A Janet Jackson, convertida ahora al Islam, se la recordará siempre por el famosísimo 'nipplegate' de 2004. La historia de la Superbowl va tan indisolublemente unida a la imagen del pezón de la hermanísima de Michael Jackson como a la de la cantante M.I.A. dedicándole una peineta al respetable. Recuerdos únicos de la historia del deporte que la organización del 'mayor espectáculo del mundo' no quiere ver repetidos. Menos aún si el protagonista es Donald Trump, aunque si han contratado a Lady Gaga para el show del descanso...
No ha sido extraño a lo largo de los tiempos que la NFL pidiese a los protagonistas del descanso firmar una claúsula por la que los artistas invitados -nadie cobra un solo dolar por su actuación- aceptan acomodarse a las "normas de decoro" de la liga. Normas que no impidieron a Beyonce vestir a sus bailarines de Panteras Negras y que estos alzaran al cielo sus puños enguantados durante el espectaculo de 2016. Precisamente ese mismo año se produjo el debut de Lady Gaga en la Super Bowl, pues fue la encargada de interpretar el himno nacional en la previa del encuentro.
La estrambótica artista regresa ahora con el papel protagonista y con el encargo de brillar en los 12 minutos de descanso. Un show que promete no dejar indiferente a nadie, pues la organización, parca en detalles habitualmente, ya ha confirmado que será el más caro de todos los tiempos, pues desembolsarán la friolera de 10 millones de dólares en el montaje. Sin embargo, el dinero no es su mayor preocupación.
ACTIVISTA ANTI-TRUMP
La noche de las elecciones estadounidenses Lady Gaga abanderó una protesta contra el ahora presidente en la misma puerta de la Trump Tower, en Nueva York. Armada de su voz y una pancarta -"Love trumps hate" (el amor triunfa sobre el odio)- se convirtió en uno de los más fuertes apoyos para Hillary Clinton durante la campaña electoral y, según la cadena de televisión MSNBC, suyas fueron las lágrimas tras el estrado que debía haber celebrado la victoria de la candidata demócrata.
Tal es la especulación sobre qué hará la artista en el descanso -manifestaciones verbales, gestuales o incluso con carteles- que las casas de apuestas estadounidenses ya pagan, y muy bien, a quienes piensan que sí se atreverá. De hecho, tal es la credibilidad de una posible crítica al presidente que la NFL ha tenido que salir al paso de los rumores que hablaban una censura previa por su parte para que la cantante no realizase ninguna manifestación política durante su actuación.
En cualquier caso, el descanso de la Super Bowl se ha convertido en los últimos años en el escenario ideal para el escándalo, los gestos soeces y las reivindicaciones de todo tipo por parte de los artistas.
Desde el 'Nipplegate' de 2004 con Janet Jackson y Justin Timberlake, al día que Michael Jackson se llevó las manos a sus partes o, ya en 2007, la actuación del artista antes conocido como Prince con una guitarra con forma de pene.
MANIFESTACIONES CONTRA TRUMP
Pero no sólo preocupa el posible mensaje antipresidencial dentro del NRG Stadium de Houston, sino también lo que pueda suceder en los alrededores y en otros puntos de la ciudad antes y después del encuentro entre los Atlanta Falcons y los New England Patriots.
Pese a que, según la Agencia Nacional de Seguridad, "no hay amenazas creíbles", la Super Bowl "es un evento de alto nivel", por lo que se extremarán las medidas de seguridad, y no sólo en lo referente a posibles atentados, pues la orden ejecutiva de Donald Trump prohibiendo la entrada en el país a los ciudadanos de siete países, todos ellos de religión musulmana, ha calentado los ánimos de los opositores del nuevo presidente.
Sylvester Turner, el alcalde demócrata de Houston que ha pedido públicamente a Trump en una serie de mensajes de Twitter que derogue la conocida como 'travel ban', ha asegurado que apoyará "cualquier manifestación pacífica" contra la norma. Eso sí, "la violencia no va a ser tolerada ni permitida".
Con el objetivo de evitar cualquier problema de seguridad se espera que más de 5.000 agentes de la policía local de Houston estén de servicio durante la tarde-noche del domingo 5 de febrero. Además, a ellos no sólo se unirán efectivos de cuerpos policiales regionales y estatales, sino que el FBI ya ha confirmado la colocación en puntos estratégicos de equipos de fuerzas especiales (SWAT) y un amplio despliegue de agentes uniformados y vestidos de civil.
Todo por controlar posibles desmanes, aunque la principal amenaza para la seguridad de la Super Bowl no estará en las calles, sino en el escenario central durante el descanso. Un púlpito que puede llegar a ser muy político y que se espera tenga una audiencia potencial de no menos de 100 millones de personas. ¿Aprovechará Lady Gaga su oportunidad?