Lo que al principio fue un suspiro de liberación, se convirtió más tarde en una pesadilla. Darya Klishina recibió este sábado el salvoconducto de la IAAF (Federación Internacional de Atletismo por sus siglas en inglés) para competir en los Juegos de Río tras “cumplir los criterios excepcionales de selección”. De este modo, la saltadora de longitud podrá participar en la cita olímpica como atleta neutral independiente. Pero la noticia, de enorme satisfacción para ella, se reveló en alta traición para la opinión pública rusa.
Klishina, que lleva tres años entrenando en Estados Unidos, lanzó un mensaje en su cuenta de Facebook donde afirmaba estar “muy feliz” con la decisión de la IAAF y donde agradecía todo el esfuerzo realizado por su entrenador y patrocinadores. Las muestras de apoyo fueron inmediatas, pero un río de comentarios negativos hacia la decisión de la atleta comenzaron a inundar su perfil.
Las redes sociales se echaron encima de Klishina tachándola de “traidora”. E incluso también la prensa rusa. El periódico Argumenty I Fakty, en un articulo titulado ‘Una contra todos. Cómo la atleta Darya Klishina se convirtió en la enemiga del pueblo’, recogió algunos ejemplos de la incisiva campaña vertida hacia la saltadora.
“Ni una palabra sobre el resto de atletas rusos, a pesar de que eres la única que tiene luz verde para Río. ¿Dónde está la solidaridad?” “Usted ha decidido competir bajo bandera neutral, ¿no es esto humillante? ¿Se puede realmente cambiar de nacionalidad?” “Si vive en Estados Unidos, ¿por qué se considera atleta rusa?” Y así, un sinfín de menciones que dudaban del compromiso de Klishina con su país.
El pasado lunes, las acusaciones sobre la saltadora fueron un peldaño más allá. El famoso periodista del Kremlin Dmitry Smirnov, comparó la acción de Klishina con los soviéticos que colaboraron con el régimen nazi después de ser manipulados con promesas de gratificación instantánea.
Vladimir Markin, el portavoz del Comité de Investigación Federal de Rusia, también se mofó en Twitter del trío que harían Klishina y Yuliya Stepanova -la atleta que destapó el sistema de dopaje de estado del país y que ya ha competido como atleta independiente en los Europeos de Ámsterdam-, junto con Grigory Rodchenkov, el antiguo director del laboratorio antidopaje ruso que se vio obligado a huir a Estados Unidos y que confesó al New York Times cómo manipulaban las muestras de orina de los atletas para que no diesen positivo.
Muestras de apoyo
“Insultarme y llamarme traidora a la patria no me parece correcto. Ahora me encuentro bajo presión y mayor atención, lo que no es siempre positivo. Mi situación es mucho peor ahora. Estaría más feliz si nos hubiesen dejado competir a todos”, afirmó Klishina.
El ministro de Deportes, Vitali Mutkó, salió en defensa de la saltadora. Tras confesar que él no hubiera agradecido públicamente la decisión de la IAAF -hecho que propició la mayor cantidad de críticas contra la atleta- declaró que “los ataques a Darya son excesivos. Sé que sufre por todo el equipo. Nunca ha renunciado al equipo nacional. Es nuestra pupila. Simplemente, entrena en el extranjero. Siempre ha competido dignamente por nuestro país. Considero que lo único que hay que hacer es apoyarla".
Otros diputados del Kremlin, y antiguas estrellas del deporte ruso como el tenista Marat Safin, también se solidarizaron con la saltadora de longitud, tachando de “idiotas” a los que cargaron contra Klishina.
La única 'liberada' por el momento
El atletismo ruso vive sumido en el caos y la incertidumbre desde finales de 2015, cuando la IAAF retiró la licencia a la Federación Rusa por su connivencia e inmovilismo ante un sistema de dopaje de estado masivo. Desde aquel entonces, los atletas del país no pueden participar en competiciones internacionales por orden de una sanción que ha sido ratificada el pasado 17 de junio.
Klishina ha sido liberada para competir en Río bajo bandera independiente tras demostrarse su limpieza frente a las sustancias prohibidas y por llevar tres años entrenando en el extranjero. Sin embargo, la IAAF rechazó las peticiones de otros 67 atletas rusos, entre los que se encuentran la pertiguista Yelena Isinbayeva y Sergey Shubenkov, campeón del mundo de 110 vallas.
Tras la esperada apelación por parte de este numeroso grupo de deportistas, la decisión final queda ahora en manos del TAS (Tribunal de Arbitraje Deportivo), la última instancia a la que pueden recurrir. El máximo organismo del deporte resolverá el caso la próxima semana.
Pese a la campaña de desprestigio lanzada desde su país, Klishina, a los 25 años, participará en sus primeros Juegos. Mientras los compatriotas se enredan en líos burocráticos, la bellísima saltadora de longitud se acicala para deslumbrar en la pista de Río.