En septiembre de 2004 mi madre nos obligó a uno de mis hermanos y a mí a ir al centro para ayudar con las compras, a cambio nos daba nuestro regalo de cumpleaños: cada uno podía elegir la camiseta de fútbol que quisiera. Cuando me decidí por la del United mi hermano me dijo que cogiera la de Ronaldo, un portugués que le había gustado pero le contesté que no, que prefería la de Rooney, el ‘8’ que acababan de fichar.
Cuando llegué a casa mi otro hermano me preguntó quién era ese tal Rooney y por qué no me había cogido una “normal”. Le expliqué que era un delantero inglés que siempre se enfadaba, que cuando arrancaba no podían con él y que disparaba muy fuerte. Si me hicieran la misma pregunta ahora sería muy distinta, de aquel Rooney que me enamoró entre voleas, broncas y sprints no queda nada, ni el número en la espalda -se pasó al ‘10’-, sólo el escudo de la camiseta.
Ahora Wayne tiene otras funciones, otras cualidades y otros objetivos. En transformación constante siempre para ayudar, Rooney ha sido la respuesta más frecuente a las dudas que han aparecido en el United en los últimos años. Aunque el United haya ido a menos, entre él y De Gea han impedido una depresión mayor.
Esta jornada regresa tras meses de lesión en los que ha visto cómo se ha especulado con su presencia en la Eurocopa, como su afición se ha ilusionado con fichar a Ibrahimovic para su puesto y cómo su reemplazo en el once, Rashford, está rindiendo mejor de lo que él venía haciendo. Aun así, su equipo le necesita, como siempre, eso no ha cambiado.
Cómo y dónde le necesitan
La carrera de Rooney está llena de exhibiciones y cambios de posición. De partidos decisivos arriba y de luchas interminables en la banda, de noches en las que ha mutado a medio y, sobre todo, de jornadas decididas siendo clave por detrás de un delantero centro. Pero el actual Rooney no puede dar todo eso y ha sufrido con Van Gaal. Tras un primer año lleno de cambios en el que le colocaron de todas las posiciones posibles de mediocampo en adelante el panorama se despeja y da esperanzas para que el United arregle otro mal año en lo que queda de temporada (arrebatar la cuarta plaza al City).
Marcus Rashford llegó al once del United tras la lesión de Rooney y lo hizo con goles y victorias que salvaron a Louis van Gaal. ¿Es una mala noticia para Wayne? Al revés, no le han quitado su hueco del once, esta nueva sociedad le acercará a la posición donde más puede dar en el actual esquema. El '10' ya no puede correr como antes, pero tiene a Martial en banda para que lo haga. No puede bajar a recibir tan atrás pero Scheneiderlin le lleva el balón y como no puede llegar siempre a zonas de remate, necesita a Rashford.
¿Qué puede dar Rooney? Continuidad al juego, balones medidos a los delanteros, más físico para ganar la posesión en campo rival y una amenaza con disparos lejanos, ya que los jóvenes Martial y Rashford no se atreven a intentarlo.
La aparición de Rashford debe ser la clave para salvar la temporada de Rooney, que venía siendo el delantero centro sin apenas libertad. Cuando Louis van Gaal pone a Rooney ahí le aleja del juego y le obliga a desempeñar misiones en las que no destaca: crearse el espacio para rematar, desmarcarse o ganar por arriba a los centrales. El capitán del United promedia 36 toques de balón por cada 90 minutos, su peor marca desde que la Premier contabiliza esos datos (2009/10). Ahora con Rashford, Rooney vuelve para tener más balón, será más él mismo, tener más espacio, más libertad y ser más protagonista.
De la mano de Wayne
Es un mal momento para el United en cuanto a calidad individual. Para una entidad que ha tenido a Blanc, Giggs, Scholes, Stam, Ruud van Nistelrooy o Cristiano Ronaldo, el nivel medio de la plantilla actual sabe a poco. De esos días de gloria sólo queda un hilo conductor, Wayne Rooney. Una figura brillante con una carrera difícil de analizar, para entender lo que hizo y cómo lo hizo hay que ver quién le rodeó. Wayne Rooney fue el escudero de las estrellas del United, quien puso su talento y sacrificó su estatus para que el resto creciera como nombre propio. Se adaptó, brilló más o menos, pero siempre sumó.
Es un talento de equipo más que individual. En 2004 llegó para acompañar a Ruud van Nistelrooy apareciendo donde el holandés ya no podía; después Rooney permitió que Cristiano Ronaldo se convirtiera en leyenda; sin el portugués fue el hombre gol; incluso pasó a tapar las vergüenzas de un avejentado Scholes y un decepcionante Anderson. Volvió a ser más delantero cuando acarició la Champions contra el Barça, para acabar la etapa Ferguson –y la de Moyes- surtiendo balones a Robin van Persie.
Louis van Gaal le ha probado de todo y él lo ha intentado pero ni le dieron la libertad a la que le acostumbraron ni él mostró su mejor nivel. Ahora Wayne Rooney debe ser la clave para el crecimiento del resto desde la posición donde mejor ha rendido en su carrera, detrás de un punta.
Más allá de rumores y desprecios a Wayne Rooney, que es el jugador que mejor compite de este United, el futuro del club pasa por el capitán para potenciar a Anthony Martial y ver si Rashford o Depay pueden ser útiles. Wayne Rooney es la clave para encajar esa juventud sin perder sentido ni pragmatismo.