Iván Raña (Ordes, 1979) recorrió el camino del triatlón en solitario, sumando kilómetros cuando no había nadie, cuando la televisión hablaba de hombres de hierro y seres extraordinarios. Entonces apareció él para abrir la piñata, colgarse tres medallas en el Campeonato Mundial de Triatlón entre 2003 y 2004, y clasificarse para tres Juegos Olímpicos, con sendos quintos puestos en Pekín y Sídney. Ahora ya son muchos los que siguen sus pasos: Javier Gómez Noya, Mario Mola, Fernando Alarza… Pero él no ha cedido. Este mismo sábado participa en el Ironman de Lanzarote, pero antes se para a hablar con EL ESPAÑOL.



¿Cuántas veces le han dicho que es un hombre de hierro?



[Risas] Las mismas que me lo decían cuando empecé en el triatlón olímpico. Pero eso ocurre sólo en España. Fuera es bastante habitual hacer pruebas de larga distancia o Ironman. Yo me acuerdo cuando gané el Mundial, que la gente te decía: ‘¡Joder, cómo hacéis todo eso seguido sin parar!’. Pero realmente no es tan agresivo como parece. Si lo único que quieres es acabarlo, no hace falta estar tan preparado. Hay gente que tiene familia, hijos, trabajo… Y lo hacen. Está al alcance de cualquier persona normal.



¿Entonces no hace falta ser un hombre de hierro?



No, para acabarlo no es necesario. Otra cosa es hacerlo rápido. Para eso hay que tener una preparación de muchos años. Al final, durante algunos momentos de la prueba lo que más deseas es pararte y tienes que luchar contra esa sensación negativa que te viene.



¿No hay días en los que te levantas y dices… puff?



Yo cambiaría la pregunta. Creo que sería algo así como: ¿Y no hay días en los que te levantas y te apetece hacer otras cosas en vez de entrenar? Pero bueno, al final, en toda preparación hay que hacer algún break. Cuando llevas tantos años concentrado en esto te puedes llegar a saturar. Es bueno desconectar para refrescar el cuerpo.



Imagino que sobre todo hay que descansar mentalmente…



Sí, claro. Esto es algo que he aprendido con los años. A veces me pongo un poco nervioso porque digo: ‘Sé que estoy trabajando bien, pero...’. Antes, cuando empezaba, estaba muy motivado y decía: ‘Estoy trabajando mucho’. Pero realmente al final la fatiga era mayor y a la hora de la verdad fallaba un poco. Ahora estoy tratando de no cansarme tanto y dejar ganas para la competición.



¿Cuántas cosas se sienten durante un Ironman?



Muchas. Cuando te levantas y vas a la playa dices: ‘Joder, vaya madrugón’. Ten en cuenta que casi siempre salimos a las 6 de la mañana. Por tanto, muchas veces te levantas a las 5:30 o, en el caso de Lanzarote, a las 6:30 porque se sale a las 7 y si no te has metido pronto a la cama el día de antes no duermes una mierda. Ese es el primer palo del día. Luego llegas y hay mucho ajetreo, que si la bicicleta, que si el neopreno, que si colocar tus cosas… Y luego en la salida lo normal es pensar: ‘¿Qué cojones hago yo aquí?’.



Luego ya el desahogo llega en la salida, que es cuando te liberas un poco. La natación a veces se hace larga, luego cuando vas en bicicleta hay espacios en los que te sientes cómodo y corriendo hay un momento en que parece que no se acaba nunca. Llevas dos horas, te quedan todavía kilómetros por recorrer y entonces tienes que intentar despejar tu cabeza para no desfallecer y seguir adelante, te vas engañando de alguna forma hasta el final.



¿Se puede entrenar también la agonía?



Sí, hay que estar acostumbrado a sufrir. La primera vez que haces un Ironman es jodida. Cuando estás corriendo tienes tanto dolor que crees que se te van a romper las fibras del cuerpo. Tienes calambres, estás deshidratado y estás como una mierda.. Luego todo eso, en los próximos que haces, sabes que está ahí, y tu cabeza ya no se centra en eso, sino en otra cosa…



Usted abrió el camino y hoy España puede presumir de acudir a los Juegos Olímpicos con un pleno de triatletas. ¿Se siente culpable en parte de todo lo que ha llegado tras su incursión?



Decir que soy culpable me parece un poco pretencioso, pero sí es verdad que con el tiempo las cosas han cambiado. Ahora hacemos entrevistas para más medios y eso ayuda para que el deporte se conozca y tenga repercusión. En España, por suerte, tenemos muchos campeones, pero también tenemos la mala suerte de que sólo se nos valora si ganamos. Es bueno que yo ganara porque lo empezó a conocer la gente. Luego vino Javi, ahora Mola, Alarza… Ganan carreras y se les valora. Pero lo bonito de verdad sería valorar su esfuerzo y no sólo que sean campeones.



Hablando de Noya, Mario y Alarza, que son los tres nombres propios de nuestro triatlón. ¿Qué valora de cada uno de ellos?



Javier tiene una capacidad increíble para estar al más alto nivel, tiene mucha estabilidad en su forma de hacerlo todo. Mario tiene un estilo diferente, con mucha facilidad para correr, y luego parece un niño muy bueno, pero en carrera se vuelve malo y los revienta a todos. Y Fernando quizá sea el más agresivo de los tres, es más carnicero en carrera y eso le ayuda a conseguir buenos resultados porque se echa adelante en todo.



¿Qué significaría una medalla de los españoles en los Juegos?



Creo que aumentaría la repercusión. La TV gallega ya echa las series mundiales, pero estaría bien que lo hicieran también las televisiones a nivel nacional. El triatlón lo merece porque está a muy alto nivel. A nivel popular ha crecido mucho, pero es verdad que todavía hacen falta patrocinadores para los profesionales.



En ese sentido, Noya ha sido cinco veces campeón de las Series Mundiales y, sin embargo, sus victorias no se han visto por la televisión. ¿No es un drama esta situación?



Es una pena que sus victorias no se hayan visto. Es lo que decía antes, en España te valoran si ganas, pero no el esfuerzo. Ahora la gente le está reconociendo el mérito que tiene. Pero falta mucho para que se estabilice eso. Creo que si la gente supiera cómo es el triatlón, cómo vivimos, cómo preparamos las competiciones… en ese caso todo sería diferente.



Volviendo a su vida. Lleva muchos años viajando por diferentes países. ¿Qué opinión tienen del deporte español fuera de aquí?



Ahora creo que nos ven como una potencia en triatlón, nos tienen respeto. Me acuerdo cuando empecé. Entonces hacía algún podio y extrañaba mucho que hubiera un latino ahí. Me acuerdo que alguno ni me hablaba. Cuando yo empecé era jodido. Me costó mucho. Pero cuando estás a buen nivel, molaba mucho ver que podías competir con los alemanes, que tenían una piscina en cada manzana, con los ingleses… Y ahora ver cómo Javi y Mario pueden estar ahí... La situación se ha normalizado. Hace 15 años lo que pasaba parecía raro.



A estas alturas, ¿qué le motiva para seguir?

Bueno, esto es un poco como el que quiere pintar su mejor obra. Yo necesito tiempo para poder hacerlo. Tengo 36 años y no he perdido ni fuerza ni velocidad. Tengo experiencia y sé cómo van las carreras. Y también sé cómo lo tengo que hacer todo. Sé que puedo conseguir estar a mi máximo nivel y eso es lo que estoy intentando.

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