LaLiga rompió la banca con un acuerdo histórico que marcó un antes y un después en el fútbol español el pasado mes de agosto. Se aliaba con CVC Capital Partners a cambio del 10% de la nueva sociedad que se ha creado por 2.700 millones de euros. Este holding sigue ampliando su huella en el deporte y se ha fijado en el voleibol. Como pasará con el pádel, será a costa del circuito que ya existía en el mundo para crear uno nuevo y contra el que la mayoría de los jugadores se ha levantado en armas.
El antiguo propietario del Mundial de Fórmula 1 ha firmado un acuerdo con la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) por el que invertirá 300 millones de dólares en el desarrollo de este deporte. Para desarrollar esta asociación se ha creado Volleyball World. Este organismo se encargará de la gestión comercial de los principales eventos internacionales de voleibol y voleibol de playa, con la intención de aumentar los ingresos para proceder a la reinversión que garantizaría "el éxito a largo plazo del deporte".
A priori, parece una buena noticia para el cuarto deporte más popular a nivel mundial, con más de 800 millones de seguidores. Pero el fondo de inversión pretende instaurar un nuevo circuito que dejaría fuera al 90% de las parejas en 2022. Solo permitirá participar en los torneos de mayor prestigio a los 16 mejores tándem del ranking. El acuerdo, que se firmó el año pasado, ha visto la luz ahora con las nuevas ideas que ha propuesto el holding y los jugadores están muy preocupados con esta situación.
La asociación que aglutina a todos ellos remitió el pasado lunes una carta a la federación internacional para pedir cambios sustanciales en el modelo de competición diseñado para esta temporada. Acercamiento que espera respuesta antes del día 14 y que trata de evitar lo que ellos consideran que sería un desastre para su deporte y para el futuro de la mayoría de las parejas del circuito. A la guerra del fútbol, CVC suma esta con los principales actores del mundo del voleibol en su contra.
Decisión radical
El problema principal radica en la nueva organización de los torneos del circuito masculino y femenino. Los de mayor rango, denominados a partir de este año Elite 16, estarán limitados a las 16 parejas con mejor ranking, dejando al resto condenadas a competir en los torneos Challenge, una especie de segunda división muy devaluada. Es como si el tenis cerrara los Grand Slam solo para los mejores. Es una decisión similar a la primigenia Superliga que detestaba uno de los principales socios de CVC, Javier Tebas, el presidente de LaLiga.
El nuevo calendario diseñado para 2022 propone apenas nueve citas para el circuito Elite 16 y ocho para el Challenge, las primeras entre marzo y principios de abril y las últimas en octubre. Esto es un grave inconveniente para un deporte muy precarizado en el que los ingresos a duras penas dan para dedicarse de forma íntegra a la actividad deportiva sin tener que apoyarse en vidas laborales fuera del profesionalismo. Además, también es un problema para mantener la forma física y competitiva al 100%.
Los jugadores se han quejado formalmente. Las demandas de la misiva enviada a la FIVB buscan, entre otras cosas, que se abran los torneos Elite 16 a más parejas con una previa en la que el resto de jugadores puedan tener la opción de terminar en el cuadro final.
Todo se entiende a través del trasfondo económico. CVC ha optado por dar cabida solo a 16 parejas, abaratando los costes: menos infraestructura necesaria, menos árbitros y menos días de competición. No se entiende que con la inversión que han hecho no traten de hacer los eventos más grandes, aunque ellos defienden que generará más interés.
CVC en el foco
El voleibol tiene una alta participación en mercados claves como Italia, Brasil, Japón, Polonia, China y Estados Unidos, motivos que han llevado a CVC a invertir. A lo que se une el hecho que fue el deporte más visto en los Juegos Olímpicos de Rio 2016, con 2.600 millones de horas de visionado en todo el mundo. El objetivo es que este contexto siga creciendo en cifras y los ingresos que se generan también se multipliquen. El problema es que lo van a hacer a costa de los jugadores.
Aún así, el objetivo último de CVC es hacer lo mismo que ha hecho con otros mercados en los que se instaló. Hasta 2006 fue propietario de MotoGP, que desde entonces está en manos de Dorna Sports. Meses antes, a finales de 2005, CVC había adquirido el 65% del negocio de la Fórmula 1, que vendería diez años más tarde a Liberty Media por 4.000 millones de euros. Quisieron fusionar los dos mercados, pero la Comisión Europea les paró los pies. No tienen interés en el voleibol, tienen interés en la marca.
Cabe recordar que en sus intentos por entrar en otras ligas europeas han fracasado siempre. Fallaron en Italia y Alemania. Tampoco sacaron adelante un nuevo proyecto de fusión de ATP y WTA. Las ramas de CVC siguen apareciendo por el mundo del deporte y, tras las incorporaciones que hicieron durante 2021, tiene pinta de que seguirá participando en nuevos acuerdos. Mientras tanto, los jugadores de voleibol intentarán mantener su participación en el circuito.
[Más información: Real Madrid, FC Barcelona y Athletic emprenden acciones legales contra el acuerdo LaLiga - CVC]