Tener una discapacidad poco o nada tiene que ver con ser discapacitado. Un hándicap, sea cual fuere, choca de frente con el sacrificio, la capacidad de superación y mentalización. El trabajo diario raya incluso con la obsesión, con un objetivo tal vez inalcanzable, utópico. O no, porque el día que los padres de Steve Alexy conocieron que su hijo sufría parálisis cerebral jamás imaginaron hasta dónde sería capaz de llegar.
"No será capaz de hacer nada". Su madre recuerda la sentencia médica como si fuera ayer, aunque han pasado ya 43 años. Desde aquel día hasta hoy, Steve, que vive en el estado de Virginia, en Estados Unidos, ha sido víctima de un mal que si bien afecta en múltiples formas al desarrollo vital de quienes lo padecen, comparte lugares comunes, a cada cual más aterrador. Limita el movimiento corporal, afecta el control muscular, desactiva la coordinación, rebaja el tono muscular, modifica la postura y el equilibrio, reduce los reflejos al límite... Y no termina ahí.
Problemas visuales, de aprendizaje, de audición, de habla, impedimentos intelectuales, posibles ataque de epilepsia... La lista es tan interminable que el simple hecho de imaginar a Steve en un gimnasio es irreal, aunque lo cierto es que comenzó por razones terapéuticas. Con 16 años llegó el momento obligado de moverse para desarrollar la fuerza muscular y la coordinación. Un camino que le ha llevado a levantar hasta cinco trofeos en los últimos años, porque Steve Alexy, de 43 años y víctima de una parálisis cerebral, hoy es ¡¡¡culturista!!!
Sí, han leído bien, culturista. Y además parece que bastante aceptable en su categoría, pues lo que empezó como una obligación se convirtió en obsesión inalcanzable y, por obra y gracia de Chris Lovellete, es hoy realidad.
Desde 2011, Lovellete, entrenador personal en Anytime Fitness, en Suffolk, Virginia, se ha ocupado personalmente de los entrenamientos de Steve, siempre bajo una óptica, digamos, peculiar: "Si te rompes, no te preocupes, estamos al lado del hospital". Una forma tan optimista de afrontar la vida y los entrenamientos que llevaron a Steve a superar los últimos retos de su especial condición, porque si ya eran pocos, aún quedaban un par más, pues en el fitness y el fisioculturismo el sueño y la alimentación son fundamentales.
La parálisis lleva asociada por definición un dolor recurrente a causa de los "músculos apretados o acortados, postura anormal y articulaciones rígidas", recuerda la definición. Un dolor derivado de la falta de descanso y que se une a los problemas alimenticios simplemente por "la dificultad para masticar o tragar debido a deficiencias sensoriales y motoras". Detalles nimios para Steve, que superó en el gimnasio cualquier inconveniente en el camino.
"Su entrenamiento es bastante rutinario, y usa más máquinas que pesos libres", explica Lovellete, la primera persona que conoció las intenciones de Steve de pasarse a la competición. Fue en 2013: "Le dije: 'Si eso es lo que quieres, haré que suceda'". Dicho y hecho. El reto llegó el 10 de septiembre de 2016, el salto de la intimidad de su gimnasio al podio de la competición, al estrellato mundial en realidad.
Suzi Farren Newman, una compañera de entrenamientos, grabó 60 segundos de su actuación y desde entonces más de 30 -treinta- millones de personas han visto uno de los vídeos motivacionales más inspiradores de la red. "Ojalá los médicos que les dijeron a mis padres que no podría ni caminar pudieran verme hoy", declaró cuando, sorprendentemente, le dieron el trofeo de ganador, no como un desafío o con un deje de resentimiento, sino como una forma de demostrar que nada es imposible.
"Me gustaría que más gente con cualquier discapacidad intentase entrenar así. Nunca, nunca hay que dejar que nadie te diga que no puedes hacer algo porque tienes una discapacidad", afirma la madre de Steve, tan orgullosa de su hijo antes como ahora, probablemente más incluso porque el próximo 18 de febrero, cuando Steve se presente en el campeonato OCB Body Sculpting Open de Hampton, Virginia, no será el discapacitado que lo intenta. Será Steve Alexy, el culturista.