Louis van Gaal, genio y figura. Un entrenador capaz de asumir la falta de una estrella mundial en la plantilla del Manchester United y cargar con el peso de una temporada decepcionante. Por ello todo el mundo apunta hacia él y no pierden la ocasión de caricaturizarle y reírse de un técnico que, si bien ha mejorado al club, no ha llenado el vacío espiritual de Sir Alex Ferguson.
Louis van Gaal es uno de los nombres propios del fútbol en las últimas décadas. Cuando pensábamos que se retiraría, cogió a una selección de Países Bajos más que mediocre y opositó al Mundial de 2014. Su buen papel le hizo ser el elegido para resucitar a un United huérfano de líder. Él llegaba hasta arriba de carisma y confianza.
Su primer año fue gris, un juego aburrido y unos resultados moderadamente buenos. Eso sí, objetivo cumplido: cuarta plaza. El regreso a la Champions marcaba el inicio de una era de felicidad. El brillo volvía a Old Trafford gracias a Louis van Gaal y él amenazaba con construir a un equipo con los mejores del mundo, como Sergio Ramos.
El verano se fue y Ramos no llegó, pero daba igual. El Manchester United iba a por todas, el objetivo para la temporada 2015/16 era seguir creciendo y pelear los títulos. Su fútbol no enamoraba pero volver a disfrutar de competiciones europeas era suficiente para la afición ‘red’. Louis van Gaal gozaba de un ejército de aficionados a sus espaldas que respondían al grito de “Louis van Gaal red army!”.
Duró poco. El United quedó eliminado de la fase de grupos de la Champions League por PSV y Wolfsburgo. Además en Europa League no pudieron con su máximo rival, el Liverpool, y en la Premier League el equipo no podía seguir el ritmo del Leicester. Ni siquiera mantener la cuarta plaza del curso pasado.
Inglaterra empezaba a hablar del despido de Louis van Gaal. Ni juego, ni resultados, ni nada de nada. Lo único que le mantenía en el cargo era que el Manchester City estaba tan mal que la cuarta plaza parecía posible. Bueno eso, y que el fichaje de Anthony Martial estaba siendo todo un éxito y que David De Gea hacía sus dos milagros por partido. Que lejos queda el 31 de agosto de 2015 con van Gaal bloqueando la salida del portero hacia el Real Madrid, ¿verdad? Cuando quiere es un tipo duro.
Todo lo que rodeaba a la figura del entrenador tomaba un cáliz extraño. Todo eran abucheos y gente deseando su adiós. Pero había una parte buena de ser Louis van Gaal, algo que le hacía irresistible fuera del campo. Aunque en realidad no lo disfrutaba él.
Volviendo a los terrenos de juego su United era aburrido. El ‘boring, boring’ United no marcaba muchos goles, tampoco los recibía, pero no parecía suficiente. Old Trafford echaba en falta más delanteros y se lamentaban de la salida de Chicharito en agosto. El mexicano fue ridiculizado por van Gaal y mientras el United no tenía acierto arriba, el punta destacaba en el Bayer Leverkusen. Lo último que hizo como ‘red devil’ fue fallar un penalti y soportar la mirada desde el banquillo.
La parte buena es que allá donde Louis van Gaal pisa despuntan un par de canteranos que no sólo juegan sino que son protagonistas. El hombre que cambió las carreras de Xavi Hernández, Carles Puyol, Thomas Müller y David Alaba, entre otros, ha dado galones a Marcus Rashford en punta y éste ha respondido con 7 tantos. Además de otros jugadores como Fosu-Mensah o Borthwick-Jackson. En definitiva, parece que tiene una química especial con los jóvenes.
No fue suficiente para asegurar el cuarto puesto, el Manchester City se hizo con la última plaza que da acceso a la Champions League. A falta de dos jornadas el United dependía de sí mismo pero la remontada sufrida contra el West Ham hizo imposible el sueño. No se puede decir que Louis van Gaal no se dejara la piel por ese puesto dando alguna actuación mágica, como contra el Arsenal:
La música de la Champions se aleja del lado rojo de Manchester mientras que en el otro extremo de la ciudad se creen capaces de ganar a todos con la llegada de Pep Guardiola. La última vez que los diablos rojos no consiguieron clasificarse para la máxima competición europea fue con David Moyes, lo que hace que alguno empiece a plantearse si mereció tanto desprecio. ¿Y si Moyes hubiese contado con el respaldo económico para fichar que sí ha tenido su sucesor?
El problema para Louis van Gaal es que le queda un partido y no es un día cualquiera, es una final de FA Cup. El contexto no es el mejor: si ganan la celebración irá marcada por el fracaso en Premier League y la poca entidad del finalista (Crystal Palace), el triunfo se daría como normal. Ahora bien, si pierden, será una tragedia para un equipo ya sumido en demasiadas incertidumbres.
La duda que se respira en Inglaterra es si Louis van Gaal podrá conservar su puesto tras la quinta plaza y una FA Cup que sería su primer título en las islas. Todo ello con José Mourinho como contendiente número uno a un banquillo que todavía llora el adiós de Sir Alex. Mientras tanto Louis van Gaal sigue insistiendo en que se quedará para la temporada que viene. Y claro, la afición no pierde la ocasión de caricaturizarlo.