No pudo ser. España cayó en la final del Europeo de balonmano ante Suecia en un partido que llegó en un puño hasta los últimos segundos. El equipo sueco dispuso de una pelota de partido en la última posesión que supieron aprovechar después de que no fuera señalada una clara falta sobre Joan Cañellas en el ataque anterior. [Suecia 27-26 España: Narración y estadísticas].
El encuentro se decidió gracias a la señalización de un polémico siete metros cometido precisamente por el '21' de la selección española con el tiempo ya cumplido. Gonzalo Pérez de Vargas no pudo detener el lanzamiento y España no consigue revalidar así su trono europeo ganado en las últimas dos ediciones del torneo continental.
Los 'Hispanos' se han quedado en la orilla después de tanto remar. El sueño de ganar tres Europeos de forma consecutiva se esfumó en un final de partido polémico y agónico. La falta no señalada sobre Joan, que después cometió sin querer ese fatídico siete metros, ha terminado condenando las aspiraciones y las ilusiones de un equipo que ha vuelto a demostrar su grandeza.
En una ocasión más, inmersa en un proceso de renovación, esta selección ha vuelto a ser la de los grandes días. Una plata que ahora sabe a derrota después de haber comandado el marcador durante buena parte de la segunda mitad, pero que hará crecer a un equipo llamado a cotas muy altas.
España volvió a ser superior en la segunda mitad, como ante Dinamarca, especialmente hasta los últimos diez minutos de partido. Ahí, la aparición de Palicka, que ya había sido clave en el inicio, permitió a Suecia abrir una renta de dos goles que parecía definitiva. Los de Jordi Ribera consiguieron empatar y llegar vivos al desenlace del choque. Y ahí, la mala fortuna y las decisiones controvertidas de los colegiados mostraron la cruz de la moneda para España.
Poco antes, una acción de Aleix Gómez desde el extremo pudo decantar también la balanza del lado nacional, pero se encontró con un intratable Palicka. El reconocido como MVP del partido ante los daneses no estuvo tan acertado como el viernes, pero se mostró casi infalible desde los 7 metros y terminó de nuevo el choque como el máximo goleador del equipo con seis tantos.
Un inicio complicado
El inicio de partido para España fue duro, al igual que ante Dinamarca. Cinco minutos de sequía anotadora que terminaron con un golazo de Agustín Casado de tiro cruzado. Los de Jordi Ribera sufrían en defensa mientras su rival abría rentas de dos tantos a su favor. Todavía no había llegado el momento de Corrales, pieza clave de los intereses de los 'Hispanos'. Los principales apuros estuvieron en la defensa de la zona de pivote, por donde los suecos causaban estragos.
España necesitaba encomendarse a Aleix Gómez, el héroe en las semifinales y que empezó a ver puerta desde los siete metros. Pero las sensaciones en el inicio no eran buenas. Faltaba fluidez en ataque y en defensa Suecia planteaba situaciones indefendibles para los nuestros. Diez minutos de sufrimiento (5-3).
Jordi Ribera vio que era el momento de asumir más riesgos en ataque y Ángel Fernández se erigía como el líder improvisado con sus tres goles a las primeras de cambio, más de la mitad de los que llevaba el equipo hasta ese momento. Poco a poco, con mejor circulación de balón, España fue encontrando huecos y en el ecuador de la primera parte empataba el marcador (6-6).
Los nuestros salvaron con entereza un momento complicado en el choque, una inferioridad tras una falta de Aleix que le costó los dos minutos. Quien empezó a situarse como uno de los nombres propios de la primera mitad fue Palicka. El portero de la selección sueca ha demostrado durante todo el Europeo su capacidad para detener balones claves, pero también para anotar goles aprovechando los cambios ataque-defensa. Suecia ponía las cosas difíciles, pero España conseguía mantenerse a la estela en el marcador, sin abrir desventajas que superaran los dos tantos.
A medida que avanzaron los minutos, los dos equipos se abrieron en defensa y el intercambio de golpes en ataque tomaba el protagonismo. Ahí las riendas las tomaban Bergendahl y Gottfridsson. El nivel de los 'Hispanos' creció a medida que Joan Cañellas tomó importancia en el juego. Líder en defensa y clave en los bloqueos en ataque, su papel era clave para terminar bien los primeros 30 minutos cuando solo restaban cinco para el descanso (11-10).
Palicka se hacía cada vez más grande con paradas de mucho mérito para evitar que España aprovechara ahora su superioridad. Sin embargo, no pudo evitar que la selección empatara por fin el partido ya dentro de los dos últimos minutos de la primera mitad. Si los nuestros habían arrancado el choque con problemas en ataque, fueron los nórdicos quienes terminaron erráticos en la parcela ofensiva con más de siete minutos seguidos sin ver puerta. Esto lo aprovechó Adrián Figueras para poner delante a España con dos goles vitales tras buenas combinaciones interiores con Tarrafeta (12-13).
La batalla final
El inicio de la segunda parte fue mucho más positivo para España, manteniendo una renta de dos goles de manera continuada. Aleix Gómez, que no estaba siendo decisivo en el juego en estático, sí estaba sabiendo mantener la presión desde los siete metros. Lo cierto es que la segunda mitad comenzó siendo un espectáculo ofensivo por parte de los dos equipos. En España, Gedeon Guardiola hacía estragos sabiendo aprovechar los huecos interiores.
Las defensas, más desdibujadas que en la primera mitad, no eran capaces de imponerse a los ataques. Los suecos se encomendaban a un inspirado Bergendahl, autor de cinco goles hasta el momento, para mantenerse en la pelea. Los diez primeros minutos transcurrieron con intercambio de golpes entre los dos equipos. Quizás el cansancio de todo el Europeo empezaba a hacer mella de cara a una batalla que prometía llegar hasta el final de manera apretada.
En el ecuador de la segunda mitad, Jordi Ribera decidió introducir una variante importante dándole la oportunidad a Gonzalo Pérez de Vargas para volver a subir el nivel defensivo. Suecia había superado sus problemas de cara a gol y se situaba ahora un tanto por encima de manera sistemática. Los nuestros habían perdido brillo ofensivo y entraban en un parcial de 10-8 que podía ser muy peligroso.
España cargó su juego sobre el pivote gracias a la lucidez que estaba mostrando Agustín Casado en las combinaciones interiores. Sin embargo, Palicka continuó siendo un muro difícilmente franqueable. El oro en Hungría se ponía más caro que nunca, pero había tiempo todavía para una reacción. Desde el banco, Ribera pedía más apoyo en defensa donde era Gurbindo quien llevaba la voz cantante. Sus robos le dieron vida a los 'Hispanos' en la segunda mitad (22-21).
El partido entró en los últimos diez minutos con máxima igualdad. Pero la tranquilidad duró escasos segundos. Un robo de Wanne sobre Tarrafeta provocó que Suecia abriera una pequeña de renta de dos goles, lo que supuso un shock para los 'Hispanos'. Rápidamente apareció Aleix Gómez para anotar desde el extremo y seguir manteniendo vivas las aspiraciones nacionales, pero fue un espejismo.
El combinado sueco estaba haciendo mucho daño desde los costados mientras que la figura de Palicka volvía a aparecer para ser clave con paradas de mucho mérito. Con una desventaja de dos tantos y muchas dificultades para penetrar en la defensa rival, España consumió los últimos instantes del partido intentando la heroica sin éxito para revalidar el título europeo.
Aunque no estaba todo dicho, ya que el torneo continental terminó con polémica. Una falta no señalada sobre Joan Cañellas le dio a Suecia la oportunidad de tener un balón más cuando todavía restaban segundos en el reloj. Ataque por el costado derecho y el propio Joan cometió una falta en el peor momento posible. Los colegiados decretaron la infracción como siete metros y, con el tiempo cumplido, Suecia anotó el definitivo 27-26 para explotar de euforia.
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