo de una manera diferente a si fuera la mitad del campeonato”, asegura el francés.

Bagnaia, supersticioso como buen italiano, ni siquiera se atrevió a mirar de reojo la Torre de los Campeones durante la foto con su rival y reconoce que comienza a sentir los nervios. “Soy humano e italiano, así que definitivamente siento la presión”, explica con una sonrisa tras finalizar la jornada en la novena posición, justo detrás de Quartararo.

Fabio Quartararo, a la izquierda, y Pecco Bagnaia, en la recta de meta del circuito Ricardo Tormo de Cheste. MotoGP

Por delante de ellos cinco Ducati, un muro de motos italianas que puede proteger a Bagnaia si se mete en problemas en la carrera. “No le deseo nada malo. No me daría miedo que todas las Ducati fueran a por mí, porque es el resumen de 2022. Cada uno tiene su objetivo personal y el mío es ganar el título, así que ya veremos. Lo que no me gustaría es que las Ducati le dejaran pasar porque eso no tiene que pasar en nuestro deporte”, reflexiona el francés, que no pierde la esperanza pese a lo complicado de la misión.

“Nada es imposible. Hay que creérselo hasta que se acabe. En mi cabeza pienso ‘Siempre puede pasar algo’. En muchos deportes se ha visto que en el último segundo puede pasar algo. Lo lucharé hasta el final; hasta la bandera de cuadros”, concluye mientras bromea al planteársele la posibilidad de llegar a la última curva de la última vuelta peleando con Bagnaia y volverse loco al ver como se le escapa el título, como le ocurrió a Marco Melandri con Emilio Alzamora o a Loris Capirossi con Tetsuya Harada. “Mira Zidane con Materazzi”, utilizó como ejemplo el francés, apasionado del fútbol y que ha recibido el apoyo del mismísimo Kylian Mbappé.

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