España cae ante Rumanía en el Europeo de balonmano pese la mejoría de su juego
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España, ya sin opciones de luchar por las medallas, encajó otra derrota en el Europeo de Francia, ante Rumanía (25-27), en un duelo en el que no le bastó la notable mejoría que mostró con relación a sus dos últimos partidos para doblegar a un rival que enfila el camino de las semifinales. Los técnicos y jugadoras acostumbran a asegurar que lo mejor tras una derrota es volver a jugar lo antes posible, pero al conjunto español le sirvieron de mucho los tres días de descanso que tuvo desde que cayó el pasado viernes con Alemania.
Setenta y dos horas que no sólo sirvieron para que las jugadoras españolas recuperan el tono físico, sino también para que se olvidaran definitivamente de los duros reveses sufridos ante Hungría y Alemania. Liberada de complejos y temores, la selección española recuperó la sólida imagen que le permitió apabullar a Croacia en el inicio del campeonato y, sobre todo, para poner contra las cuerdas a toda una subcampeona continental como Holanda.
Una mejoría que se reflejó particularmente en defensa, faceta en la que España desterró la endeble imagen que mostró ante Hungría y Alemania para volver a comportarse como un equipo sólido y agresivo capaz de dejar en tan sólo cinco goles a Croacia en la primera parte. Con una actividad frenética de piernas, las defensoras españolas fueron capaces de cerrar todos los caminos a la gigantesca pivote Crina Pintea, que tardó casi quince minutos en recibir su primer balón.
Dos menos de los que tardó la lateral Cristina Neagu, la gran estrella del conjunto rumano y la máxima goleadora en la historia de los Europeos, para firmar su primer tanto, y para ello tuvo que acudir al punto de penalti. Detalles que explican el gran trabajo defensivo del conjunto español, que sólo concedió un gol (6-1) a las balcánicas en los primeros trece minutos de juego.
Pero las de Carlos Viver no sólo brillaron en la primera mitad en defensa, sino también en ataque, ya que se olvidó de los precipitados lanzamientos lejanos en los que se empeñó ante húngaras y alemanas para recuperar la paciencia y hacer circular con velocidad de un lado a otro el balón. Movimientos que encontraron siempre el mejor final posible en las eléctricas penetraciones de la central Alicia Fernández, que, con sus cinco tantos en el primer tiempo, permitió a España dominar en todo momento el marcador.
Eso sí, con una ventaja cada vez más menguante por el despertar goleador de Neagu, que en los trece últimos minutos de la primera mitad sumó tres tantos que permitieron a Rumanía reducir la ventaja española al descanso (12-10). Una dinámica que el conjunto español no pudo frenar en el arranque de la segunda mitad, en el que a los goles de Neagu se unieron las paradas de la portera Denisa Dedu, que con un par de intervenciones decisivas permitió a Rumanía situarse a los 42 minutos por primera vez por delante en el marcador (15-16).
Se puso a prueba la fortaleza mental del equipo español, que vio cómo el buen trabajo del primer tiempo se quedó sin premio, lastrado por unas pérdidas de balón que cada vez iban tomando mayor protagonismo en el juego ofensivo del equipo español. Todo lo contrario le ocurrió al conjunto rumano que dirige el español Ambros Martín, que encontró el camino para hacer llegar el balón una y otra vez a la pivote Pintea, que con sus cinco goles en la segunda mitad disparó la ventaja de Rumanía (17-20).
Ni por esas se rindió la selección española, que a menos de seis minutos para la conclusión se situó a dos goles (22-24) y con una jugadora más sobre la pista por la exclusión de la extremo Elena Florica. Pero entonces surgió la figura de la veteranísima Valentina Ardean, que, con dos goles casi consecutivos, el primero de ellos en inferioridad numérica, logró mantener viva la ventaja del conjunto rumano para desgracia de una España a la que ni su notable mejoría le sirvió para evitar la derrota (25-27).
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