Solo hay dos españoles que pueden decir que han sido campeones mundiales de boxeo en dos divisiones diferentes. Uno es Javier Castillejo y el otro, desde la semana pasada, es Kiko Martínez (Granada, 1986). Su victoria en Sheffield ante Kid Galahad con uno de los mejores KOs que se hayan visto ya está en la historia de este deporte.
La historia de Kiko es la de un hombre que conquistó tres veces el título mundial de supergallo (2013 y 2014) y ocho años después, a los 35, lo ha sido de peso pluma. Entremedias pensó en dejar este deporte, pero al final volvió a encontrar el camino y se pasó los últimos dos años con un solo objetivo en la cabeza: tener una nueva oportunidad por un cinturón mundial (y aprovecharla).
Nadie le daba como favorito y su rival, que peleaba en casa, llegó a decir antes de la contienda que retiraría a 'La Sensación' (como se apoda Kiko en el ring). Eso chocaba de lleno con lo seguro que estaba de su victoria el púgil español, quien acabó teniendo razón. Tras sufrir en los primeros asaltos, Kiko Martínez le dio la vuelta a la pelea en el cuarto y en el quinto mandó al campeón a la lona con un brutal 'kikazo'. Galahad se levantó, pero al comienzo del sexto 'round' volvió a caer, ahora sí, definitivamente.
EL ESPAÑOL ha hablado con Kiko Martínez ya de regreso en España y en su casa, en Elche. Allí disfruta de un merecido descanso que piensa alargar hasta final de año junto a su mujer y sus hijas. Ellas también han sido parte de ese proceso por el que pasó Kiko durante dos años en los trabajó los 365 días y 24/7 para tener su oportunidad. Una vida "de monje", resalta. Ha merecido la pena.
¿Qué es en lo que más ha pensado Kiko Martínez durante estos días?
Pues nada. Tomarme un tiempo de descanso y darle a mi familia un tiempo de mí, que es el que le he quitado durante mucho tiempo. Entonces ahora lo que lo único está rondando en mi cabeza es eso, poder descansar junto a mi familia, junto a mis hijas y a mi mujer.
Descansaré, por lo menos, hasta que acabe el año. Luego me pondré a entrenar otra vez en serio y a hacer las cosas bien. Pero, sobre todo, ahora toca descansar y no por mí sino por mi familia.
¿Se siente diferente este título mundial a los conseguidos en 2013 y 2014?
Pues imagínate que está para mí iba a ser mi última oportunidad mundialista. Había que ser realista. Era muy importante ganar esta pelea. Para mí era un todo o nada. Era perder y dejarlo y dedicarme a otra cosa o ganar y volver a subir para arriba. Esta oportunidad para mí es increíble. O sea la gente no sabe que esto era para mí muy importante, que llevo dos años trabajando para esto. No han sido solo seis semanas.
En los días previos a la pelea, antes de viajar a Sheffield, te mostrabas convencido de que ibas a hacer historia. ¿Qué te hacía tenerlo tan claro?
Porque yo había hecho todo bien. Cuando una persona hace todo bien, lo único que puede pasar es que las cosas salgan bien. No pueden salir mal. Yo me había cuidado, había vivido muy centrado para la pelea... Yo no podía perder. Yo tenía todo muy claro porque cuando se hacen las cosas bien no puede salir mal. Estaba muy convencido de mi victoria.
Vuelvo a ser campeón del mundo con todo en contra y eso no me lo va a quitar nadie
Y sin embargo en las apuestas y demás le daban a Galahad un claro favoritismo. Teniendo en cuenta encima que el rival peleaba en casa. ¿El gran mérito de la victoria está en sobreponerse a todo eso?
Lo bonito del boxeo es que hasta que no te bajas del ring no sabes si has ganado o has perdido. Todo el mundo tiene derecho a ganar porque los dos pegamos. Nos tenemos que dar cuenta que el boxeo es uno de los deportes más bonitos del mundo y mira mi caso: vuelvo a ser campeón del mundo con todo en contra y eso no me lo va a quitar nadie.
Hay un término que se suele usar mucho en el boxeo y los deportes de contacto, que es 'la pelea de su vida'. ¿Ha sido esta la tuya?
Sí, sin duda. Esta ha sido la pelea de mi vida. Esta ha sido mi pelea. Esa puede ser la definición, sí señor.
¿Por qué lo sientes así?
Porque yo tengo 35 años, ¿entiendes? Era mi última oportunidad mundialista. Era mi momento. Era la pelea de mi vida.
Todo campeón tiene momentos bajos y yo creo que el que diga que no, miente. ¿Quería saber si ha habido alguno entre tus victorias en supergallo y esta última en el que, directamente, pensaras en tirar la toalla y decir 'hasta aquí'?.
A mí me ha pasado mil veces por la cabeza el dejarlo. El que te diga lo contrario sería un mentiroso. Yo he perdido, me han robado las peleas, he tenido que trabajar de nuevo para poder sobrevivir en el boxeo... He tenido que volver a empezar de cero y ya no solo en mi carrera, también en mi vida personal. Yo he tenido que levantarme a las cinco de la mañana para poder trabajar y entrenar. Así ha sido mi vida durante todo este tiempo. Imagínate todas las veces que se me ha pasado por la cabeza retirarme del boxeo. He tenido que volver a construir todo otra vez de nuevo. Es muy difícil volver a pasar por todo eso que ya había pasado y lo he hecho.
¿Qué hay detrás de esta victoria?
Es un proceso que no es que lo haya vivido yo solo, lo han tenido que vivir también mi mujer y mis hijas. Es una locura vivir centrado exclusivamente para una oportunidad mundialista. Ha sido una locura constantemente, durante 24/7 a lo largo de los 365 días del año. Eso hay que aguantarlo, ¿eh?
¿Por qué decidiste dar ese cambio en tu vida y pasar por todo eso otra vez?
Para no achacarme nada el día de mañana. No pensar en si lo podía haber hecho, si lo podía haber conseguido... No machacarme con eso. Yo no quería ser esa persona que pudo hacerlo y no lo hizo. Quería hacerlo y ver si mi talento o mi tiempo se había acabado. Quería estar seguro de eso.
Era ir al andén y coger el tren, aunque fuera el último...
Tenía que estar seguro de que ya no valía. No que por miedo a no ser capaz no lo hiciera. Tenía que saber seguro que no podía y lo tenía que hacer así.
Dices que era la vida de un monje.
Madrugaba todos los días del año hasta los domingos, los festivos... No había días libres para mí. Ha sido todo trabajo, trabajo, trabajo, esfuerzo y dedicación. Cada día. Ha sido una locura para mí, para mis hijas y para mi mujer. No tener vacaciones ni nada. Se iban a cumpleaños o a juntarse con los amigos y yo me quedaba en casa solo. Me centré y me ubiqué para volver a ser campeón del mundo.
No es lo mismo dar esa dedicació al boxeo cuando tienes 20 años que con 35, ¿verdad?
Cambia mucho porque obviamente ya no puedo mirar solo por mí. Tengo que mirar por mis hijas, mirar por mi mujer. Tengo que ser consciente de que tengo una familia detrás y todo esto ha pesado mucho más porque no era solo yo.
Me costaba mucho estudiar y busqué una escapatoria para construir mi futuro
Si no me equivoco, empezaste con 13 años en el boxeo. ¿Qué lleva a un niño a decidirse por este camino?
A querer progresar en la vida. A mí me costaba mucho estudiar y no por disciplina. Me ha costado mucho aprender a leer y a escribir, más que a todos los demás, y busqué una escapatoria para construir un futuro el día de mañana. Esa escapatoria era el deporte y elegí el boxeo.
¿Tardaste poco en darte cuenta que algún día podría ser campeón?
Muy poquito, la verdad. En seguida empecé a amarlo. Y cuando tú amas algo, estás dispuesto a pagar un precio muy alto y quieres autoengañarte de que sí puedes hacerlo. Yo enseguida me dí cuenta que quería ser campeón del mundo y, por tanto, podía serlo.
Eres un tipo muy familiar y, aprovechando que estamos hablando de cuando empezaste, quería preguntarte: Si alguna de tus hijas llega y te dice un día 'papá quiero ser boxeadora', ¿cómo lo verías tú?
Pues la ayudaría a que cumpliera su sueño. Como padre, tengo que ayudarlas y no puedo decidir por una persona. Tengo que ubicarme solamente en ayudarlas y que cumplan su sueño. Cada uno tiene que cumplir el sueño que se propongan la vida. Yo no puedo cortarle las alas a nadie.
¿Tú cómo se lo dijiste a los tuyos?
Pues yo le dije: 'Mama, quiero ser boxeador'. Y me dijo: 'No hijo, que te van a pegar mucho. Eres muy pequeño y te van a hinchar a palos, que tú no vales para esto y nos vas a hacer perder dinero. Y yo lloraba y le lloré a mi padre. Mi padre me dijo: 'Mira, yo te voy a apuntar a boxeo, pero en casa no sobra el dinero y si te compramos todo no hagas como tus hermanos. Nunca me pidas que te apunte a nada. Vamos a esforzarnos para pagarte las clases, pero si te rindes, que sepas que esta será tu última oportunidad'. Y así fueron las cosas. Así fue mi decisión y la decisión de mis padres.
Para 2022 tienes decido poner el punto y final a tu carrera.
Un año más en el boxeo y me retiro.
¿Solías pensar durante todos estos años de trayectoria en cómo sería tu final?
No, eso es algo en lo que no he estado muy pendiente porque voy nada más que cumpliendo objetivos y luchando con mi mente para poder hacerlo.
Me gustaría retirarme como campeón del mundo y hacerlo en Las Vegas
¿Y cómo te gustaría irte?
Me gustaría retirarme como campeón del mundo y hacerlo en Las Vegas. Es la cuna del boxeo. Imagínate ese momento para una persona que se sube allí al ring y poder decir 'me retiro en Las Vegas y en una pelea estelar por mi campeonato del mundo'. Eso es increíble. Para mí, para mi historia y para mi vida.
Lo que está claro es que cuando llegue el día, Kiko Martínez ya ha dejado su legado. Tal y como hizo Javier Castillejo antes.
Es increíble. Es increíble para mi historia y para la historia del boxeo español. De verdad que es una satisfación increíble. Yo le veía pelear por el Canal Plus cuando era un niño y también me iba a Madrid a verlo en directo. Es increíble poder estar al lado de él en la historia.
Estamos en una época en la que se vuelve a hablar de boxeo en España y eso tiene que ser especial para alguien con tantos años de carrera.
Creo que el boxeo español está en un momento increíble. Está en un momento espectacular y creo que las televisiones tienen que empezar ya a apostar por el boxeo para que empecemos a subir para arriba. ¿Una segunda era dorada? Claro que sí y en poco tiempo pasará todo eso. Potencial hay.
Para acabar, ¿qué consejo daría un campeón como tú a todo aquel el que quiera triunfar como tú lo has hecho?
Que pague un precio. Que pague el precio que hay que pagar para ser campeón. Que se cuide y que esté centrado en su deporte, que todo valdrá la pena. Yo he hecho muchos sacrificios en mi carrera y todos han valido la pena.
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