Jan Frodeno, a priori, parece un tipo normal. Se queja por Twitter cuando su avión sale tarde, es seguidor de Roberto Carlos –comparte vídeos suyos en las redes sociales– y se hace selfies tomando cervezas. Es decir, su comportamiento, así explicado, es el de cualquier persona. Sin embargo, su día a día es bien distinto. Para sus vecinos, es un completo ‘loco’. O dicho de otra manera: un ‘superhombre’. El único que ha sido campeón de triatlón en unos Juegos Olímpicos (Pekín 2008) y en el Ironman de Kona (Hawái).
En realidad, el germano nunca quiso hacer un Ironman. O eso reconoció en una entrevista concedida al Süddeutsche Zeitung en 2010. Jan, simplemente, quería hacer triatlón. ¿Ir a Hawái? “No. Al menos, en este momento”, confesaba una y otra vez tras proclamarse campeón en los Juegos de Pekín. Sin embargo, cinco años después se colgó el oro –séptimo fue el español Eneko Llanos–. ¿Por qué? “Necesitaba motivarme con algún nuevo reto”, confesó tras pasar por la meta, buscar a su mujer embarazada, la triatleta australiana Emma Snowsill, y darle un beso –dará a luz el próximo mes de febrero–.
‘Frodo’, como lo apodan sus compañeros, ha dado por finalizada la historia que comenzó de forma casual cuando tenía 15 años. El alemán, nacido en Colonia, creció en Ciudad del Cabo (Sudáfrica) haciendo surf, pero tras los Juegos Olímpicos de Sídney, cuando vio por primera vez a dichos ‘superhombres’ en la televisión, se aficionó al triatlón. Y desde entonces no ha parado. Cultivó la distancia Olímpica en sus inicios y ha acabado aumentando la distancia conforme se ha hecho mayor, consiguiendo el campeonato de Ironman de Hawái a sus 34 años.
Su hazaña, tan imposible como real, la ha preparado en sus tres residencias habituales. La primera, obviamente, en Alemania (Saarbrücken); la segunda, en Australia (Noosa); y la tercera, en Girona. ¿Por qué? “No es fácil encontrar un lugar para entrenar donde se pueda nadar, salir con la bicicleta y correr. Pero, siendo sinceros, también porque tiene buenos restaurantes, cafés y comida. Eso le da mucho valor”, desvelaba en una entrevista con el diario germano Die Welt.
Tras lograr su objetivo, su próximo reto está aún en el aire, pero de momento ya está entre los más grandes del triatlón. En Alemania es el cuarto deportista que consigue el oro en Hawái tras Thomas Hellriegel (1997), Normann Stadler (2004 y 2006), Faris Al-Sultan (2005) y Sebastián Kienle (2014). Es más, ha conseguido que se extienda el #Froddismo, una tendencia de la que tiene buen concepto Javier Gómez Noya, rival durante muchos años y compañero de Jan Frodeno, el superman del Ironman.