Tres minutos. Eso fue lo que le duró a Juan Espino, más conocido como 'El Guapo' en la UFC, su rival del pasado sábado, Jeff Hughes en el combate que significaba para el luchador español su regreso al octógono tras un período de lesiones que se vio alargado por la pandemia de la Covid-19. Este canario de 39 años lleva desde hace dos años llamando a la puerta del mayor espectáculo del mundo en cuanto a artes marciales mixtas se refiere. El 2-0 que impera en su balance solo confirma que ya ha tirado esa puerta.
Espino atiende a EL ESPAÑOL desde su Canarias natal, donde pasa unos días de descanso antes de volver al trabajo. Asegura que ya hay nuevos planes de pelea, es cauto en cuanto a sus opciones futuras pero tiene clara su meta: meterse entre los quince mejores luchadores de los pesos pesados.
Después de dominar la lucha canaria, de ser 'El León Blanco' en Senegal y tener el privilegio de ser denominado como el mejor de la historia por la Federación Española de Lucha, quiere seguir apretando sus tuercas para situar a España en el mapa del Ultimate Fighting Championship.
No le importa la trascendencia que pueda tener en el país, solo seguir disfrutando de su gran pasión. Además, prefiere enorgullecerse de que aún no le han tocado mucho la cara y de haber superado esa crisis que le provocaba el bullying durante su infancia. Ese problema se convirtió en un impulso para aclanzar las cotas más altas en uno de los deportes que más ha crecido en los últimos tiempos.
No se si entraba en tus planes que el combate del fin de semana fuera tan fácil...
Cuando tú te preparas para cada combate, te preparas para el máximo nivel, pensando en los tres asaltos. Luego si se da la suerte de que el combate no es tan duro, pues mejor. Pero siempre vas con las expectativas altas.
Has vuelto a levantar las expectativas después de tu primer combate y tras este segundo y todo después de la lesión
El tema de la lesión lo tengo superado prácticamente desde enero. Pero con el tema de la pandemia, la imposibilidad de entrenar aquí en España, ya que todavía prácticamente no podemos hacer nada, que hasta agosto no pudimos viajar, se complicó un poco todo. Pero físicamente estoy muy bien. Lo que dije tras el combate, si me hubieran puesto otro después, hubiera peleado sin problemas.
Realmente el tema del parón no me vino tan mal. Después de un año de lesiones, aunque no podía preparar los combates técnicamente, físicamente estaba como una moto.
¿Perdiste mucho el ritmo de competición?
En mi caso, no me afecta mucho. He competido mucho tiempo en diferentes modalidades. En el primer minuto estaba tomando las distancias, una vez cogí el ritmo, le arrollé en el combate. Estamos hablando que a este chico nunca nadie le había hecho una sumisión. El nivel ha sido muy alto. Es verdad que en Canarias tuvimos un poco más de libertad antes de tiempo. Pero el confinamiento fue igual para todos.
¿Cómo fue la sensación de volver a subirte al octógono?
No fue nada nuevo. Yo entré allí y después de competir mil veces fue como una vez más. Tenía tantas ganas de competir que es que no necesitaba ni 30 minutos para descansar para enfrentarme a otro rival. Para mi fue un calentamiento.
Eso es un indicativo de que estás en un momento de forma espléndido
Yo creo que no hay otra manera de decirlo. Estoy bastante en forma. Al final en un combate nunca sabes lo que puede pasar, porque un golpe lo cambia todo. Quién no sepa de MMA no lo entenderá, pero en los pesos pesados una mano puede ser muy duro. Está mal que lo diga, pero en mis últimos combates no he recibido mucho castigo y he ganado en el primer asalto. Eso dice mucho de mis expectativas. Ahora quiero estar entre los 15 mejores de la categoría.
Para que la gente lo entienda, ¿qué significaría entrar entre esos 15 primeros?
La explicación sería que estoy jugando en la NBA, donde están los mejores, y quiero colarme en el partido de los All-Star.
¿Y qué más tendrías que hacer para poder llegar a luchar por un título?
Hombre, ahora mismo no tengo las expectativas tan altas. Cuando tienes las expectativas tan altas y no las consigues, te frustras. Mi camino es paso a paso. Mi siguiente meta es el top15. Después ya marcaré la siguiente meta. Si puedo ganar las dos o tres próximas peleas, me quedo a nada para luchar por el título. Pero no pienso en eso. Quiero luchar contra un Overeem o que sea Sakai, un top15. Después ya pensaré en luchar contra los que están más arriba. Ir paso a paso es mejor que fantasear.
No eres una persona conocida en España, pero estás introduciendo aún más la UFC en el país, ¿cómo empezaste en esto?
Bueno, yo llevo toda la vida luchando. Cuando era pequeño hacía lucha canaria y una modalidad me llevó a otra. He ido mejorando y la Federación Española de Lucha me reconoció como el mejor luchador de la historia de España. Con los Mundiales que he conseguido, con la lucha senegalesa, con todas las modalidades que he practicado, conseguí ese reconocimiento.
No es una cuestión de que en España se me reconozca más o menos. Yo soy feliz haciendo lo que hago. Aunque nadie me reconociera ni me pagaran, lo haría igual. Hago lo que me gusta. Evidentemente tendría que pensar en hacerlo más cercano, aparecer en programas de sociedad, interactuar con otro tipo de público para llamar la atención. Tengo un proyecto para hacer una serie para una plataforma digital sobre toda mi carrera.
En España se paralizó el país por alguna pelea de boxeo en el siglo pasado, ¿crees que una pelea tuya podría tener esa repercusión?
A corto plazo no, pero a medio plazo sí. Yo no sé si España se paraliza, pero Europa sí. Y también Latinoamérica. También represento a todos los latinos. No existe un peso pesado por México ni por Argentina, ni Perú... Si consigo una gran pelea, en el fondo es que no me hace falta ni la prensa española. Por repercusión, por economía, por todo, me interesa más hacer algo para el New York Times, que para la prensa española.
Tengo los pies en el suelo y mi expectativa no es salir en los programas en España. Esto se ve a nivel mundial y no tengo complejo porque no se me reconozca aquí. En Senegal no puedo tomar nada en una terraza, aquí en España alguien me saluda pero estoy tranquilo. Aquí soy un tío más.
Tengo la sensación de que te sientes más reconocido fuera de España que aquí
Lo de Senegal no tiene comparación, pero también me pasa en Las Vegas... No digo que no se me reconozca en España, en Canarias tengo mucha repercusión, pero no llega a los niveles de otros países.
Llegas a este momento con 39 años, ¿cuánta mecha te queda?
La edad media son 37 en mi categoría.
Hay 'Guapo' para rato entonces
Hay Guapo para unos cuantos años de combates. Yo creo que puedo estar cinco o seis años más. Hay campeones que se han retirado con 45 años. Pero mi sueño era simplemente pelear una vez. Pero vistos los resultados, empiezas a ponerte metas más altas. Las expectativas después de estos dos combates son altas.
La cosa es que aún no me he llevado un gran castigo físico. A penas me han tocado. Creo que puedo seguir trabajando y mientras sea inteligente y todo vaya bien, no habrá problemas para seguir.
Hay un punto en tu vida en el que cambia todo y es cuando te hacían bullying
Esos son los principios reales de mi historia. Yo no lo veía de ninguna otra manera, era normal ir al cole y que se metieran conmigo. Con los años te das cuenta de lo que pasaba. Era más alto y más gordito y se metían conmigo. Cuando sonaba el timbre del cole, me tenía que esconder en el baño. Para mi era lo normal.
Lo que sí es cierto es que lo pasaba mal y no me sentía cómodo. Cuando iba a entrenar me sentía yo. Me llamó más la atención la lucha por eso. Con el tiempo me fui dando cuenta de los abusos, llega un momento en el que te empiezas a defender y tienes algún problema. Fuera de eso, fue una evolución como persona y ser humano.
Fue a raíz de defenderte cuando te diste cuenta de que te gustaban las artes marciales
Más que eso, me llamó la atención porque cuando iba a jugar al fútbol, era el portero o el suplente. Iba a jugar al baloncesto y no me pasaban la pelota. Era el único sitio en el que me sentía bien. Fui a practicar, veía a gente grande como yo, me trataban bien y una cosa llevó a la otra. Con el tiempo fui cogiendo más confianza en mi mismo y cuando me pasó algo similar, me defendía.
¿Qué problemas tuviste al defenderte?
Era normal. Al defenderte, la fuerza era demasiada. Con 16 o 17 años di algún empujón fuerte, tuve alguna llamada de atención de los profesores. Pero nunca llegó a ser una falta administrativa ni ningún delito.
Si alguien que esté en una situación similar está leyendo esto, ¿cómo le dirías que actuase en ese caso?
Tal vez en mi época no había tanta información como hay ahora. Una de las cosas más importantes que les diría es que lo hablen con los profesores. Hay que hablar con la persona con la que tienes un problema, decírselo a tus padres, decírselo al director... Hay muchos teléfonos para el tema de los abusos. Hay muchos más medios ahora. Cuando no hay más remedio, te defiendes. Pero hay más alternativas previas a tener que pegar a nadie.
En aquella época no había otra manera. Una vez que empezaba a defenderme, no hacía falta pegar a nadie. La confianza en ti mismo y el ser capaz de hablar con la gente, veían carácter y la gente decía: por aquí no.
¿Cuándo te vamos a volver a ver encima del octógono?
Pues no te lo puedo decir, pero pronto. Hay algo avanzado. La respuesta que te tengo que dar es la que le doy a todo el mundo.
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