El mundo de la gimnasia se ha visto empañado por la sombra de los abusos y el acoso. El escándalo protagonizado por Larry Nassar hizo temblar los cimientos de este deporte en Estados Unidos, pero recientemente en Reino Unido también se han destapado agresiones a las gimnastas en los entrenamientos. Esto es algo que viene de lejos, de hecho hay que remontarse a los tiempos de Nadia Comaneci.
El matrimonio Károlyi fue durante década el más afamado dentro del mundo de la gimnasia artística. En Rumanía comenzaron un proyecto en el que buscaron a jóvenes talentos para adiestrarlos y hacer de ellos verdaderas estrellas de este deporte. Fue allí donde descubrieron a una Nadia Comaneci que en los Juegos Olímpicos de Montreal 1976 consiguió la puntuación perfecta.
La rumana se convirtió en la primera gimnasta en conseguir un 10. Un hecho histórico que le convirtió en uno de los personajes más famosos de la época. Pero no todo era de color rosa. Los entrenamientos a los que sometían los Károlyi a las deportistas era férreo, con una disciplina recta, rozando lo militar.
El éxito de Comaneci, con un oro en la prueba individual, más otras cuatro medallas en Montreal hizo que la fama del matrimonio subiese como la espuma. Esto unido al comunismo de su país provocó que Martha y Béla Károlyi decidiesen hacer las maletas y desertar a Estados Unidos para seguir con el proyecto de formar a gimnastas desde niñas para hacer de ellas unas números 1.
El rancho del infierno
Asentados en Texas, transformaron un rancho en un auténtico templo de la gimnasia artística. El reclamo para las jóvenes y sus familias era el de Nadia Comaneci. Fotos y artículos sobre la rumana decoraban la estancia. Un rancho de unas 810 hectáreas dividido en cabañas, dos gimnasios y también animales de todo tipo, entre ellos pavos reales y llamas.
Todo acondicionado para que pareciese un lugar placentero. Un idílico lugar en el que vivir y entrenarse para ser la próxima Comaneci. De la mano del equipo nacional de EEUU se forjó este rancho ubicado en Texas y Béla pasó a desempeñarse también como seleccionador estadounidense. Los Károlyi se convirtieron así en los capos de la gimnasia.
La base de trabajo del matrimonio era claro: rigor y unos entrenamientos extenuantes hasta llegar a duplicarse las horas de las sesiones para las gimnastas. No había espacio para nada y todas las aspirantes debían tener claro que o se sometían a su forma de trabajo o estaban fuera. Es decir, o pasabas por el aro de los Károlyi o no podrías llegar nunca a la élite de la gimnasia en Estados Unidos.
Después de años de abusos, fue Mattie Larson, quien formó parte de la selección que participó en el Mundial de Rotterdam 2010, la que elevó la voz para denunciar lo que se vivía en el rancho: "Hay una sensación espeluznante tan pronto como pisas el rancho. Está completamente alejado de toda civilización".
"En el caso de una emergencia, el hospital más cercano está tan lejos que necesitarías ser transportado en helicóptero. Para llegar al lugar, debes conducir por un camino de tierra, por lo que parece una eternidad... Además de eso, no hay servicio de telefonía celular. Está aislado por completo, y eso no es un error. Así lo querían los Károlyi", afirmó la gimnasta.
El detonante para que el cortijo de los Károlyi saltase por los aires fue la grave lesión que sufrió Kerri Strug durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Béla obligó a saltar a la joven para poder conseguir el oro por equipos. "Vamos, vamos, tú puedes hacerlo", le dijo. La atleta de por entonces 18 años acabó tendida en el suelo tras completar el suelo con dos ligamentos rotos en uno de sus tobillos.
Larry Nassar, el tercer demonio
Junto a Martha y Béla apareció la figura de Larry Nassar. El que fuera médico de la selección de Estados Unidos se convirtió en una especie de salvador para las gimnastas... en un principio. Les daba chuches, les escuchaba y les servía de terapia a las atletas ante los abusos del matrimonio Károlyi. Pero detrás de esa apariencia amigable había un verdadero monstruo.
Uno de los testimonios más impactantes sobre los abusos sexuales de Larry Nassar fue el de Jeanette Antolin. Ella fue una de las que contó sus problemas con los entrenadores rumanos: "Era casi como ir a la cárcel, así me sentía. Un día, en el gimnasio, ella me agarró los glúteos y me dijo que tenía que disminuirlos". "Yo estaba extremadamente emocionada, estaba emocionada de ser parte de un grupo tan exclusivo de jovencitas que representarían a nuestro país", comentó en The Dallas Morning.
Ni las chicas hablaron en su momento ni tampoco los padres, conocedores no de los abusos sexuales, pero sí de la forma de trabajo de los Károlyi. Todos sabían que si hacían público lo que pasaba, sus hijas quedarían fuera del equipo nacional y dirían adiós a sus carreras. Béla dio entonces un paso a un lado y su mujer Martha fue la que se hizo cargo del equipo nacional.
Llegaba una nueva era, la generación de Simone Biles. Mientras los Károlyi abusaban de las gimnastas de forma psicológica y llevándolas al extremo del límite físico, Nassar lo hizo de la forma más repugnante, marcando a todas ellas con sus abusos sexuales. La propia Biles fue una de las cientos de atletas que dieron testimonio: "Yo también soy una de las muchas supervivientes de las que abusó Larry Nassar. Este comportamiento es completamente inaceptable, repugnante y abusivo".
La Federación de Estados Unidos expulsó al matrimonio de la gimnasia y dejó de usar el rancho texano como centro de operaciones para formar a las futuras campeonas. Lo hizo antes incluso de la sentencia contra Larry Nassar. El monstruo de la gimnasia se quedó solo y los rumanos rompieron cualquier vínculo con él.
"Me siento extremadamente mal. No me siento responsable, pero me siento extremadamente dolida de que estas cosas pasasen. Sucedieron en todas partes, pero también aquí", dijo Martha a NBC News Dateline en el año 2018. "Verbalmente, no fuimos abusivos. Emocionalmente, depende de la persona. Tienes que ser una persona fuerte para poder manejar la presión. Tal vez dices un poco de sobrepeso, pero para ser una buena gimnasta, necesitas tener la proporción correcta entre fuerza y peso", dijo una de las integrantes del trío de la casa del terror de la gimnasia.
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