Berlín

En la segunda carrera de 10.000 metros de su vida, Adel Mechaal descubrió que no sabe todavía cómo le van a responder las piernas cuando tienen que dar tantas vueltas a la pista, cómo se gestiona tanto desgaste. El escenario, el Olympiastadion de Berlín, un Campeonato de Europa, no era el más propicio para testarse, para hacer descubrimientos. Y el fondista de Palamós, nacido en Marruecos, se topó con que su motor particular, las piernas, estaban vacías de energía cuando se disputaban las medallas, en la recta final.

"Me han escaseado las fuerzas en los últimos 80-50 metros", decía Mechaal en zona mixta al terminar la carrera. Apareció con cara de abatimiento tras conseguir un amargo cuarto puesto, con una medalla que fue cambiando de color a medida que le iban adelantando los rivales: de la plata al bronce, y de ahí al chocolate. "Me ha faltado confianza. No llegaba en el mejor estado de forma posible. He estado parado durante muchas semanas por problemas de salud", se lamentaba el campeón europeo de 3.000 metros indoor.

Mechaal corrió escondido durante el primer ecuador de la carrera, a la estela de los turcos Özbilen y Arikan, y de su compañero de selección Chiki Pérez, que enfiló el numeroso grupo de atletas con un ritmo alto desde el pistoletazo de salida. El fondista de Palamós parecía entero mientras veía caer a alguno de sus rivales más peligrosos, como el alemán Ringer, el líder continental del año. E incluso intentó acelerar la prueba en un par de ocasiones.

Pero los 10.000m se decidieron en la última vuelta a la pista. El francés Amdouni —oro con 28m11.22s— cambió con fuerza a falta de 300 metros; Mechaal se pegó a él, aguantó hasta la recta de meta y ahí se hundió mientras veía impotente, apretando los dientes, cómo le alejaban del podio el belga Abdi (28m11.76s) y el italiano Crippa (28m12.15s). "Todavía me falta un poco de sangre fría. Corro con la sensación de nos saber si me van a responder o no las piernas", explicaba el discípulo de Antonio Serrano, que paró el crono el 28m13.78s.

Aunque a la zona mixta llegó ligeramente decepcionado, tras permanecer tumbado un rato sobre el tartán azul del majestuosos estadio berlinés, lamentándose por la medalla que se le escapó, Mechaal abandonó la zona mixta sonriente, aventurando que el año que viene volverá a pruebas más cortas como el 1.500m y el 3.000m, más favorables a sus condiciones; y sabedor que su participación en este Europeo aún no ha terminado: en 5.000m tendrá una nueva bala para intentar subir al podio. 

El examen con nota de Sergio Fernández

A Berlín casi todos los atletas españoles presumen de llegar en forma, enchufados, con opciones a ser competitivos. Pocos aterrizaron entre algodones, en un estado completo de incertidumbre, como Sergio Fernández. El navarro, subcampeón de Europa de 400 metros vallas, ha tenido una temporada dificilísima con una rotura de fibras en los isquiotibiales y un edema óseo en el peroné, entre otros accidentes. 

"El objetivo desde el principio ha sido competir en el Europeo, intentar revalidar la plata, pero sobre todo no tirar nunca la toalla. Estoy aquí por mi empeño, mucho más fuerte anímicamente que en Ámsterdam hace dos años", afirmaba con rotundidad Fernández tras clasificarse para la final de la vuelta a la pista con obstáculos con su mejor marca de la temporada (49.19 segundos). Lo pasó mal porque hubo que esperar a los tiempos de los repescados, pero por fin le llegó la recompensa tras un año complicado. "Ya no me acordaba lo que era esperar la nota en un examen", bromeaba más tarde en zona mixta.

Y es que mientras los británicos dominan la prueba reina de la velocidad, los 100 metros Dina Asher-Smith ganó el oro con la mejor marca mundial del año (10.85s) y Zharnel Hughes, el amigo de Usain Bolt y futuro capitán de aviones, fue el más rápido entre los hombres con 9.95s, récord de los campeonatos—, el atletismo español se agarra a pequeños alegrones como el de Julia Takacs o Sergio Fernández a la espera de que se pongan en los tacos de salida los Hortelano, Husillos y compañía.

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