Hasta que llegó Dinamarca (23-27), la tendencia era positiva. España había ido de menos a más, pero, desde entonces, todo ha cambiado poco a poco. Las piernas, antes seguras, ahora tiemblan en los inicios; los disparos, firmes en otro tiempo, se lanzan entre dudas. Así aconteció ante Hungría durante la primera mitad y parte de la segunda. Porque sí, a pesar de la victoria (31-29), los 'Hispanos' no terminan de encontrar la regularidad deseada. Defienden bien y atacan con fluidez por momentos, pero pierden la concentración a menudo, incluso con peligrosidad.
En cualquier caso, España, muy dada a recurrir la fe ante la falta de acierto, volvió a cumplir, a dar un paso más y a seguir ganando confianza. Contra Hungría, edificó su victoria sobre el sufrimiento. O, mejor dicho, sobre la capacidad de aguantar tal sensación. Como siempre, con un gran Valero Rivera (5/6 y 86% de acierto) y un Víctor Tomás (4-6 y 67%) que acudió desde el extremo en esos minutos donde se deciden las victorias.
España, que parecía haber desterrado el problema de los malos inicios, volvió a adolecer de concentración en el arranque contra Hungría. Se dejó ir (3-6) y sólo se mantuvo al acecho gracias al acierto de Ugalde. No obstante, esta vez, la respuesta fue la acertada. Igualó el marcador gracias a Dujshebaev (8-8) y no dejó reaccionar al conjunto dirigido por Talant a pesar de las dificultades para atacar el 5-1. Incluso, se pudo marchar por delante en el marcador al descanso con un disparo al poste de Antonio García (15-15).
Ese mal inicio, resuelto con fe, se corrigió gracias al pulso de Víctor Tomás, capaz de contrarrestar el sublime partido de Laszlo Nagy (9/9 y 100% de acierto). Una barbaridad. O, mejor dicho, una clase magistral de cómo lanzar a portería. Suficiente, en cualquier caso, para mantener a Hungría en la lucha hasta que apareció Gonzalo. O 'Gonchi'. O Pérez de Vargas. Como quieran llamarlo. Una parada suya en el 24-23 permitió a España remar hasta el final. Anotó Cañellas (25-23), le secundó Álex Dujshebaev (30-28) y cerró el grifo Valero Rivera desde los siete metros (31-29). Una victoria, en cualquier caso, que permite a España seguir con opciones para clasificarse para semifinales siempre que consiga la victoria ante Rusia. En caso de empate o derrota, dependería del Alemania-Dinamarca.