Tom Brady sigue escribiendo hojas y hojas en los libros de historia. El jugador de casi 44 años, veterano e histórico de la NFL, se propuso llevar a los Buccaneers hasta la Super Bowl. Fue la razón de su fichaje. Y tras unos meses en los de Tampa, disputando una temporada marcada por la Covid-19, el mariscal ha conseguido meter a su nuevo equipo en el torneo por excelencia.
Brady y los suyos tumbaron a los Green Bay Packers por 31-26 en la Final de Conferencia Nacional. Un partidazo para los amantes del deporte y que estuvo muy igualado. En un escenario como el Lambeau Field, emblema de la NFL, y con Rodgers como rival. Antes del descanso consiguió certificar un 21-10 y, cuando parecía que el partido estaba resuelto, los Packers apretaron gracias a Crosby.
Sin embargo, no había tiempo suficiente para la remontada. Los Bucs lo habían conseguido. El triunfo supone convertirse en campeones de la Conferencia Nacional y lograr el billete para la disputa de la Super Bowl.
El quarterback estará presente por décima vez en una cita como esta. Una cifra histórica y que refleja el potencial de un jugador inigualable en la historia de la NFL. Ya cuenta en su haber con seis anillos y con los Buccaneers buscará sumar el séptimo a su colección particular.
Para poner en contexto el mérito de lo conseguido por Brady solo hay que tirar de estadísticas. Los Bucs no jugaban una Super Bowl desde el 2002 y en toda su historia solo habían jugado una, por lo que esta será la segunda. De ahí que Brady se lanzara a un proyecto con aspiraciones hace unos meses. Antes, el quarterback ya había roto la sequía de los Buccaneers en relación con su presencia en los playoffs y que ya se alargaba a 13 años.
El mariscal sabía que era todo un reto en su carrera. Quería seguir haciendo historia. Se veía capaz de liderar a la franquicia de Tampa hasta la gloria de la competición nacional. Y lo ha hecho sin perder ni un partido como visitante. Además, será la primera vez que un equipo pelee por el título jugando en su propio estadio.
Los Bucs ya tienen una cita para la historia, al igual que Tom Brady. Será el próximo 7 de febrero en el Raymond James Stadium. La pelea por el Vince Lombardi, además, podrá contar con aficionados en la grada. La capacidad del estadio es de más de 65.000 butacas, pero por las restricciones de la Covid-19 no se espera que haya más de 22.000 aficionados viendo un partido para el recuerdo.
Los New England Patriots, exequipo de Tom Brady e histórica franquicia de la competición, verá la Super Bowl desde casa después de haberse quedado fuera de los playoffs el pasado mes de diciembre tras 12 años con presencias consecutivas.
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