El rugby argentino ha dado un salto cualitativo en el panorama internacional en los últimos años. Desde aquel histórico tercer puesto del Mundial de Francia 2007, Los Pumas se han ganado por méritos propios el derecho a entrar en el selecto grupo de selecciones de primer orden y desde 2012 disputa el Rugby Championship junto a Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica, a semejanza del Seis Naciones, pero en el hemisferio sur. Pero no ha sido un camino de rosas, más bien con más de una espina clavada.
Todos estos hitos deportivos tienen un denominador común en una persona, Agustín Pichot. El que fuera capitán y medio melé de los Pumas en su época más gloriosa es ahora el hombre fuerte del rugby argentino, más allá de la Unión. Como en su época de jugador, genera amores y odios pero, sobre todo, no pasa desapercibido y sigue siendo un referente en el rugby argentino y mundial.
Pichot es el embajador de Argentina en la Federación Internacional de Rugby (World Rugby), representante del país en la asociación que aúna los intereses de Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica (SANZAR, por sus siglas en inglés) y es el presidente de la Asociación Panamericana de Rugby (PARA), que afronta su principal reto con un Seis Naciones americano, con Estados Unidos, Canadá, Argentina, Uruguay (cuatro mundialistas), más los emergentes Chile y Brasil.
Todo el talento que demostró en el campo con liderazgo, inteligencia, temperamento, coraje y la plena convicción de que él y los suyos podían llegar muy lejos, no dudó en trasladarlo a los despachos en cuanto colgó las botas. Pichot dejó los Pumas en lo más alto, tras la RWC 2007 con 33 años y después de 73 partidos internacionales en su haber.
Desde 2008, ha luchado dentro y fuera de Argentina por llevar a Los Pumas hacia el profesionalismo. Desde la propia UAR tuvo que superar reticencias y negativas de clubes y directivos para llevar al rugby nacional al profesionalismo, en un deporte básicamente amateur dentro de Argentina, con una estructura organizativa lejos de igualar a las grandes selecciones.
En el exterior, tuvo que convencer a la World Rugby, al resto de selecciones y a muchos patrocinadores de que el éxito de 2007 no fue casualidad y que se podía confiar en Argentina para incluirla en una competición de primer nivel. Se pensó en ampliar el histórico Torneo Seis Naciones, pero la federación internacional tenía planes más ambiciosos. Quería expandir el rugby en Argentina y en toda Sudamérica (donde el fútbol es predominante), partiendo de un país fuerte como el albiceleste. Finalmente, Pichot logró un acuerdo con los tres grandes bicampeones del mundo para que los Pumas se unieran a la fiesta del rugby del hemisferio sur desde 2012.
La apuesta por el profesionalismo en el rugby argentino también ha dado pasos hacia los jugadores. La creación de centros de alto rendimiento y planes de preparación específicos han elevado el nivel de los jugadores. La norma no escrita de que había que ir a Europa para ser profesional se está invirtiendo. Un claro ejemplo: de los 32 Pumas en Inglaterra 2015, 24 son contratados directamente por la Unión Argentina.
Los Pumas ya han comenzado a conseguir frutos de su mejor preparación. En el Rugby Championship ya se han impuesto a Australia y Sudáfrica. Y en un nuevo éxito de las negociaciones en los despachos de Agustín Pichot, la competición de clubes del Super Rugby (similar a la Champions del fútbol) acogerá la próxima temporada una franquicia argentina.
Nueva ocasión de alcanzar la gloria
De seguro que Agustín Pichot ha podido hablar por teléfono con algunos de los actuales Pumas, algunos ex compañeros como Juan Martín Hernández, para arengarlos ante el próximo choque de cuartos ante Irlanda. Ocho años después del gran éxito de la RWC 2007, llega una nueva oportunidad de alcanzar las semifinales, donde vuelve a cruzarse en su historia los del XV del Trébol.
Los duelos ante los irlandeses han sido claves en el devenir del rugby argentino y en todos ellos ha estado presente hasta ahora Agustín Pichot. La historia del rugby argentino cambió en el Mundial 1999. Los Pumas alcanzaron por primera vez una fase final, después de imponerse al XV del Trébol, 28-24.
Los irlandeses se tomaron la revancha en 2003 y dejaron fuera de los cuartos a los Pumas con un igualado 16-15 en la fase de grupos en un grupo liderado por Australia. De esta derrota tomaron buena nota Pichot y compañía. La historia volvió a darles una oportunidad y nuevamente se cruzaron en la primera fase en Francia 2007, con un triunfo argentino por 30-15, tras dar la sorpresa al XV del Gallo. Estos triunfos cimentaron el mayor éxito del rugby argentino con esa medalla de bronce. ¿Podrá la nueva Argentina “profesional” superar o igualar a los Pumas del 2007?