Las maldiciones están para acabar con ellas, para mirarlas a la cara, retarlas y enterrarlas en lo más profundo de la tierra. Sin embargo, la de España, concerniente a la tercera estrella, esa que la acreditaría como tres veces campeona del mundo, sigue sin extinguirse. De hecho, habrá que esperar otros cuatro años para que capitule con el tiempo. España, quizás, lo tenía todo a su favor. Italia y Brasil ya habían caído eliminadas, y con ellas fuera, el camino se antojaba, si cabe, menos complicado. Pero apareció Rusia, la otra gran favorita, y tornó el sueño en pesadilla (6-2).



Hay días, ya saben, en los que no sale nada. Y España tuvo uno de ellos. Falló, tuvo mala suerte y cayó aplastada por Rusia. Una derrota que retrotrae a otro tiempo, a los inicios de esta competición. Porque lo cierto es que la ‘Roja’ no se quedaba fuera de la lucha por las medallas en un Mundial desde 1989. Pero, a veces, estas cosas pasan. Se alinean los astros y la suerte cambia de bando. ¿Resultado? El equipo de Venancio, que llegó a la final en las dos ediciones anteriores (cayó por penaltis y prórroga), se irá sin metal alguno de Colombia.



Ocurre que, como dicta el refrán, lo que mal empieza, mal acaba. Y así sucedió. España comenzó con el rostro torcido. Y lo hizo, precisamente, porque falló. Y mucho. Lo hizo al inicio: Carlos Ortiz le regaló la bola a Chishkala y éste batió a Paco Sedano. Nada preocupante, al menos, en principio, porque España le dio la vuelta a la tortilla en apenas unos minutos. Anotó primero Rivillos con un disparo cruzado desde lejos y, poco después, hizo lo propio Miguelín en una falta que pegó en la barrera y permitió a la ‘Roja’ adelantarse en el marcador.



Sin embargo, tras esa reacción, tranquilizadora desde cualquier punto de vista, Rusia regresó. Y lo hizo a lo grande. Chishkala, que ya había probado anteriormente, puso el empate en el marcador. Y justo después, antes del descanso, España volvió a fallar. Regaló un nuevo balón, y Eder Lima, que algo sabe de esto, la metió por la escuadra. Y suma y sigue. Sin Sergio Lozano, lesionado; España, aunque llamó a Vilma, ni encontró las llaves ni la puerta donde llamar.



España no cejó en su empeñó, pero cayó. Volvió a fallar en defensa y dejó que Romulo hiciera el cuarto. Y, desde entonces, se diluyó poco a poco. Eder Lima marcó el quinto, Gustavo, desde lejos, hizo el sexto y capituló el partido. Y fin de la historia. La ‘Roja’ lo intentó una y otra vez, sin parar. Pero ni con esas. No era el día. Ni en defensa ni en ataque, ni en ningún apartado. La maldición seguirá vigente, al menos, durante otros cuatro años. Y la tercera estrella tendrá que esperar. ¡Ay, lo que está costando bordarla!