Corriendo casi 100 kilómetros al día, el corredor de larga distancia Luca Papi ha culminado esta semana el reto que se había propuesto para unir a su manera las Islas Canarias. En ocho etapas, una por cada isla, ha recorrido La Graciosa, Lanzarote, Fuerteventura, Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, La Palma y El Hierro. Para ello ha acumulado 550 kilómetros, pero el gran reto estaba en superar el portentoso desnivel que hay en estos territorios.
Papi eligió una ruta que le llevaba por los puntos más altos del archipiélago. De esta forma, completó un desnivel positivo de 23.000 metros, es decir, subir dos veces el Everest y subir algo más de la mitad de la montaña más alta del mundo una vez más. Todo ello tenía que hacerlo en un tiempo determinado ya que tenía que llegar a las horas a las que salen los ferris que unen las islas.
Para ello siguió la ruta GR-131, que le llevó por muchísimos sitios sinuosos hasta el punto de enfrentarse a muros por caminos de tierra mientras el frío, la lluvia e incluso la nieve le asolaban. La aventura comenzó en La Graciosa, donde completó 26 kilómetros en tres horas para empezar de forma muy suave el reto. La segunda etapa le llevó a Lanzarote donde la cosa se empezó a complicar: 71 kilómetros en poco más de 10 horas para terminar el segundo día.
Después llegaría a Fuerteventura para la primera gran etapa. Allí completaría 130 kilómetros en 21 horas. Serían más de 3.000 los metros de desnivel positivo que acumularía en sus piernas. Un tremendo esfuerzo que completaría tal y cómo lo había planificado. Todo eso sería antes de llegar a la primera gran isla, Gran Canaria. Allí serían 60 los kilómetros que tendría que superar, pero con 2.572 metros de desnivel que le harían tener que invertir 17 horas. El cosquilleo en las piernas ya era real.
Tenerife dentro de la etapa 5 también sería un duro escollo que superar. Poco más de 3.000 metros de desnivel en 64 kilómetros que le llevarían 12 horas de esfuerzo. Con el ecuador de la prueba superado, llegaría a La Gomera para afrontar una etapa más corta, pero no por ello menos dura. 2.700 kilómetros de desnivel por delante le llevarían 9 horas de travesía.
Esa sería la previa de la etapa 7, la más dura de su reto. 112 kilómetros por La Palma en los que superó 6.666 metros de desnivel positivo. Tuvo que emplear más de un día, dividir la etapa en dos y llegar al último ferri en casi 39 horas. Una auténtica burrada para cualquier ser humano, pero no para el ultrafondista italiano. La etapa 8 le llevaría por las carreteras de El Hierro con 43 kilómetros por delante hasta el Faro de Orchilla, conocido como 'El final del mundo'.
No conforme
Pero Papi tiene una espina clavada después de que en el mes de septiembre no pudiera completar su gran reto. El ultrafondista quería completar los 1.000 kilómetros que hay uniendo los recorridos de las cuatro últimas ediciones de la Transgrancanaria.
Tras 13 días corriendo y durmiendo una hora y media al día, tuvo que abandonar después de haber completado 850 kilómetros por culpa de una lesión en el cuádriceps. En algún momento de su vida tratará de sacarse esta espina que ha quedado en su cabeza.
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