"Va a ser un campeonato complicado para nosotros". El aviso proviene de boca de Raúl Chapado, presidente de la RFEA, y se produce en la antesala del Mundial de Atletismo que arranca este viernes en Londres. Si bien hay mucha savia nueva en el seno de la delegación española, con jóvenes rayando en suelo nacional a un prometedor nivel y todavía con mucha proyección por delante, los grandes espadas —Ruth Beitia, Orlando Ortega, Mechaal y Miguel Ángel López— aterrizan entre incertidumbres en cuanto a su condición física.
Chapado califica esta coyuntura de "situación bipolar". "Llevamos un equipo numeroso y en buena forma, con atletas que han hecho grandes registros, pero por otro lado, en relación a nuestros tres grandes, que normalmente tienen opciones de medalla, han tenido un año irregular por diversas circunstancias".
El verano pasado, de cara a los Juegos Olímpicos de Río, todo iba rodado: Beitia volaba invencible, Ortega era prácticamente el más rápido e incluso Bruno Hortelano se abría hueco entre las grandes estrellas de la velocidad. Un año después, la realidad es completamente diferente debido a las bajas y dolores.
De antemano, las medallas para los atletas españoles se presentan muy costosas —de hecho, no sería descabellado volver con las maletas vacías de metal—, pero el tartán es quien dicta sentencia en última instancia. Y aunque la 'medallitis' sea el barómetro para calificar un campeonato, este Mundial ha de ser el del salto cualitativo para el nivel medio del atletismo patrio. "Sería poco inteligente centrarnos solo en el brillo de las medallas sin mirar lo que hay atrás", dice Chapado; "la Federación tiene muy claros sus objetivos".
Entre una fuerte tromba de agua y con un tiempo bastante fresco, el grueso de la delegación española aterrizó este miércoles en la capital británica. En pocas horas arranca la competición más importante de la temporada. Se acabó sufrir en los entrenos; ahora, competir y disfrutar. Estas son las grandes bazas del atletismo español en Londres:
Orlando Ortega
Las lágrimas de Orlando Ortega, abrazado a la bandera española, después de lograr la medalla de plata en los 110 vallas de los Juegos de Río es un recuerdo que todavía colea en la memoria de muchos. Un año más tarde, su rostro refleja seriedad y preocupación: unas molestias en la rodilla le han privado de coger ritmo competitivo y llega con la novena mejor marca de los participantes, 13.15 segundos, registrada el pasado 13 de mayo en la Diamond League de Shanghai. Desde aquel entonces, no ha sido capaz de correr más rápido.
Sus rivales —McLeod, oro en Río; Merrit, recordman mundial; Shubenkov, ruso que competirá bajo bandera neutral y actual campeón del mundo, entre otros— serán un duro escollo para el hispanocubano. Sin embargo, Ortega es un seguro en las grandes citas y las vallas una prueba donde el más mínimo error te relega hasta la cola. Él suele cometer muy pocos.
Ruth Beitia
38 años y sigue entre las mejores. A Ruth Beitia no se le puede pedir nada más. El Mundial de Londres será una competición simbólica para ella por varios motivos: el primero es que puede ser su última gran cita a nivel planetario —aunque quizás aguante hasta el Mundial indoor de Birmingham de 2018— y segundo porque la capital tiene una deuda con la mejor atleta española de siempre. La medalla de chocolate con la que salió del Estadio Olímpico en 2012 es la razón por la que Beitia, cinco años después, vuelve a pisar el mismo tartán.
Sin embargo, un compañero de viaje desconocido hasta ahora se ha cruzado en el camino de la saltadora cántabra: las lesiones. "Es algo a lo que no estaba acostumbrada", dice en relación a los continuos dolores en la cadera y en el hombro que no le han dejado saltar al aire libre más de 1.94 metros. El oro está inalcanzable —la rusa Lasitskene ha franqueado 2.06m y ha vencido en sus últimas 24 competiciones—, pero la experiencia y la eterna ambición de Beitia pelearán por la que sería su 16ª medalla internacional para cerrar así un epílogo donde solo lucen galardones.
Miguel Ángel López
La marcha ha sido tradicionalmente la prueba que más alegrías le ha dado al atletismo español; y Miguel Ángel López ha sido el gran abanderado de la disciplina estas últimas temporadas. Con sendas medallas de oro en el Europeo de Zúrich en 2014 y en el Mundial de Pekín de 2015, Río se encaminaba a ser el broche de oro a un triplete histórico... que terminó por revelarse en una pesadilla.
El undécimo puesto firmado en la ciudad carioca es un resultado que todavía pesa en la mente del marchador murciano. Ello, sumado a un proceso vírico que le ha trastocado ligeramente la preparación, le confiere la etiqueta de incógnita. Pero es el vigente campeón del mundo y López no estará dispuesto a entregar su cetro sin presentar batalla. Además, estará bien flanqueado por dos jóvenes y prometedores talentos como Álvaro Martín y Diego García.
Adel Mechaal y el resto de la selección
Adel Mechaal es el atleta español que más focos ha centrado hasta ahora y no solamente por la gran temporada que está realizando. Liberado por el TAS de forma definitiva de las sospechas de dopaje por los tres controles fallidos, el fondista de Palamós respira tranquilo; su única preocupación ahora es correr.
Competirá en los 1.500 metros, donde acredita 3:34.70 esta temporada, aunque sus grandes actuaciones se han producido en los 3.000 metros, empezando por el oro en el Europeo indoor de Belgrado y recientemente con dos segundos puestos en la prestigiosa Diamond League, poniendo incluso en apuros al mísmisimo Mo Farah en la pista donde competirá en un par de días. Alcanzar la final sería digno de mención; una vez allí, el espíritu guerrero y el rush final de Mechaal podrían dar la campanada.
En cuanto al resto de la participación española, ilusiona especialmente el relevo 4x400 masculino. Con tres atletas —Samuel García, Óscar Husillos y Lucas Búa— compitiendo en la vuelta a la pista de forma individual, el récord de España se da prácticamente por descontado, pero clasificarse entre los ocho mejores sí que sería meritorio.
Después, las opciones de Eusebio Cáceres en el salto de longitud residen en la salud de su maltrecho tobillo y las de Sergio Fernández, subcampeón de Europa de 400 metros vallas, en si se ha recuperado bien de las molestias que arrastraba en el sóleo. Una vez en el tartán del majestuoso Estadio Olímpico, todos esos problemas físicos han de olvidarse y los atletas hacer honor al lema que el atletismo español pregona en las últimas fechas: pasión por competir.
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