A sus 37 años, el sorprendente Manny Pacquiao vuelve a proclamarse campeón mundial al arrebatar el cinturón de la WBO del peso wélter al californiano Jessie Vargas con una clara victoria por puntos. Es éste un título que Manny ya poseyó en el pasado en dos ocasiones, uno más para su interminable colección de trofeos desde que debutó como profesional con 16 años por unos pocos pesos.

Ahora el excepcional púgil filipino vuelve a hacer historia como el primer senador que obtiene un título mundial de boxeo. La decisión fue unánime. Dos jueces puntuaron el pleito 118-109 mientras que el tercero, Dave Moretti, dio el triunfo a Pacquiao por un incomprensiblemente escaso 114-113.

Era la primera defensa que hacía el estadounidense. Manny mostró un poderío físico y una velocidad realmente impropia de un púgil de su edad. Con su boxeo de zurdo y la utilización de ángulos en sus ataques dominó a Vargas durante la mayor parte de los asaltos. Incluso en el segundo round, Manny derribo al campeón con su tradicional directo de izquierda. El filipino, siempre ambicioso, declaró tras el combate que intentó buscar en todo momento la victoria por KO, pero no fue capaz de conseguirlo. Pacquiao sigue siendo excepcional, pero no gana un combate antes del límite desde 2009.

El récord del filipino es ahora de 59-6-2 (38) mientras que el de Vargas queda en 27-2 (10)

POSIBLE REVANCHA CON MAYWEATHER

Los más de 16.000 espectadores que se dieron cita en el Thomas & Mack Center de Las Vegas, como siempre, se volcaron con Pacquiao, coreando su nombre durante todo el combate. Y bien visible, en el ringside, Floyd Mayweather concitaba todas las atenciones. Lleva un año retirado, pero anoche más que nunca se volvió a hablar de la posibilidad de que regrese a los cuadriláteros para obtener su quincuagésima victoria, precisamente ante Pacquiao, con quien en mayo de 2015 protagonizó el combate que batió todos los récords económicos de la historia.

Pese a que el primer enfrentamiento entre ambos resultó decepcionante, a día de hoy, un reencuentro entre Manny y Floyd generaría de largo muchísimo más dinero que cualquier otro combate.

Tras su última victoria ante Tim Bradley, en abril, Pacquiao había anunciado su retirada del boxeo para centrarse en la política y en el mes de mayo fue elegido senador en su país natal, Filipinas. Pero poco duró su no muy convencida jubilación. Pacquiao tardó poco en descolgar los guantes y anoche demostró que, si bien nunca volverá a ser la diabólica máquina de combatir que maravilló especialmente entre 2005 y 2010 con espectaculares triunfos ante boxeadores como Erik Morales, Marco Antonio Barrera, Juan Manuel Márquez, Óscar de la Hoya, Ricky Hatton, Miguel Cotto y Antonio Margarito, el senador, pese a su edad y sus batallas, es mejor que la mayor parte de los boxeadores de su categoría.

No es el que era, pero no tuvo excesivos problemas para imponerse a un campeón que tenía un estilo que le venía al filipino como anillo al dedo. El californiano de sangre mexicana, diez años más joven que él, era el campeón del wélter que, por categoría y estilo, menos complicaciones le podía ofrecer a Pacquiao. Parecía hecho a su medida. A pesar de estar ya en su cuesta abajo deportiva, Manny lució más rápido y con más movilidad que su oponente e incluso acabó con más fuelle en el tramo final.

Jessie Vargas no deja de ser uno de esos boxeadores que llegan a obtener un título mundial por la grotesca proliferación de organismos, buen púgil pero con limitaciones ante la verdadera élite. Aun así, el filipino hubo de tragarse durante el combate numerosos derechazos de Vargas, que de haber sido un púgil con mayor plomo en sus guantes podrían haber variado el rumbo del combate. Pero PacMan sigue emocionando y su tirón es indiscutible. Su enfático triunfo deja claro que volverá a subirse al ring.

Ya han comenzado las conjeturas sobre quién será el próximo oponente del senador electo, y se empieza a hablar de boxeadores como Adrien Broner, Amir Khan o campeones como Danny García, Keith Thurman o Terence Crawford. Todos ellos, sin duda, rivales muchísimo más complicados que Vargas. Aunque de momento son solo tiros al aire, Pacquiao y su promotor, Bob Arum, serán cuidadosos a la hora de seleccionar el rival. En realidad el sueño del filipino es cerrar su carrera con un multimillonario combate de revancha contra Mayweather.

Pacquiao ha ganado durante su carrera más de 450 millones de euros, de los que ha destinado una parte muy importante a obras sociales en su país. Si indiscutiblemente Mayweather ha sido el mejor de las últimas décadas, Manny ha sido el más querido y el que más ha emocionado a los aficionados. Frente a Vargas demostró que es capaz de compatibilizar sus tareas como senador con las de un campeón de boxeo. Está dando sus últimos coletazos deportivos pero aún le queda mecha para un par de combates. Tendrá que saber rentabilizarlos, tanto deportiva como económicamente.

Tras lo de anoche, y ante la falta de figuras en la actualidad que se les asemejen en carisma y tirón popular, en los próximos meses se volverá hablar del Mayweather-Pacquiao II más que de ningún otro combate.

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