Lia Thomas, que había levantado una ola de controversia después de sus últimas actuaciones, ahora ha sido derrotada por otra nadadora transgénero. O nadador. Iszac Henig (Menlo Park, Estados Unidos; 2001), que pertenece a la Universidad de Yale, inició la transición de mujer a hombre en verano. Aún así, a pesar de su apariencia masculina, sigue compitiendo en categoría femenina. Este pasado sábado llegaba por delante de la nadadora de la Universidad de Pensilvania. Por detrás llegarían el resto de mujeres.
Henig ganó de manera impresionante los tres eventos de la Ivy League. Superó a Thomas tanto en el 100 libre como en el 400. Además, estableció un récord de la competición en el 50. Con la polémica sobre las nadadoras transgénero en su punto más caliente en Pensilvania, los comentarios contra la presencia de este tipo de deportistas han crecido: "Un hombre acaba de aplastar al equipo femenino".
Esta oleada de comentarios comenzó con los éxitos de Lia Thomas. Ella, que pasó de ser un hombre a una mujer, sí había participado anteriormente en la categoría masculina en concursos de natación. Después de su transición, compitió con el equipo femenino y ganó notablemente la prueba estilo libre en el evento Zippy Invitational en Akron, Ohio. Lo hizo con una ventaja de 38 segundos sobre la segunda clasificada, una mujer de nacimiento.
El caso de Thomas está claro, ya que cumple con las normas de la NCAA en cuanto a la reducción de testosterona. El de Henig también, porque no tiene esta hormona en su cuerpo. Pero no están tan claros estos límites para el resto de deportistas femeninas, que habían considerado boicotear el evento por su participación, pero estaban preocupadas por ser etiquetados como transfóbicas y por poder quedar excluidas del campeonato.
La decisión
"Como estudiante atleta, salir del armario como un hombre trans me puso en una posición extraña. Podría comenzar con las hormonas para alinearme más conmigo mismo, o esperar, hacer la transición social y seguir compitiendo en un equipo de natación femenino. Me decidí por lo último", explicaba en julio de 2021 en una columna en el New York Times, unos meses después de decidir que no se sentía bien consigo misma y que quería cambiar por completo su vida.
Según una de sus últimas publicaciones de Instagram, Henig se sometió a una cirugía superior y espera competir pronto en la sección masculina. "Valoro mis contribuciones al equipo y reconozco que mi infancia no depende de si hay más o menos testosterona corriendo por mis venas. Al menos, eso es lo que trataré de recordar cuando me ponga el traje de baño de mujer para la competencia y recuerdo un yo al que ya no me siento apegado", explicaba en la publicación del pasado verano.
La clave está en la testosterona. Al no haberse sometido al tratamiento para subir los niveles de esta hormona en su cuerpo, puede seguir compitiendo en categoría femenina. Henig asegura en una entrevista en el portal SwimSwam que ha experimentado "mucha pérdida de masa muscular y pérdida de fuerza", desde que inició la transición.
La normativa
El ritmo vertiginoso de Thomas en la piscina atrajo el escrutinio de quienes cuestionaban si las mujeres transgénero deberían competir contra los hombres biológicos. Lia recibió apoyo de la competición y su universidad: "La Ivy League reafirma su compromiso inquebrantable de proporcionar un entorno inclusivo para todos los estudiantes-atletas mientras condena la transfobia y la discriminación en cualquier forma".
Las reglas actuales de la NCAA requieren que las atletas trans como Thomas completen un año completo de tratamiento de supresión de testosterona antes de poder practicar deportes femeninos. Según NBC News, Lia completó dos años y medio de tratamiento. Esta misma norma no se aplica para Henig, ya que hormonalmente sigue siendo una mujer para la competición y su universidad. Pasan controles específicos, así que deberían de confiar en los registros obtenidos.
Aún así, esto sigue provocando crispación. El caso de Thomas provocó que Cynthia Millen, nadadora profesional, renunciara de su puesto al considerar que era tremendamente injusto que los 'hombres biológicos' compitieran con mujeres. Nancy Hogshead-Makar, campeona olímpica, declaró en el Daily Mail que es "como competir contra alemanes drogados": "Las mujeres trans deben demostrar que han perdido su ventaja de pubertad masculina ligada al sexo antes de competir con mujeres".
El debate sobre la adaptación de las personas trans al deporte profesional abre un nuevo cisma con el caso de Iszac Henig. La necesidad de que se estandarice a nivel global una postura clara sigue apremiando, mientras el Comité Olímpico Internacional ha dejado a cada federación decidir cómo actuar. Las desigualdades siguen creciendo entre las deportistas y esto supone que muchas de ellas quieran dejar de competir de forma profesional.
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