Más de tres años después de decidir que su etapa en el FC Barcelona terminaría en junio de 2014, Víctor Valdés sigue sin levantar cabeza. Incluso reconoció tiempo después que la salida del club de su vida no fue la deseada. Cuando buscaba sentirse más valorado, el portero natural de Hospitalet de Llobregat ha encontrado todo lo contrario lejos del Camp Nou: desprecio, anonimato y soledad. Una caída sin frenos prolongada también en el Standard de Lieja, su equipo hasta este viernes, cuando Valdés y el club han decidido acabar de mutuo acuerdo con la cesión que les unía hasta final de temporada.
El motivo esgrimido por el equipo belga para deshacerse del guardameta (también del griego Ioannis Mantatis) es "dar más protagonismo a los jugadores jóvenes" en la recta final del curso. Sin duda, el estrellato no ha podido serle más esquivo a Valdés en los últimos tiempos.
Antes, peleaba por los galardones más prestigiosos con el Barça (seis Ligas, seis Supercopas de España, tres Champions, dos Copas, dos Supercopas de Europa y dos Mundiales de clubes, entre otros logros, para un total de 24 títulos) y la selección española (un Mundial y una Eurocopa). Ahora, uno de los futbolistas españoles con mejor palmarés de la época reciente tiene que conformarse con ganar la Copa de Bélgica.
La metamorfosis de Valdés comenzó un fatídico 26 de marzo de 2014, cuando se lesionó el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha ante el Celta. "La maldita jugada empezó con que el árbitro pita penalti. Creo que era Ayza Gámez, que venía de haber pitado un penalti fuera del área. Yo como capitán presiono, él lo consulta con el linier y pita libre directo. Y en esa falta cambió mi vida, porque me lesiono", le contaba el guardameta al presentador colombiano Marlon Becerra en una ya célebre entrevista.
"Si hubiese sido penalti seguramente no me hubiese lesionado. Cambiaría que ese día yo no hubiese sido el capitán, porque sin el brazalete seguramente no hubiera ido a pedir que lo sacara del área. Nunca lo olvidaré", continuaba Valdés. No volvería a defender la portería del Barça, que saldría de su vida prácticamente de puntillas al tener que recuperarse de su lesión en Alemania. "Me aparté y me fui. La gente seguramente esperaba mucho más de alguien como yo. Seguramente me recrimino ciertas actitudes de este tipo de mi persona", reconocería afligido después.
En un primer momento, el fútbol parecía continuar sonriendo al jugador catalán. Firmó un acuerdo por cuatro años con el Mónaco, que quería resurgir a golpe de talonario: James Rodríguez, Falcao, Carvalho, Moutinho... Las hechuras de nuevo rico del conjunto del Principado terminaron siendo un espejismo. Al igual que el contrato firmado con Valdés, roto al no superar el reconocimiento médico con el club.
"Llegaremos hasta las últimas instancias para defenderlo, ya sean deportivas o no", declaró entonces su agente, Ginés Carvajal. Pero la polémica, incluso con amenaza de que la FIFA hiciese pagar íntegra su ficha al Mónaco, se fue diluyendo poco a poco. Al igual que Valdés, un ciudadano anónimo más durante la estancia en Alemania para tratarse su lesión.
Van Gaal reaparece en escena
"Los futbolistas vivimos una vida irreal. Afortunadamente, volví a la vida real, a pagar un café, a tocar monedas… y esa cura de humildad me ha servido ahora que he vuelto a la actividad como futbolista profesional. Yo vengo de tres meses en Augsburgo, de comprar mi billete de tranvía, de ir con muletas, de estar solo. Eso no me lo quitará nadie", confesaba Valdés a Becerra.
Durante su anónima estancia en Alemania, llegó a adquirir fuerza el rumor de una posible llegada al Bayern de Múnich para reforzar a los bávaros durante los entrenamientos. Y, por tanto, el reencuentro con Pep Guardiola. Sin embargo, el equipo donde acabaría recalando en octubre de 2014 sería el Manchester United. Volvería a hacerse con una ficha profesional en enero de 2015, con otro viejo conocido en el banquillo: Louis Van Gaal.
El técnico holandés hizo debutar a Valdés en el Barça con 20 años en la temporada 2002-2003. Sin embargo, poco después decidió enviarle al filial. "Un jugador joven como Víctor necesita jugar muchos minutos y en el Barça B puede tenerlos", declaró Van Gaal al respecto. La decisión estuvo a punto de causar la salida de Valdés del conjunto azulgrana en el mercado de invierno de aquella temporada.
13 años después, la historia volvería a repetirse. Aunque fichó por el United hasta junio de 2016, con una temporada más opcional en función de su rendimiento, Valdés no logró volver a ser feliz en Manchester. Únicamente jugó dos partidos oficiales con los 'red devils' y, como en 2002, Van Gaal descargó su consabida fama de 'ogro' contra el guardameta.
Un filial volvía a aparecer en escena. En verano de 2015, Valdés no hizo la pretemporada con el primer equipo. Según su entrenador, se negó a volver a jugar con los canteranos. Le habían servido como 'sparring' mientras se recuperaba de su lesión, disputando varios partidos con ellos. Como castigo, el portero pasó a entrenarse prácticamente solo, con la única compañía de uno de los miembros del cuerpo técnico del United.
El adiós a Manchester era la única solución posible para Valdés. Ni él quiso aceptar ofertas de España ni Van Gaal le permitió reforzar a otros equipos de la Premier, así que el pasado enero se marchó cedido al Standard de Lieja hasta final de temporada. Justo un año después de fichar por el United y con la intención, de una vez por todas, de volver a sentirse futbolista.
El final de la historia ya lo conocen: Valdés sale de Bélgica con una nueva Copa debajo del brazo, pero habiendo disputado únicamente ocho partidos (seis de Liga y dos coperos) en su último equipo. Con la temporada a punto de concluir, el guardameta vuelve a encontrarse sin camiseta que defender y sin cerrar el círculo vicioso que inauguró en verano de 2014. Y, de momento, la profecía que él mismo lanzó en su entrevista con Marlon Becerra, de alguna forma macabra, se cumple: "Yo nunca más seré una súperestrella".