Si en algún lugar del globo puede ubicarse el clímax del fenómeno Carolina Marín debiera ser en Yakarta. Indonesia es el país donde a la onubense más le gusta jugar, por el fervor de los aficionados. Allí su apellido paterno se repite casi como religión, antes, durante y después de sus partidos, cuando alarga el tiempo para atender las peticiones de autógrafos y fotografías.
Ocurre, sin embargo, que la última aventura de Carolina Marín en Yakarta, hace poco menos de un año, no tuvo un baño de masas como despedida. Los seguidores recuerdan a la onubense desplomada sobre la pista, rota en llanto. "No puedo seguir, no puedo seguir", repetía.
La española mandaba por 9-3 en el primer set de la final ante la india Saina Nehwal cuando le falló su rodilla derecha. Ya en Madrid llegó el desconsuelo. ¿El diagnóstico? Rotura del ligamento cruzado anterior.
"El aprendizaje que me llevo de la lesión, sobre todo, es que hay que valorar cuando no se está lesionada para seguir entrenando fuerte y la importancia de cuidarse a una misma. Cuando una está lesionada, se ve más jodida y es cuando valora más las cosas", reflexiona en una conversación telefónica con EFE desde Yakarta.
"También he valorado mucho todo el apoyo que he tenido de todas las personas de mi equipo. Me han ayudado a superar esta lesión en un corto plazo de tiempo, siete meses y medio", abunda.
Apenas una semana después de la operación quirúrgica, Carolina Marín volvió a los entrenamientos. Lo hizo sentada en una silla, con la pierna maltrecha en alto. Raqueta en mano, estuvo golpeando volantes prácticamente desde el inicio de su recuperación, mientras su fisioterapeuta, Diego Chapinal, le ayudaba a recuperar la movilidad en la articulación.
Cierre el círculo
Tanto él como Fernando Rivas, su entrenador desde niña, le acompañan en esta edición del Masters de Indonesia. Hace un año se propusieron regresar en plenitud a Yakarta y ganar. La victoria significaría, de algún modo, cerrar el círculo.
"Volver a este torneo supone demostrarme a mí misma que estoy preparada para un torneo más, para cerrar una página y abrir una nueva. Me refiero a cerrar página en cuanto a la lesión y centrarme en seguir mejorando como jugadora", subraya 'Caro'.
Su propósito en el primer semestre del año es "ir partido a partido, ganando puntos en los torneos e intentar llegar a rondas lejanas para lograr el objetivo de ir a los Juegos Olímpicos". Sus triunfos en China, India e Italia refuerzan la idea de que podría presentarse en Tokio como cabeza de serie, cuando hace no mucho parecía una quimera.
Revalidar el oro olímpico
"La verdad es que no me esperaba volver tan rápido a jugar a tan alto nivel", reconoce. "Han sido siete meses y medio en los que no he estado compitiendo y en los que perdí ritmo de competición. Seguir progresando en mi juego me ha hecho volver a competir contra las mejores en poco tiempo", celebra.
A la pregunta sobre qué le pide a 2020, Carolina Marín responde que "mucha salud (ríe), tener el menor número de lesiones y seguir trabajando para conseguir la recompensa a principios de agosto". Como si la rodilla no le hubiese fallado hace un año, a Carolina Marín le mueve el desafío de revalidar el oro olímpico.
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